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Gallegos y Borbones, en todos los rincones

FĂ©lix ArbolĂ­ [colaboraciĂłn].-

Hubo un tiempo en el que se decĂ­a que no habĂ­a lugar en el mundo donde no hubiera un gallego. Tan extendidos se hallaban los naturales de esta regiĂłn que a todos los españoles les llamaban “gallegos”, independientemente de cuál fuera su procedencia, en la AmĂ©rica hispana, su meta preferentemente elegida. Era la regiĂłn más “extendida” fuera de nuestras fronteras, por la generalizada costumbre de sus hijos a emigrar buscando nuevos horizontes donde establecerse y medrar, objetivo que conseguĂ­an y de ahĂ­ su fama de trabajadores y ahorradores. (FOTOS: Alfonso de BourbĂłn, encontrado muerto en un contenedor en California, el lugar donde fue hallado, y el padre, hijo bastardo de Alfonso XIII, atropellado en Miami).

Con ocasión del viaje a la Luna, suceso tan sorprendente como controvertido, se comentaba como chiste que a su llegada los astronautas encontrarían a un gallego dándoles la bienvenida.

Hay que reconocer y aceptar asimismo la habilidad de estos norteños galaicos para la política, gracias a su ingeniosa manera de salir del atolladero en los momentos difíciles, decir lo que piensa y conviene, aunque no lo que sientan y quedar siempre bien ante la galería.

Aprovecho esta ocasión para rendir mi sincero homenaje de admiración, simpatía y respeto a ese gran político de aquella privilegiada tierra, don Manuel Fraga Iribarne, recientemente fallecido al que tanto le debemos, digan lo que digan. Yo siempre me consideraré un gran admirador de su trayectoria humana, su encomiable dignidad profesional y su españolismo sin fisuras. Tres cualidades de las que hoy adolecen, por desgracia, muchos de sus compañeros y colegas.

Por si sirve de algo, mi mujer, aunque nacida en Madrid, se criĂł en Galicia y hablĂł “galego” en su primera lengua. Siento no haber tenido ocasiĂłn de conocer esa bonita regiĂłn de España.

A los Borbones actualmente les está pasando como a los gallegos. Aparecen en todos los lugares y se extienden como la pĂłlvora. Creo que los famosos “cien mil hijos de San Luis” del duque de Angulema hoy no necesitarĂ­an reclutarse fuera de los miembros de esta gran familia para defender a un rey BorbĂłn, -de no muy gratos recuerdos, aunque le llamaran “El deseado”-, ya que con la cantidad de individuos que están apareciendo y afirman llevar este apellido como miembro bastardo o ilegĂ­timo, serĂ­an suficientes para formar, si no una guardia pretoriana, al menos, muy numerosa.

COMUNIDADES BORBĂ“NICAS

Desde que Don Juan Carlos ocupa el trono de España, no pasa día sin que descubramos a un ciudadano en cualquier lugar del mundo que de forma inesperada y con documentos y pruebas más o menos fiables, afirme ser pariente del actual monarca. Todos ellos nacidos de las numerosas aventuras extraconyugales, más o menos encubiertas, de sus miembros varones coronados o próximos a la Corona.

Algunos, como en el caso de don Leandro, han logrado que sean reconocidos sus orĂ­genes, mientras que otros continĂşan sus intentos legales sin conseguirlo. Son archiconocidas y muy populares las escapadas nocturnas, los encuentros secretos y cacerĂ­as-tapaderas que reyes, prĂ­ncipes e infantes borbĂłnicos han protagonizado en lugares faranduleros y elegantes a lo largo y ancho de nuestra geografĂ­a y del extranjero.

En Estados Unidos, sin ir más lejos, dicen que hay Borbones suficientes para formar auténticas comunidades exclusivamente con sus miembros, aunque no todos alardeen de su parentesco con la realeza.

Días pasados y en una escueta nota de prensa, que aquí en España ha pasado inadvertida, nos informaban que en San Diego, California, había muerto atropellado por un camión de la basura Alfonso de Bourbón Sampedro, que afirmaba ser hijo de don Alfonso de Borbón y Battemberg.

Su padre era el primogénito del rey Alfonso XIII y heredero legítimo de la Corona de España, hasta su renuncia oficial en 1933 para contraer matrimonio morganático con Edelmira Sampedro, una cubana rica y de gran belleza, en contra de la voluntad de su augusto padre. También a causa de hemofilia heredada de su madre. Don Alfonso, que ostentaba el título de conde de Covadonga murió en Miami, en un accidente de circulación al estrellar su coche contra un poste telefónico.

La muerte de este supuesto hijo del matrimonio tuvo lugar asimismo en los Estados Unidos y en accidente, no de circulaciĂłn, pero sĂ­ relacionado con la misma, al ser atropellado por un camiĂłn de la basura, mientras escarbaba en los contenedores de un supermercado. Era una ocupaciĂłn que realizaba frecuentemente segĂşn decĂ­an para ayudar a sus amigos indigentes.

