EDITORIAL MAYO 2019-El sueldo y las mentiras de José María Román
Es el
segundo alcalde mejor pagado de toda
Andalucía (si se incluyen todas las cantidades de dinero público que recibe).-
José María
Román no es el cuarto alcalde mejor pagado de Andalucía como decía el candidato
del PP Andrés Núñez. Gana más que lo que
se embolsaba la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que todos los consejeros de dicha Junta, más que los
alcaldes de Córdoba, Granada, Málaga, Huelva, Jaén, Cádiz y Sevilla. Es el
regidor del PSOE mejor pagado de toda Andalucía, el que más gana de toda la
provincia, más que los alcaldes de Cádiz, Algeciras, el Puerto de Santa María,
Jerez,…
Y que no le engañen con que recibe del erario público lo mismo que Ernesto Marín: eso sencillamente es mentira. Les aseguramos que recibe unos cuantos miles de euros al año más de los que percibía éste. Ese sueldo, para el alcalde de un pueblo que está en los primeros puestos de toda España en el número de parados, en los índices de exclusión social, en los índices de pobreza, es un sinsentido.
¿De verdad
hay algún político que crea que no debemos hablar de esto? Con serenidad, sin
alharacas tenemos la obligación de razonarlo y decidir sobre el sueldo de los
miembros de la próxima Corporación. Ignorarlo sería una vergüenza, una
irresponsabilidad y gasolina para los que no creen en la democracia avanzada y
participativa.
Si le
hemos pagado tan bien habrá sido para que resolviera, cuando menos, el
principal problema que tiene este pueblo: casi la mitad de la población usa
agua fuertemente contaminada, tiene fosas sépticas que están continuamente
maleando las aguas del subsuelo, suministro eléctrico deficiente, ausencia de
servicios elementales, infraestructuras casi inexistentes. Mejor callarse.
Dudamos
que la Asociación del IBI vaya a
conseguir que el alcalde le dé la información de todo lo que recibe del erario
público si no le obligan los tribunales. Una pena pero, para consuelo de la
ciudadanía, ¿hace falta saber algo más de lo que gana el alcalde, después de
haber leído la comparativa arriba expuesta? Demoledora.
MENTIRAS
El
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define asépticamente el
término mentira: “Expresión o manifestación
contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente” o “Cosa que no es verdad”. Escaso valor añadido
tiene esta definición. Por eso se necesita algo más para que la mentira resulte
deplorable, ignominiosa, vil o simplemente piadosa.
A un niño
pequeño le sonreímos cuando nos relata una mentira poética y, en cambio, nos
sulfuramos con razón cuando el que miente, como con relativa frecuencia hace,
es nuestro alcalde, José María Román.
Políticamente
hablando, es un mentiroso compulsivo. Fruto de su inseguridad y desconfianza,
necesita la mentira para mantener la autoridad, la admiración y esa especie de
culto barato que exige a los que le
rodean. Es un caso patológico.
Sus
mentiras, inadmisibles en un político profesional como él, no sólo dañan su
credibilidad: causan también y de manera especial, un enorme perjuicio a la
comunidad que gobierna de esta bendita Chiclana. No solo se resiente su ya
mermado prestigio sino que, colateralmente, nos humilla a todos sus gobernados.
Los
mentirosos calculan fríamente el tanto por ciento de electores desinformados,
conocen sus preferencias, debilidades, necesidades, miserias, la cantidad de
dinero público que se tienen que gastar en publicidad institucional, las subvenciones que tienen que otorgar…, y
suelen obtener réditos electorales o si no, ténganlo por seguro, no mentirían.
Si a eso
le añadimos que estos maestros del engaño suelen cultivar y cuidar sus redes
clientelares, entonces, durante largos periodos, se convierten en casi
imbatibles. No siempre. Esperemos que mayo sea una de esas ocasiones en las que
el electorado informado lo castigue por eso: por mentiroso.
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