Verdades incómodas en estos días (y III): Servicios africanos

Fernando Perea [colaboraciones].-

Estos días tiene usted, probablemente, que pasar por el confesionario fiscal. El 6 de marzo se inició el plazo para presentar el IRPF. Y pensar en qué recibimos a cambio, es comenzar a cabrearse: la carretera de la segunda pista de La Barrosa al Novo (la que debe ser nuestra tarjeta de visita al turismo) hecha unos zorros; falta de personal en el ambulatorio de Los Gallos; falta de plazas en guarderías de la zona centro; equipamientos deportivos abandonados; la lentitud administrativa municipal... y muchas cosas más.

 

Aclaro, hablo de y desde Chiclana, pero no es diferente para mi primo en Badajoz o para mi tío en Albacete. En todos los sitios hay desproporción entre lo pagado y lo recibido. Y no es por falta de personal en las Instituciones. El mayor gasto del presupuesto es siempre el llamado Capítulo Uno, esto es, gasto en personal.

 

Tenemos hasta seis niveles de Administración Pública: la local (Ayuntamiento), comarcal (Mancomunidad), provincial (Diputación), regional (Autonomía), Nacional (Gobierno de España) y Europea (Estrasburgo/Bruselas). Y con tanto, ni nos luce el pelo. Podría ser peor, si viviéramos en Canarias o Baleares tendríamos siete (una más -llamada Consell o Cabildo- entre la comarcal y la provincial). Aberrante. Tenemos burrocracia hasta multiplicada por siete.

 

Por eso es verdad e incómoda en estos días. Porque es cierto lo descrito e inoportuno por las fechas: ¿con qué moral rellenamos el impreso del IRPF desde este 6 abril? Y es que se resume en esto: desazón absoluta porque pagamos impuestos de tipo americano y recibimos contraprestaciones de tipo africano.

 

La cita no es mía: El problema de España es que se pagan impuestos americanos, para recibir unos servicios de corte africano. Es de Pedro Ruiz, ese genial humorista, actor y experiodista deportivo, para más señas. Verdad incómoda justamente en estos días.