Viaje a Tierra Santa, un sueño cumplido (3)

Visita al Monte Tabor, río Jordán, Jericó, la fortificación de Herodes en Masada, el Mar Muerto y Jerusalén.-

Los dos últimos días que pasamos en Tierra Santa fueron muy gratificantes. Los lugares que visitamos estaban llenos de historia y para los creyentes eran de los más significativos, porque la figura de Jesús estaba presente en todos ellos, aunque los sitios anteriores también tenían mucha religiosidad.

Día 7 de julio, viernes. Galilea-Jerusalén. Tras el desayuno a las 6 de la mañana, viajamos en nuestro autocar con nuestro chofer palestino, Ahmad, a través de la baja Galilea y hacía el Monte Tabor, prominente colina situada al sur que domina el paisaje. Lugar de la transfiguración del Señor. Jesús subió con Pedro, Santiago y Juan y se transfiguró y luego le vieron hablando con Moisés y Elías. Al pie de este monte, Débora y Barac lideraron los ejércitos de Israel y vencieron a las huestes de Sísara.

Continuamos hacia el río Jordán donde renovamos las promesas del bautismo. En el río Jordán fue bautizado Jesús por Juan el Bautista, un lugar que está dividido por dos países a través del rio, Cisjordania e Israel, zona muy peligrosa, un lugar controlados por los ejércitos de ambos países.

MASADA, LA FORTALEZA DE HERODES

Tras ser bautizado en Qasr el Yahud por el padre Fernando, nuestro director espiritual, nos trasladamos al desierto para subir a Masada, una fortaleza natural rocosa, aislada completamente en su entorno. Conocida por su destacada importancia en los compases finales de la primera guerra judeo-romana (también conocida por la Gran revuelta judía).

A la fortificación subimos a través de un teleférico a unos cuatrocientos metros sobre el nivel del mar y la vista era extraordinaria, todo el mar y parte del desierto que se encuentra en la región oriental de Judea, muy próxima al Mar Muerto. 

Herodes el Grande la mandó construir, siendo un lugar de recreo para él. Hicieron una película, sobre dicha fortaleza, donde la resistencia judía llevó a cabo un suicidio colectivo para no entregarse el ejército romano.

BAÑO EN EL MAR MUERTO

A continuación almorzamos en el restaurante de Masada. Después  nos trasladamos a la zona de baño del Mar Muerto. La experiencia fue única y gratificante, a unos 400 metros bajo nivel del Mar Mediterráneo. El alto contenido de salinidad hace que el cuerpo flote, siendo sus aguas terapéuticas.

Continuamos nuestro viaje hacía Jerusalén pasando antes por Jericó, considerada como la ciudad más antigua y baja del mundo. Primera ciudad conquistada por Josué en Canaán. Llegada a Jerusalén, breve parada en el mirador del Monte Scopus para hacernos unas foto del grupo. Llegamos al hotel Ritz, cena y alojamiento. Fue un día muy largo, visitando distintos sitios y lugares históricos de Israel.

JERUSALÉN, MONTE DE LOS OLIVOS

Día 8 de julio, sábado. Jerusalén. Desayuno y salida hacia la subida al Monte de los Olivos, para comenzar recordando el Domingo de Ramos. Durante el camino, Jesús entró en Bethfagé , desde donde envió a dos de sus discípulos para que le trajeran una asna que nunca hubiera sido montada. Desde allí salió hacía Jerusalén, mientras la multitud marchaba con el Mesías para entrar a la ciudad.

Íbamos el grupo todos juntos atentos a las instrucciones de nuestro guía Ricardo, que nos lo explicaba con todos los detalles. Visitamos la capilla de la Ascensión Pater Noster. Dominus Flevit, “el Señor lloró…”. Esta iglesia franciscana contiene los restos de una iglesia de un monasterio del siglo VII. El Huerto de los Olivos, visitamos la Basílica de la Agonía, también la tumba de María y la Tumba del Jardín. Hicimos una parada para almorzar y continuamos nuestro recorrido hacía la ciudad de Belén, Casa del pan.

BELÉN, UNA CIUDAD RADIANTE

Es una ciudad radiante, edificada sobre dos colinas, como dos atalayas mirando al desierto. Aquí el ángel del Señor hizo saber a los pastores que ese día iba a nacer el Mesías, un niño envuelto en pañales echado en un pesebre. Visitamos la Basílica, la cueva del nacimiento, la iglesia de Santa Catalina y el patio gótico del monasterio de San Jerónimo. Celebramos la Eucaristía en uno de los lugares con más recogimiento, en los sótanos de piedra del monasterio de San Jerónimo.

Fue un viaje fascinante, ilusionante, enriquecedor, místico. Un viaje donde la camaradería de todos los que fuimos a la excursión desde Santiponce, Sevilla, se acrecentó. Un sueño cumplido.

RAFAEL REINA ORTIZ (texto y fotos)