Reflexiones ante la abdicación del Rey

Félix Arbolí [colaboraciones].-

La abdicación del Rey nos ha cogido a todos por sorpresa, como suelen ocurrir los asuntos importantes y trascendentales en este país. Nos enteramos de lo que va a suceder, cuando ya ha sucedido. Dicen que esta decisión la había tomado el monarca en enero. No era esa la idea que nos quiso dar en su mensaje de Navidad, cuando advertía que no pensaba abdicar, sino seguir sirviendo al país hasta que las fuerzas mentales y físicas lo permitieran.  

Sus palabras exactas no las recuerdo, pero era la idea que nos quiso transmitir. Cuando  su estado físico parecía recuperarse y reiniciaba sus actividades promocionando la “marca España”, entre sus amigos los reyes de los “petrodólares” y políticos relevantes a escala internacional, nos da el desayuno con su renuncia.

Las frecuentes apariciones públicas y en actos oficiales del príncipe, daban a entender que se le estaba preparando para el gran salto a la realeza y jefatura del Estado. La que parecía no entender el asunto era su controvertida esposa Leticia, que reclamaba ejercer sus obligaciones como si se tratara de una simple funcionaria y dentro de un horario laboral, pero sin desdeñar los privilegios que como princesa de Asturias le correspondían.

Incluso en sus salidas nocturnas con amigas y asistencia a conciertos de rock y otros eventos. A nadie le amarga el caviar, aunque esté habituado a las lentejas y la tortilla de patatas. No sé si en su nueva condición cambiará su actitud y aceptará de buen grado y con eficacia sus obligaciones protocolarias y oficiales.

La marcha voluntaria del Rey, no me ha convencido, ni me ha agradado. Creo que ha debido ocurrir algo inesperado y de cierta gravedad, que la haya apresurado. Yo incluso he pensado que el incremento de votos de la izquierda más radical, con su innegable carga de republicanismo a ultranza, en las últimas elecciones, ha podido acelerar esta decisión, pues ahora son mayoría en las Cámaras Alta y Baja los votos populares y socialistas, respetuosos con la institución y el cambio propuesto, pero nadie puede garantizarlo en una  próxima consulta popular si la Jefatura del Estado no se encuentra ya instalada y consolidada.

ESPAÑA NECESITA UN CAMBIO

Es mi apreciación personal. Coloquialmente diría que si ahora no está el horno para bollos, en el futuro, si la mentalidad de los dirigentes y políticos no cambia, la temperatura ambiental puede estar excesivamente elevada. 

Lo que parece deducirse de sus palabras al comunicar su decisión al pueblo, es que ha llegado la hora del relevo generacional. Hace tiempo que España necesita un cambio de rostros políticos.

Juan Carlos ha querido dar ejemplo y lo ha hecho sin traumas (al menos visibles), queriendo indicar a los políticos de la vieja escuela, que andan aferrados al poder como sanguijuelas, que cedan sus cargos a las nuevas generaciones de sus partidos para que España tome impulso y no detenga su camino hacia la justicia y el bienestar social. Si todos los que han hecho de la política su “modus vivendi”, fueran consecuentes con la postura adoptada por el Rey, otro gallo nos cantaría en cada amanecer. Renovarse o morir y los actuales políticos y dirigentes son ya auténticos “zombis”.

No soy republicano, ni monárquico y puedo ser de ambos sistemas si los que figuran al  frente son personas dignas, justas, honestas y eficaces. Somos un pueblo que se pliega fácil a lo que le ofrecen, si recibe garantías de un bien hacer y ejemplar gobernar. Algo por desgracia no muy frecuente en nuestro devenir histórico.

ODIO Y REVANCHISMO

La República que he conocido no me trae buenos recuerdos, ni se gozaba en ella de auténtica libertad individual. Seamos sinceros y honestos y no hagamos caso a los que proclaman lo contrario. A mis recuerdos me remito. A excepción de sus primeros tiempos, donde hubo orden, responsabilidad y justicia social.

Luego llegó el Frente Popular, con esa coalición o pluralidad de izquierdas radicales y nos hicieron vivir en una especie de “Gulag”, donde el que no se sometía a sus  órdenes y caprichos no solo eran encerrados en checas, sino que de ellas salían para ser ejecutados.

Fueron jornadas de odio y revanchismo donde pagaron con su vida todos los que no eran afines a sus ideas, Y esto nada tiene que ver con la cacareada libertad que proclaman los nostálgicos de hoy. Cuando gritar !Viva España!” era subversivo y se sustituía por “!Viva Rusia!”. No sé qué grito nos impondrían los que pretenden regresar pues  ya ha desaparecido el añorado “paraíso soviético”.

Los puños cerrados y gestos de ira, luego se tornaron en manos alzadas y ansias de venganza con nuevas ejecuciones cuando llegaron los azules. Como toda guerra civil fue una etapa cruel y despiadada en las que se enfrentaron padres e hijos incluso  por unos ideales diferentes y si me apuran tan radicalizados unos como otros. España es un país de emociones fuertes y reacciones violentas que admite con recelo todo cambio.

QUE ACABE NUESTRO CALVARIO

Lo que sí creo es que si a la muerte de Franco hubiese sucedido la República, en lugar de Monarquía, la transición no se hubiera producido con la misma ilusión y pacífica convivencia. Ello no quiere decir que no haya ciudadanos honestos y respetables, auténticos patriotas entre los que defienden y aspiran a la República, pero sí que agazapados bajo su bandera tricolor se han refugiado también revanchistas y vengativos dispuestos a armarla en cuanto puedan y les dejen. No se quieren dar cuenta que no es tiempo de odios y rencores, sino de ilusiones y esfuerzos por un bienestar común.

Es absurdo creer que con ese régimen acabarán nuestros males, pues los que lleguen  aspiraran a disfrutar los mismos privilegios que hoy critican a los actuales. Tendremos los mismos abusos, aunque con otros protagonistas e iguales injusticias, con la amenaza de que  sus protestas callejeras o en otros medios, les van a causar severas represalias.

No serán tan permisivos y tolerantes como los actuales. Espero por el bien de las generaciones que me preceden que acabe de una vez nuestro calvario y con nuevo rey o nuevo régimen, salgan beneficiadas España y todos los españoles sin excepción de ideas y colores. Una nueva faceta que añadir a mí ya larga relación de gobernantes y regímenes conocidos y padecidos.