MI DEBILIDAD POR LOS CAMBIOS

Fumanchú, el CHINAclero disconforme [colaborador]

Yo tendría unos 14 años y las niñas en mi clase de octavo hablaban de un tal Selipe que estaba más güeno que el arró con leche, iban a verlo a la caseta municipal. Pensando yo que este Selipe era cantante como Miguelito Bosé o Santiago Diacobe y por las evidentes posturas faciales de las féminas, decidí ignorar a ese estúpido rival. (No es por na, pero tenía poco que hacer contra ese tío. Empezaba a caerme gordo, ¡Me cagun la ma!.)

Un día se me echó a la cara desde un cartel y tenía un pelito lacaito, poco alborotado, formalito él y unos labios de sarchichas. Ése era Selipe. Yo estuve en otro mitin de esos que vino uno con er pelo blanco con melenita, ar menos así lo veía yo en aquel entonces cuando sorto un cajón de palomas que revolotearon aquellos arboles, salieron volando todas; por lo visto acertaron porque ninguna se quedó allí. Alguno de sus compañeros hablaban como jamás había oído nunca hablar a nadie en público, con lenguaje de pueblo, sencillo, llano y claro. Por ejemplo en vez de decir: “Pasado mañana vamos a acudir a las urnas” decían: “Pasao miñana amo a cudi a la zurná”

Entonces yo era joven y no estaba tan jarto, tan asqueao y tan desengañao. Y por eso me proponía ir a ver a Selipe y cuando lo vi él hablaba con voz llana, clara y no repetía tanto eso de “por consiguiente” gritaba con claridad. Para cormo decía que nos iba a sacar de la OTAN. ¡Dios, qué fuerte!, qué cohone tiene, así se habla chaval, quién tuviese 18 años para votarlo, hay que tener guevos para sacarnos de la Otan y echar a los Ingleses de España, Gibrartá españó, ¡Qué pasada macho!

Se enfrentará a los militares, a los franceses, a los americanos, a los terratenientes, a las injusticias, sembraría los cotos de caza (bueno, eso no me lo creía mucho que lo hiciese él solo) y para colmo viste como nosotros, viste igual que mi pare, no lleva corbata ni traje de chaqueta. ¡Qué maravilla de tío! Ajolá gane estas elecciones y eche a un lado a ese Suárez, ojalá gane por mayoría y arrase, seguro que ganará porque veo a la gente entusiasmada. Ganará seguro.

Aparte de todo, empiezo a tener un sueño. No quiero estudiar, quiero encontrar trabajo para comprarme un vaquero en los martes y una camisa blanca de mangas largas y me la remangaré, colgaré en mi cuello el celebro de las corvinas y una botas Valverde del Camino, me dejaré el pelo largo, me compraré una Puch y le cambiaré los guardabarros. Los pondré blancos, la suplementaré, le cambiaré el motor por un 74 y me iré con cualquier amiga que tenga.

Le echaré fotos y como no la puedo colgar en el tuenti porque no se ha inventao atovía, la colgaré en mi cartera y con mi moto entraré en el más profundo de los caminos de pinos verdes y arenas blancas que me lleven a mi solitaria playa de La Barrosa, con mi paquetito de Fortuna en el hombro y mi mercherito clípper de palanquita regulable.

Me tatuaré un corazón herido en mi brazo frotando la cabeza de un cerillo y con mi moto y mi amiga recorreré los carriles de Chiclana. Llegaré desde el Dotoral hasta Claverán, desde la ermita hasta el último bunker militar de la tercera pista, donde Dios no gobierna (aún), me bañaré en cuero con ella en la playa, se la llevare a su pare y a su mare antes de las 11 de la noche. (Me falta sólo un pequeño detallito: que ella diga que ji, ¡me cagun la ma!).

Qué gran desengaño con Selipe, por poquito gana pero perdió, todo seguiría igual que antes, más de lo mismo, no habrá cambios. No sé por qué pero creo que eso es lo único que no ha cambiado de mi persona por ahora, mi debilidad por los cambios. Cambiar y cambiar, que nada sea lo mismo, que nada se repita. Caras nuevas sin perder de vista las viejas, ropa nueva, cambio de carzoncillos, aire. Aire nuevo, aire fresco.