CINE PALOMITERO Y CIGARRILLO EN TU BOCA
Miguel Angel Bolaños [colaborador]
Un dĂa de estos prohibirán comer en una sala de cine. Se eliminarán las palomitas de maĂz con pestazo (o no) a mantequilla en esos cubos gigantescos, no se permitirá la entrada de las grasientas hamburguesas de esas cadenas que usted ya sabe y los vasos inmensos de bebidas carbonatadas con sabor a cola estarán censurados. Pero probablemente, la gente siga queriendo ir a ver una peli (esta vez más tranquilo y sin aguantar el traqueteo palomitero), en una pantalla grande. Vamos, que no se acabará el mundo... salvo que lo quiera destruir (otra vez) Roland Emmerich. AsĂ que los cines no cerrarán por muy arraigadas que estĂ©n las palomitas en nuestra cultura.
Los que sĂ van a cerrar el prĂłximo dĂa 28 van a ser los bares albaceteños. SĂłlo ese dĂa. Los hosteleros están en contra de una ley que creen lesiva para sus intereses, asĂ que prefieren que vuelvan los humos, el ambiente cargado y la mierda que dejan las cenizas y las colillas por doquier a sus establecimientos. Vale. Están en su derecho de creer que una ley que persigue un fin concreto (acabar con una práctica nociva como es el fumar en locales cerrados en beneficio de la salud de todos, incluido de los trabajadores de la propia hostelerĂa), puesto que la creen contradictoria con sus intereses empresariales. No voy a negar la mayor. Está claro que la recaudaciĂłn ha descendido en este primer mes de vida de la Ley Antitabaco, pero lo que no llego a entender es que ni siquiera se le de el beneficio de la duda. Ni siquiera una misĂ©rrima oportunidad. Antes de su entrada en vigor, ya era el enemigo.
¿QuĂ© ocurre en otros paĂses? Pues lo que nunca pasa (ni pasará) en este puñetero paĂs. En Holanda quieren cerrar los coffe shops y nadie se envalentona ni nadie arma la de San QuintĂn. En Irlanda, los pubs cierran a temprana hora y sin humos y la caja no se resiente, e incluso en la muy fumadora TurquĂa ponen en marcha una legislaciĂłn aĂşn más restrictiva... y nadie se queda con los malos humos (literales y metafĂłricos).
Spain is different. AquĂ nos gusta dar la nota y ser tremendistas. En vez de intentar comprender la ley, y lo que es más importante, cumplirla, adaptar el negocio a los nuevos tiempos y apostar por la calidad, se tira por el camino más corto: echarse al monte y criticar por criticar. Quizás falta en el sector hostelero más amplitud de miras. Probablemente deberĂan darse cuenta de que incluso en Albacete hay restaurantes que antes de la ley estaban llenos y que despuĂ©s de ella, lo siguen estando. ¿Es que un bar se llena porque tenga más humos o porque el servicio y sus productos sean de calidad? Lo siento, a mi no me cogerán.
Probablemente, el dĂa 28 no me pueda tomar una caña, pero tambiĂ©n es posible que al dĂa siguiente, tampoco me la tome. Yo tambiĂ©n quiero protestar. A ver si me dejan. Y mientras tanto, me voy a un cine con una pancarta a ver si eliminan tambiĂ©n las palomitas.
Foto: cajondevida.com
Un dĂa de estos prohibirán comer en una sala de cine. Se eliminarán las palomitas de maĂz con pestazo (o no) a mantequilla en esos cubos gigantescos, no se permitirá la entrada de las grasientas hamburguesas de esas cadenas que usted ya sabe y los vasos inmensos de bebidas carbonatadas con sabor a cola estarán censurados. Pero probablemente, la gente siga queriendo ir a ver una peli (esta vez más tranquilo y sin aguantar el traqueteo palomitero), en una pantalla grande. Vamos, que no se acabará el mundo... salvo que lo quiera destruir (otra vez) Roland Emmerich. AsĂ que los cines no cerrarán por muy arraigadas que estĂ©n las palomitas en nuestra cultura.
Los que sĂ van a cerrar el prĂłximo dĂa 28 van a ser los bares albaceteños. SĂłlo ese dĂa. Los hosteleros están en contra de una ley que creen lesiva para sus intereses, asĂ que prefieren que vuelvan los humos, el ambiente cargado y la mierda que dejan las cenizas y las colillas por doquier a sus establecimientos. Vale. Están en su derecho de creer que una ley que persigue un fin concreto (acabar con una práctica nociva como es el fumar en locales cerrados en beneficio de la salud de todos, incluido de los trabajadores de la propia hostelerĂa), puesto que la creen contradictoria con sus intereses empresariales. No voy a negar la mayor. Está claro que la recaudaciĂłn ha descendido en este primer mes de vida de la Ley Antitabaco, pero lo que no llego a entender es que ni siquiera se le de el beneficio de la duda. Ni siquiera una misĂ©rrima oportunidad. Antes de su entrada en vigor, ya era el enemigo.
¿QuĂ© ocurre en otros paĂses? Pues lo que nunca pasa (ni pasará) en este puñetero paĂs. En Holanda quieren cerrar los coffe shops y nadie se envalentona ni nadie arma la de San QuintĂn. En Irlanda, los pubs cierran a temprana hora y sin humos y la caja no se resiente, e incluso en la muy fumadora TurquĂa ponen en marcha una legislaciĂłn aĂşn más restrictiva... y nadie se queda con los malos humos (literales y metafĂłricos).
Spain is different. AquĂ nos gusta dar la nota y ser tremendistas. En vez de intentar comprender la ley, y lo que es más importante, cumplirla, adaptar el negocio a los nuevos tiempos y apostar por la calidad, se tira por el camino más corto: echarse al monte y criticar por criticar. Quizás falta en el sector hostelero más amplitud de miras. Probablemente deberĂan darse cuenta de que incluso en Albacete hay restaurantes que antes de la ley estaban llenos y que despuĂ©s de ella, lo siguen estando. ¿Es que un bar se llena porque tenga más humos o porque el servicio y sus productos sean de calidad? Lo siento, a mi no me cogerán.
Probablemente, el dĂa 28 no me pueda tomar una caña, pero tambiĂ©n es posible que al dĂa siguiente, tampoco me la tome. Yo tambiĂ©n quiero protestar. A ver si me dejan. Y mientras tanto, me voy a un cine con una pancarta a ver si eliminan tambiĂ©n las palomitas.
Foto: cajondevida.com
Pues el otro dia mataron a uno por el ruido que hizo en el cine comiendo las palomitas
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