Carmena, te quiero
Francisco
M. Navas [colaboraciones].-
Acabo de
terminar de ver una entrevista a Manuela Carmena
en el programa Al Rojo Vivo y no he
tenido más remedio que ponerme a escribir estas líneas. De ahí el titular de mi
artículo.
En primer
lugar, esta señora, senil para algunos, inmensamente humana para muchos de
nosotros, tiene la virtud de ser querida por las cámaras televisivas. Sus
intervenciones públicas nunca dejan indiferente a nadie, y aun cuando puede que
no agrade a todo el mundo, siempre acaba tumbando por goleada a sus oponentes
políticos con su sinceridad, su aplomo y, por qué no decirlo, con su bondad y
sencillez.
Manuela
Carmena representa a ese tipo de personas que dignifican el oficio político.
Cuando vemos a tanto mamarracho o mamarracha anunciando interminables
catástrofes, diagnosticando la realidad política española como en permanente
crisis, insultando y descalificando a diestro y siniestro, pregonando la
llegada de plagas y fantasmas inexistentes, la serenidad de Carmena en directo,
sin papeles, con esa sonrisa entre socarrona y sabia, nos transmite una
tranquilidad y un sosiego que la gran mayoría de la clase política parece
empeñada en soliviantar a diario.
Recuerdo
de ella frases históricas, como cuando ante las críticas venenosas y
desmesuradas de nuestra querida Esperanza
Aguirre, la cazatalentos, que más que cazar talentos se consumó como
experta en cazar chorizos, ella, Carmena, serena como siempre, lejos de
contraatacar con todo el derecho del mundo contra lo que suponía una sarta de
difamaciones hacia su persona, dejó caer aquello de: “Bueno, sé lo que dice de mí Esperanza Aguirre. Pero, ¿qué quiere que le
diga? Yo creo en la reinserción”. Sublime, sencillamente sublime.
NO HAY
COLOR CON SUS CONTRINCANTES
Ferreras ha vuelto a apuntarse un nuevo tanto
en cuanto a la oportunidad y actualidad de las entrevistas que propone. Si la
ciudadanía madrileña, tras presenciar la entrevista a Manuela Carmena, se
atreve a no votarla, es que esa misma ciudadanía no cree en la decencia, en la
honestidad, en la experiencia, en la humanidad, en el más amplio y digno
sentido de la palabra.
No hay
color entre esta mujer y el resto de sus contrincantes políticos. Sin ofender a
nadie, su forma de expresarse serena, lúcida, deja a la altura del betún al
resto de adversarios, especialistas en decir mentiras como catedrales, crear
alarma social y no ofrecer ninguna garantía, visto lo visto, de que vayan a
cumplir ni una sola coma de lo que prometen a boca llena en sus programas
políticos.
El broche
de la entrevista lo ha bordado Carmena cuando Ferreras le ha puesto las
declaraciones de la solitaria y huérfana diputada en Cataluña por el PP, Cayetana Álvarez de Toledo, sobre su capacidad
como persona, en función de su edad. Carmena ha realizado, con la elegancia que
la caracteriza, un alegato sin precedentes, sobre la experiencia, la
inteligencia y la madurez de las personas mayores que aportan lo mejor de sí
mismas a la sociedad y, precisamente por haberlo visto casi todo, a la política
diaria de este país cainita que se afana más en destruir al contrario que en
resolver los muchos y muy graves problemas que la ciudadanía tiene planteados.
Y de camino, con la elegancia que la caracteriza, la ha tachado de ignorante.
Creo que se lo merece.
EL BESO
De otra
parte, Carmena, recién llegada a la política como quien dice, ha sabido ver en Ínigo Errejón la enorme preparación académica
que posee y la pujanza de su juventud, lo cual no puede decirse de la actual
dirección de Podemos.
Seguramente,
la fragmentación de la izquierda en Madrid producirá más daño que beneficio,
pero sigo pensando que a la alcaldesa le honra haber sabido separarse de los
dictados partidistas que pretendían imponerle unas listas electorales con
personas con las que, a la postre, tendría que trabajar y convivir en el día a
día y que no le garantizaban una buena gestión de los asuntos públicos.
Que es
precisamente lo que se espera de los gobiernos municipales y, a la vez,
demuestra su inteligencia al hacer tándem con Errejón, porque creo que combinan
perfectamente juventud sobradamente preparada y experiencia sobradamente
preparada igualmente.
Y si de
remate, aportan un beso tierno y amigable a una campaña electoral plagada de
infundios, descalificaciones, mentiras y despropósitos, ¿qué más se puede
pedir?
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