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Las etiquetas políticas

    
Félix Arbolí [colaboraciones].-

Con ocasión de mi anterior artículo sobre Podemos, he tenido comentarios para todos los gustos, aparte de los que figuran en estas páginas. La libertad de opinión consiste en eso. Soy un convencido de que en la diversidad de criterios razonados y sin acritud, se puede llegar a ese punto equidistante donde encontrar y no enfrentar posturas divergentes. 

No es bueno formar parte de esa legión de indiferentes que se tragan sus ideas y opiniones como si fueran pipas de girasol y dan por bien hecho lo que les dicen, aunque sepan que está mal. No me gustan tampoco los que disconformes con la  realidad que vivimos, -que soy el primero en deplorar y denunciar-, han aprovechado mi artículo  para exponer sus criterios, que respeto, pero no el que me hagan responsable y defensor de este gobierno. Algo indefendible, pues es el causante de las continuas angustias que sufren los españoles más vulnerables y oprimidos.       

Me da la impresión de que no me comprenden o tergiversan mis opiniones. Me tachan de ser de derechas y ya me tienen harto con esa dicotomía derechas e izquierdas en la que los intolerantes de uno y otro lado intentan clasificarnos. No todo ha de ser blanco o negro, rojo o azul, me gusta también el gris y el verde. Me son válidos todos los colores si dejan pasar y admirar la luz de la esperanza y la justicia social.

Mi única ideología es España y mi ilusión que todos, sin excepción, formemos parte de ella en una convivencia pacífica, un bienestar asegurado y una distribución de recursos más justa y necesaria, eliminando privilegios obsoletos y castigando a gentes sin escrúpulos que viven a costa de lo que roban al pueblo. 

Busco y deseo esa persona que sin rencores acumulados, con la conciencia limpia de indignidades y prejuicios del pasado,  sea capaz de enderezar nuestra caótica situación. Me es totalmente indiferente que sea bajo una corona real o mural. Ya he dicho que busco la persona, no siglas o símbolos.  

NI HERODES NI PILATOS

Insisto que iba a votar Podemos, porque pensaba que era el espíritu y la voz de un pueblo sin resabios, ni revanchismos, reclamando sus derechos y buscando una democracia pacífica. No hace falta usar la violencia para cambiar de régimen o gobierno, pues existen unas urnas en las que el pueblo elige voluntariamente a sus gobernantes y si se equivoca o le engañan, como ocurrió en las últimas generales, puede reaccionar y mandar a plantar cebollinos a los que hayan sido ineficaces o estén implicados en deleznables y turbios asuntos judiciales.

Intranquilo ante lo que proclamaban los líderes de esa nueva formación política, opté por abstenerme. Había otros nuevos, pero no aclararon suficientemente su ideario y referencias y no me apetecía salir de Herodes para encontrarme de bruces con Pilatos. Lo que sí tenía firme es no votar a ninguno de los que nos han llevado a la ruina más espantosa de nuestra historia. Tendrían que cambiar todos los que hoy figuran y mangonean, para volver a votarlos

No sé cómo demostrar de una vez que no soy de derechas, ni de izquierdas, ni monárquico, ni republicano, ni rojo o azul. Soy sencillamente un español que ama a su Patria, le duelen los males y problemas de sus gentes y siente una gran  repugnancia por los que pudiendo deshacer este entuerto no lo hacen, por  complicidades e intereses bastardos, comodidad en su manera de vivir y un compadreo vergonzoso con el poder  financiero y esas sociedades secretas de políticos y magnates poderosos que intentan someternos a ese NOM, aunque hundan al pueblo en el hambre y la miseria. Y esto no es demagogia, es una triste y amarga realidad.

FAMILIARES EN AMBOS BANDOS EN LA GUERRA CIVIL

Como todos los españoles de mi generación, que ya vamos de retirada, he vivido la guerra en toda su plenitud y he tenido familiares directos en los dos bandos. Combatiendo en ambas trincheras. Un primo, primer caído falangista de mi pueblo, a los 17 años. Su tío carnal y tío mío también, director general de seguridad durante el Frente Popular, masón grado 33  y firmante con Carrillo del episodio de Paracuellos.

Mi padre, era apolítico y continuó en su cargo de secretario del Ayuntamiento de Chiclana hasta su muerte bajo la monarquía, la república, el Frente Popular y los primeros años del franquismo. Un hermano suyo, oficial de Marina, asesinado en Cartagena a bordo del acorazado España, cuando se sublevó la dotación contra sus jefes y los arrojaron al mar con una piedra atada al cuello.