PORTE DISTINGUIDO Y ELEGANCIA NATURAL

No se percataron del accidente hasta la mañana siguiente cuando los empleados del “sĂşper” llegaron a trabajar y se encontraron con su cadáver. VivĂ­a en la zona residencial de La Jolla, donde tienen sus mansiones conocidas estrellas, directores y productores cinematográficos y reconocidos escritores como Gregory Peck (fallecido), Raquel Welch, Gore Verbinski, Anne Rice y Raymond Chandler (tambiĂ©n fallecido), entre otros.

A don Alfonso de BourbĂłn, asĂ­ lo escribĂ­a Ă©l, le conocĂ­an como “El prĂ­ncipe” y “El duque”, por su porte distinguido y elegancia natural y estaba muy bien considerado entre sus convecinos por sus vastos conocimientos culturales y la facilidad para comunicarse y hacer amigos. Incluso regalĂł un valioso mapa histĂłrico a la Universidad de San Diego, California, sobre “La Herencia Española y ContribuciĂłn a la Independencia de AmĂ©rica, 1512 a 1823”.

Era un conversador nato y asiduo invitado a los actos sociales de tan elitista y destacada comunidad norteamericana. En ocasiones, aunque no había sido invitado expresamente, asistía a fiestas y comidas de la sociedad hollywoodiense donde siempre era bien recibido. Según contaba, nació en Suiza y había vivido en París, Alemania y Nueva York, donde llegó a desempeñar el puesto de traductor de la ONU, ya que dominaba a la perfección varios idiomas, entre ellos el inglés, francés, alemán y español.

Era un diario visitante de la biblioteca local y de una antigua librerĂ­a, “Warwick”, en la que pasaba una o dos horas leyendo libros sobre historia, la Segunda Guerra Mundial y el nazismo, que a veces alternaba con una corta siesta, que el propietario le permitĂ­a y respetaba. A sus 83 años, aĂşn gustaba sentarse en un banco pĂşblico para saludar y conversar con los que pasaban y piropear a todas las mujeres de buen ver que se cruzaban en su camino. Como buen BorbĂłn, era un galanteador nato y compulsivo.

Es el último aparecido y desaparecido por ahora, aunque no creo que sea el definitivo ya que es un apellido, con mis respetos a nuestro Rey, que seguirá dándonos sorpresas, sin sorprendernos demasiado.

5 comentarios:

  1. Hay que respetar las opiniones de los demás. Para el articulista Fraga no era nada de lo que dices.Sobran todas esas direcciones porque parece que estás intentando imponer tu opinión con la de otros que piensan como tú.

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  2. En Puente Chico se censura aĂşn respetando las normas.

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  3. Cada uno lee las normas segĂşn le conviene :-)
    ¿Te han borrado muchos....? pobre!!. Vete a publicarlos en cualquier otro diario.

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  4. Paco siempre fuiste defensor de la libertad de expresiĂłn ahora te conviertes en censor orgulloso.

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  5. Comprendo que todos no podemos estar de acuerdo en los distintos asuntos que cada dĂ­a requieren nuestra atenciĂłn. No comprendo que, tras setenta años aĂşn sigamos pensando en una guerra civil, que no es lo mejor que nos ha ocurrido. Cuanto antes se olvide mejor para todos y debemos procurar que nuestros nietos,- no digo ya nuestros hijos pues se la estamos machacando de continuo-, vivan en paz y sin esa pesadilla que algunos hemos vivido. Respeto a las personas y lo hago con todas. No hablo de Carrillo y dsl,Paracuellos del Jarama, checas y demás, ya que me parece que Ă©l tiene todo su derecho a ser comunista y vivir como tal, al igual que los que son de otras tendencias tienen el mismo derecho a que se les respete. ¿En quĂ© a Fraga,- al que tengo todo mi derecho a respetarle y admirarle, pues le conocĂ­ personalmente y no tengo motivos en contrario- no puedo citarlo y demostrarle mi estima y respeto?. A otros le puede caer mal, pues yo respeto su opiniĂłn, pero eso no da derecho a descalificarme porque yo no tengo el mismo criterio. Respeten mis ideas, al igual que yo respeto a las suyas y no hablo mal de los que a mi entender no fueron angelitos, pero eran y son afines a sus ideas, que no son las mĂ­as y m,orirán con ellas. Y eso es de respetar y admirar en estos tiempos de chaqueteo. No pretendo entrar en polĂ©m,icas, solo exponer mis ideas y pedir que si no son afines a ellas, al menos me las respeten, como yo hago con las de los demás. Trato reciproco. Simplemente eso. A todos mis saludos y a Chiclana, mi tierra, un abrazo. FĂ©lix Arboli.

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