La hora del ciudadano europeo
PasĂł la
angustia por el peligro del triunfo de los populistas y de los euroescépticos
en Europa. De nuevo, otros cinco años hasta las próximas elecciones al
Parlamento Europeo, para poder sestear. Otros cinco años de luchas internas y
de cambios de cromos entre los partidos polĂticos, incluso entre aquellos que
hacĂan gala de tener proscritos en sus programas estos mercadeos de
ayuntamientos y de comunidades.
Apenas se
habĂan cerrado las urnas de las elecciones al Parlamentos Europeo, ya estaban
los partidos polĂticos en Bruselas apresurándose para copar los puestos claves
de las instituciones, esos puestos tan codiciosos como el de presidente de la
ComisiĂłn o el de presidente del Consejo Europeo, vulgarmente presidente de la
UniĂłn Europea, o el puesto del Alto Representante de la UniĂłn para Asuntos
exteriores.
¿DĂłnde
quedaron las preocupaciones de los polĂticos por las clases menos favorecidas
de la UE, si es que en algĂşn momento se preocuparon? ¿Acaso han desaparecido de
repente esos millones de personas en paro o que no pueden llegar a fin de mes
con sus sueldos y que con toda la justificaciĂłn del mundo son el granero de los
populismos?
¿Se han
preguntado alguna vez por qué a estas personas los atractivos de la UE les
suenan a mĂşsicas celestiales? ¿Es que ya no existen los problemas de la
xenofobia y de los refugiados? ¿QuĂ© va a pasar con las listas transnacionales
al Parlamento Europeo? ¿Veinte años de espera a estas listas no son ya
suficientes?
LUCHA
POLĂŤTICA DESCARADA POR EL PODER
¿Tendrán
que decirnos nuevamente dentro de 5 años que no han tenido tiempo suficiente
para las listas transeuropeas? ¿Seguiremos teniendo que elegir para el
Parlamento Europeo dentro de 5 años unas listas puramente nacionales y que,
además, nos han impuesto?
No son las
mismas las preocupaciones de los ciudadanos que las de los polĂticos. ¿Por quĂ©
no pueden elegir los ciudadanos directamente al presidente de la ComisiĂłn, o al
del Consejo Europeo? Estamos asistiendo a una lucha descarada entre el
Parlamento Europeo y el Consejo Europeo por elegir al presidente de la
ComisiĂłn, cuando en una democracia de mediana calidad no deberĂan ser ni unos
ni otros los que decidieran, sino los ciudadanos.
En España
los alcaldes no eligen el presidente de la AutonomĂa, ni los presidentes de las
AutonomĂas eligen al jefe de gobierno. ¿Por quĂ© los jefes de gobierno -o
incluso los europarlamentarios- tienen que elegir al presidente de la ComisiĂłn
Europa? Las elecciones europeas están a un nivel independiente de las
elecciones nacionales.
Son muchos
los pasos democráticos que tienen que dar los polĂticos, si quieren que los
ciudadanos se interesen por la integraciĂłn europea. O ¿tendremos que seguir los
ciudadanos “desfaciendo los entuertos de los
polĂticos”, para que no triunfen los populismos? No se podrá tener
eternamente excluidos a los ciudadanos del proceso de integraciĂłn europea. La
UE será una Unión de los ciudadanos o no será nada.
Vais a disfrutar lo votado y mucho.
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