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Indecencia capitalista



Francisco M. Navas [colaboraciones].-

Cuando vuelven a subir los niveles de desempleo, cuando las tasas de paro vuelven a aumentar y se producen de nuevo enormes bajas de afiliaciĂłn a la Seguridad Social, que es la que se encarga, entre otras cosas, de que al final de su vida laboral los que hoy trabajan tengan una pensiĂłn digna en un futuro cada vez más lejano, nos sorprenden bochornosamente en primera página de todos los diarios los escandalosos beneficios de la banca española, de esa misma banca que nos costĂł más de cien mil millones “rescatar”.

¿Rescatar? ¿Rescatar de quiĂ©n? ¿De todas aquellas personas que de buena fe depositaron sus ahorros de toda una vida de sacrificio en las preferentes? ¿De los sueldos millonarios y de las tarjetas negras de sus dirigentes? ¿De su mala gestiĂłn al frente de esos bancos, comprando y vendiendo “productos” tĂłxicos que sĂłlo buscaban especular con el dinero de los demás y que acabaron convirtiĂ©ndose en humo?

Si estás en este mundo, y lees algo a diario, y te informas, y pretendes tener una idea al menos somera de lo que pasa a tu alrededor, hay ya pocas cosas que te producen sorpresa. Todo es tan predecible, que la crónica diaria de la vida política se convierte en una suerte de rutina pegajosa y aburrida que te hace cambiar de canal o, simplemente, apagar la televisión o la radio.

Sin embargo, produce realmente ganas de vomitar el  desparpajo con el que esta verdadera casta neocapitalista de guante blanco saca sus beneficios a la luz pĂşblica, sin pudor, sin vergĂĽenza alguna, ante todo un paĂ­s sumido en una interminable crisis que no sĂłlo no consigue dar trabajo a su ciudadanĂ­a, sino que se ha inventado un nuevo concepto de explotaciĂłn neoesclavista, contratando a la gente, cuando se digna hacerlo, con horarios de locura por sueldos que no te sacan de la pobreza.

LA BANCA NUNCA PIERDE

Ellos, los defensores del libre comercio, del beneficio empresarial sin topes ni control, del neoliberalismo a ultranza, hace ya tiempo que cambiaron las reglas del juego en su propio provecho: donde el capitalismo decĂ­a “Haz negocios; puedes enriquecerte en poco tiempo, o puedes perderlo todo”, ellos han reescrito, con el visto bueno de los gobiernos de derechas y de izquierdas de este paĂ­s: “Haz negocios; el Estado te ayudará a enriquecerte en poco tiempo y si vienen mal dadas, el Estado, esto es, los españoles de a pie, se harán cargo de tus pĂ©rdidas” 

La banca nunca pierde. Y aunque se ofendan cuando se les llama tramposos o trileros, se han ganado estos dos adjetivos a pulso. A mayor nivel de crisis, mayor negocio, mayor beneficio.

Y encima nos alertan, como hace el presidente de BBVA, del peligro de que “aunque reconocemos que se han hecho cosas mal, no podemos arriesgar los inmensos beneficios de la recuperaciĂłn econĂłmica (sus beneficios) en manos de populismos que nos acechan y que acarrearán la ruina econĂłmica del paĂ­s”.

Repasando un poco la historia reciente de España, cuando yo aprobé mis primeras oposiciones como funcionario, mi sueldo se cobraba a través de la Caja Postal, cuyo dueño era el Estado. Allí trabajaban un montón de funcionarios que administraban nuestro dinero sin pérdidas, aunque realizaban a mano los apuntes en nuestras libretas con un bolígrafo Bic de punta fina.

LIQUIDAR LA BANCA POĂšBLICA

LlegĂł la modernizaciĂłn de mano de nuestros polĂ­ticos de turno, y ello supuso primero, para ser “más europeos”, liquidar la banca pĂşblica, a la que acusaban, no se lo pierdan, de competencia desleal con la banca privada, es decir, se atrevieron a desmantelar una banca cuyos beneficios se reinvertĂ­an en nuestro paĂ­s para apostar por otra muy distinta en la que los beneficios iban a parar directamente a los bolsillos de varias decenas de familias vascas, catalanas o madrileñas.

Muchas de las cuentas de la Caja Postal se transformaron primero en un organismo extraño llamado Argentaria para, a continuación, ser regaladas al BBVA.

Los que entonces defendieron que lo privado era mejor que lo público son los mismos que han dilapidado cientos de miles de millones apuntalando los agujeros y la especulación de la desastrosa gestión de esa banca privada a costa de la miseria de muchos millones de españoles.

Algunos de ellos nos gobiernan aĂşn, y tras agrupar todo el negocio bancario en varios entes gigantescos sin ningĂşn tipo de control, ahora tienen puestos los ojos en la privatizaciĂłn de la sanidad, de la educaciĂłn y, cĂłmo no, en la manera de entregar a medio plazo el sistema pĂşblico de pensiones en manos de estos “excelentes gestores”.

INDIGNACIĂ“N

A nuestros polĂ­ticos no les importa en absoluto apoyar sin reservas un modelo financiero administrado por la banca privada, que compra dinero al 0,15% y nos lo presta al 8 o al 9% en el mejor de los casos, con ejecutivos viviendo como marqueses mientras se hallan pendientes sĂłlo de especular con las subidas y bajadas de la bolsa, a la vez que gastan nuestro dinero en dudosas inversiones en terceros paĂ­ses.

Saben que, gracias a esos mismos bancos que protegen tendrán, tarde o temprano, un puesto asegurado en sus consejos de administraciĂłn o en el de las empresas que controlan”.

Al final, tendremos que ser los ciudadanos los que acabemos con este capitalismo indecente porque, de lo contrario, este capitalismo acabará con nosotros. Bastaría con recordar algunas fechas, algunas políticas nefastas, algunos nombres, e ir elaborando una pequeña lista con ellos para, conforme se van acercando las sucesivas elecciones en las que nos toca participar este año, ir eliminando de nuestras respectivas opciones de voto aquellas en las que algunos de estos nombres reaparezcan.

Y ojo: la indignaciĂłn de la gente con este saqueo de lo pĂşblico se palpa en el ambiente. Por eso se ponen tan nerviosos con las encuestas.      

1 comentario:

  1. Comparto casi todo, menos lo de capitalismo. Capitalismo viene de capital, y sĂłlo veo deudas, nĂşmeros digitales y papeles pintado. ¿DĂłnde esta el capital?.
    Acabar con los bancos es muy fácil, sólo hay que dejar de usarlo o usarlo lo imprescindible. Pero es muy comodo usar la tarjeta y crear dinero de la nada. Así os va al mayoría, el 27% de la población española ya esta en la pobreza y gran parte de la juventud sin futuro.

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