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PUENTE CHICO, ¡30 AÑOS, QUIÉN LO IBA A DECIR!

 

 


 
Se iniciaba el último decenio del pasado siglo XX cuando un grupo de chiclaneros constatamos la realidad en que vivía nuestra ciudad.-

 

Sin capital social, sin iniciativas populares, sin sociedad civil, sin propuestas ciudadanas, y con los medios de comunicación, prensa, radio y televisión, dominados y controlados por el régimen que dirigía nuestras vidas desde un lugar llamado Ayuntamiento. La política impregnaba hasta el último rincón de la localidad.

 

Y, para nuestra desgracia, no se trataba de la Política con mayúsculas, ese espacio de debate y convivencia en el que los pueblos civilizados y sus ciudadanos con conciencia de serlos dirimen sus diferencias de manera incruenta y civilizada. La política que nos asfixiaba era la del interés, la del provecho, la de la ventaja. La que permitía beneficios, poder, dominio y una vida y una posición social que nunca hubieran conseguido por sus propios méritos. La partitocracia, lo embarraba todo.

 

Nada, que no contara con la aquiescencia o, al menos, con el beneplácito de los moradores de la Casa Consistorial, se podía mover. La sociedad estaba dividida entre bien pensantes (aquellos bienaventurados que contaban con las bendiciones de los dirigentes de la llamada, sin fundamento alguno, Casa del Pueblo) y mal pensantes (aquellos que pertenecían a una organización política no controlada por la casta gobernante).

 

Cualquiera de estas dos clases sociales podía vivir en más o menos armonía. En más, por supuesto, quienes se arrimaban al árbol del poder y en menos quienes decían combatirlo, aunque estuvieran anhelantes y prestos para recoger las migajas que dejaban los potentados. Unos y otros colocados en su sitio correspondiente y ninguno de ellos dispuesto a cambiar el sistema que tan buenos réditos les proporcionaba.

 

 

CRONISTA DE LA REALIDAD

 

Así era lo políticamente correcto. Paz, armonía, beneficio y economía. Y, si acaso, algún desdichado pretendía pensar por su cuenta, si aparecía un librepensador, un incontrolable y radical librepensador, se le arrojaba a una celda de ostracismo y desprestigio.

 

Y, así las cosas, ese grupo de chiclaneros también constató la necesidad, imperiosa necesidad, de abrir una brecha, una mínima fisura por la que entrara un poco de aire fresco que oxigenara el ambiente rancio y cargado que lo cubría todo. Se hacía imprescindible la creación de un medio de comunicación que se convirtiera en un cronista de la realidad, denunciante del oprobio y notario que hiciera constar en acta lo sucedido para conocimiento del futuro. Y por eso nació PUENTE CHICO.

 

 

 

LA FUNCIONARIA VISIONARIA

 

Por aquellas fechas era necesario llevar al Gobierno Civil (ahora se le llama Delegación del Gobierno) unos ejemplares de las publicaciones, para que el que mandaba diera su Níhil Óstat, aunque ellos decían que en democracia no existía control de los medios de comunicación y simplemente se pretendía hacer un archivo de todo lo editado. No tuvimos valor suficiente para explicarle a nadie por qué se editaba nuestra revista.

 

Acudimos ilusionados y nos recibió una funcionaria con muchos quinquenios en su haber cuyo único objetivo era mantenerse sin molestar a los nuevos y llegar en cuanto antes al júbilo de la jubilación. Le explicamos el motivo de nuestra visita y arrugando el entrecejo nos contestó: “Vamos a ver, muchachos, todo esto está muy bien, pero estas revistas no duran más de tres números, me hacéis rellenar un montón de papeles para nada. ¿Por qué no esperáis a que salga el número tres y ya os venís por aquí a presentarlos?”. La buena señora se cargó en un minuto toda la ilusión. Le dijimos que de acuerdo y nunca más aparecimos por el Gobierno Civil.

 

 

TREINTA AÑOS CONTRA VIENTO Y MAREA

 

Lo que son las cosas, tres números dijo la ocupada funcionaria, pues tres números no, treinta años lleva este medio saliendo a la calle. Treinta años contra viento y marea, treinta años en los que el poder socialista ha regalado el dinero a espuertas a los medios afines mientras nos negaba el pan y la sal.

 

Para nosotros hubiera sido fácil, con decirle al alcalde de turno lo bonito que era, ya formábamos parte del redil. Pero el mandamal ya tenía suficientes pelotas alabando su belleza. Era necesario un medio que sacara a la luz la verdad de lo que estaba pasando. Y aquí estamos, orgullosos portadores de luz en tiempos de oscuridad.

 

Han pasado treinta años. Y la lucha continúa. Hace treinta años el poder estaba en manos de los descendientes del régimen franquista. Treinta años después. ¡Dios mío, cómo hemos podido llegar a esto! El poder continúa en manos de los descendientes del régimen franquista. La partitocracia domina y controla. Y un virus nos correo.

 

 

 

LOS MILAGROS EXISTEN

 

No, no me refiero a ése, me refiero al virus de la apatía, del desinterés, del total todos son iguales, del egoísmo, del contemporizar con quienes nos sojuzgan. Del permitir que hayamos crecido en habitantes mientras decrecemos en identidad. Del aceptar la aculturación y la carencia de educación que el poder patrocina. Del permitir que nos domine el miedo y cada día nos quiten cachitos de libertad.

 

Mientras tanto, el grupo de chiclaneros, aunque algo desperdigados y con más canas de las que quisieran, sigue trabajando por la justicia, mantiene su dignidad incólume, conserva fuerza suficiente para gritar libertad y PUENTE CHICO continúa vivo.

 

¿Quién ha dicho que los milagros no existen?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1 comentario:

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