Mi madre, como gran parte de las mujeres de su época, poco dada a las cuestiones políticas y menos aún sabedora de la realidad pues la información entonces no era nada precisa.

Unas tías, madre y hermanas del anterior director general de seguridad, presas y vejadas por falangistas en condiciones infrahumanas, a pesar de la ancianidad de la madre y el hecho de que ellas fueran ajenas a los tejemanejes y el cargo que ostentaba su hijo y hermano en Madrid. 

Fue muy duro y doloroso  su encierro, pues carceleros y celadoras creían ver en ellas a la representación de Satanás, por el “delito” de ser  madre y hermanas de un destacado adversario político. Yo las recuerdo en un furgón, custodiado por camisas azules armados camino de la prisión.  

RISAS DE HIENAS Y LÁGRIMAS DE COCODRILOS

Cosa rara el que les permitieran despedirse de nosotros, que jugábamos en la Alameda de Lora chiclanera, al cuidado de la niñera, pues éramos unos críos. No sabíamos adónde las llevaban y el por qué. Hay escenas y momentos que no se borran de la mente y éste es uno de ellos. Otro primo, capitán de Regulares en la guerra y edil por el partido comunista en su pueblo después de la contienda y de Franco. 

¿Puedo sentirme identificado con alguno de los dos bandos, donde padres, hijos y familiares se hallaban enfrentados? Envidio a las nuevas generaciones que se han evitado tener que vivir, sufrir y recordar estos episodios tan trágicos.

Solo pido, por favor, que no me coloquen etiquetas políticas, pues no las he tenido de joven  y sería un insensato si a mi edad me dedicara a politiquear en esta selva donde más  que el rugir majestuoso de los leones y la casi alada carrera de las gacelas, se oyen las risas siniestras de las hienas y las traidoras lágrimas de los cocodrilos.

5 comentarios:

  1. Hola Sr. Arbolí, comprendo perfectamente su postura porque aunque un poco más joven que Ud., la comparto totalmente.

    He ahí el problema Sr. Arbolí, cuando Ud. dice... “Mi única ideología es España”, a muchos que están queriendo que España no sea un “todo” que nos acoja y nos haga caminar unidos, se les revuelven las tripas pensando en algo para ellos utópico puesto que lo que buscan es el trono del poder incluso sin que nadie se lo de en las urnas.
    Hay una especie de “revanchismo” o venganza aplazada de posguerra, que por lo visto, aquel acuerdo llevado acabo por aquellas fuerzas políticas de la transición no sació.

    Porque esa es otra, estas urnas para ellos no son válidas, están corrompidas como la mayoría de políticos que salen elegidos de ellas.

    Con todo mi respeto Sr. Arbolí, le tacho de “iluso”, por creer que el corrupto sanará el sistema, eso lo veo imposible y creo tristemente –aunque por suerte nosotros no lo veremos- el cambio de sistema y renovación tendrá que ser violento. El perro tiene ya tantas pulgas que no se extinguirán sin acabar con este.

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  2. Yo creo que PODEMOS va a gobernar. Por eso, es urgente que tengamos claro qué es lo que tenemos que “poder”. ¿Qué podemos? ¿Podemos acaso lo imposible?

    Tras las elecciones europeas escuché entre mis colegas del gremio de filosofía una muy interesante definición de populismo (pues, naturalmente, se veía en lo de PODEMOS una victoria del populismo). El populismo, se decía, es “presentarse a las elecciones prometiendo lo imposible a sabiendas de que es imposible”. Es una definición muy interesante. A mí se me ocurrió una variación inmediata: “llamo populismo a prometer lo imposible a sabiendas de que yo voy a hacer todo lo posible para que sea imposible”. O mejor aún: “a sabiendas de que si yo quiero que sea imposible será imposible, porque aquellos a los que yo voto tienen la sartén por el mango”. En este sentido, el Frente Popular en el 36 habría sido populista: ganó las elecciones prometiendo lo imposible. Para demostrar que era imposible, algunos se movilizaron bastante y montaron una guerra civil y cuarenta años de franquismo. Y así resultó imposible.

    No deja de ser curioso, aunque sea anecdótico, que entre los que suelen subscribir esa definición, muchos saben de lo que hablan. Fueron ellos, precisamente, los que, de jóvenes, pidieron lo imposible siguiendo la estela del 68. “Pidamos lo imposible” y “La imaginación al poder” son unas divisas muy juveniles, pero se desgastan pronto con la edad. Pasan los años, y al final, eso suena a populismo.

    El caso es que esa vía para desprestigiar a PODEMOS no les va a funcionar. Porque el diagnóstico no puede encajar peor. Ya les gustaría que PODEMOS fuera eso, pero no lo es. En muchos sentidos es más bien lo contrario. Los jóvenes de PODEMOS no han pedido ni piden lo imposible. Yo creo firmemente que el germen de PODEMOS remite a Juventud sin Futuro y después al 15M. Ahora bien, JSF no pedía lo imposible. Todo lo contrario, en cierta forma, sus reivindicaciones sonaban muy conservadoras: se reclamaba el derecho a un trabajo, a una pensión (¡y eran jóvenes!), a una vivienda, a una familia, a poder estudiar en una enseñanza estatal... Se trataba, más bien, de conservar todo aquello que los revolucionarios neoliberales estaban destruyendo, como por ejemplo, los derechos laborales más elementales. Unos jóvenes muy conservadores, por tanto, frente a unos revolucionarios muy poderosos. Ahora son ellos, la casta más rica del planeta, los que piden lo imposible. El 1% de la población mundial pide lo imposible al 99%. Y lo imposible se hace realidad todos los días. Eso lo comprobamos en facebook cotidianamente: no hay forma de distinguir ya las noticias en broma de las noticias de verdad. No aciertas ni una. El sólo hecho de que la estación de metro más emblemática de Madrid se llame Vodafone Sol es un experimento dadaísta irrealizable que, sin embargo, todos los días se hace realidad. La mera existencia de un ser como Cristobal Montoro a mí me parece científicamente imposible. No es posible que estemos gobernados por caricaturas. Pero lo estamos. Viéndolo ahora, uno diría que la existencia de Jose María Aznar es metafísicamente imposible, y, sin embargo, gobernó por dos legislaturas. Vivimos en un imposible cotidiano.

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  3. Nace Municipalia, un espacio de confluencia para "ganar Madrid"

    Activistas de movimientos sociales y organizaciones como Podemos, IU o Equo han puesto en marcha este proyecto abierto con el objetivo de conformar una lista ciudadana que sea capaz de ganar el Ayuntamiento de la capital en las próximas municipales

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  4. Al anónimo 2: La niñera que nos cuidaba nos vio nacer y cuando murió mi padre y perdimos todo y tuvimos que pasar hasta hanmbre, ella se quedó con nosotros sin conrar, `pues no le podiamos pagar, por el amor a la familia y el cariño a "sus" niños que los había visto nacer y los habçía cuidado. Incluso despyués de c asarse, continuamos viéndonos y tuvimos una gran amistad y cariño con su marido. Y o la quise como una segunda madre y sienmpre la reco4rdaré. Mi padre, que murió antes de los cuarenta años, era el sec retario del Ayunbtamiento de Chiclanma y muy malo no debía ser cuando estuvo en su puesto con la monbarquía, la república, el Frente OPopular con el Alcalde don Javier y en los primeros alños de F4ranco en que murió, antes sde acabr a la guerra. Su huella y respeto en Chiclana aún sigue vivo. Antes de verter y "poner en su sitio" a nadie, hay que saber las circunstancias de esa persona y no lavar el coco para destilar la bilis. Parec3e mentira que sea usted de un pueblo donde el odio y la revancha no existierion ni durante la guerra, en el que tuve el privilegio de nacer y al que siempre llevo en mi mentte y en mis sentimientosd. Peor que su familia, no lo pasamos nosotros, se lo puedo asegurar, cuando muirió mi padre y no por ello ingtento ofender a nadie. Y lo digo sin ac ritud, ni rencor.

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  5. El 2 es un guachinnay que va de progre sin serlo. Las criadas, niñeras o empleadas del hogar han existido, existen y existirán siempre, gracias a Dios. No es nada indigno ni que haya gente que las contrate, porque gracias a ello tienen un trabajo, y no está siempre mal pagado o se hace bajo cuerda. Las clases pudientes necesitan este tipo de empleadas, como en sus negocios necesitan otros. No sé qué tiene de malo tener niñera en casa y pagarle por su trabajo. Lo mismo que al que trabaja en una fábrica o en cualquier otra empresa.

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