España, el país de los dobletes

Félix Arbolí [colaboraciones].-

En España, somos tan especiales que en lugar de un Rey, tenemos dos. Uno que ejerce las funciones que le encomienda el gobierno y otro que ya apenas se le menciona y ejecuta las misiones que le asigna su hijo y sucesor. Aunque éste siga figurando aún en monedas, billetes y sellos de correos y ostentando el mismo tratamiento. Ha quedado como reliquia de un pasado reciente, criticado por unos, añorado por otros e ignorado por los medios y círculos oficiales, según les va este cambio de titularidad. “Sic transit gloria mundi”.

Siempre se ha especulado sobre el hecho de que las personas que ostentan algún cargo oficial relevante  pueden utilizar un doble cuando el peligro se hace evidente. En este caso no se trata de un doble, sino de dos personas distintas y un mismo título, aunque sus funciones sean diferentes. Me recuerda el enredo religioso de la Santísima Trinidad.

Por primera vez en nuestra Historia no se ha saludado al nuevo monarca con el tradicional: “!El Rey ha muerto, viva el rey !” -afortunadamente para Juan Carlos I, cuya vida guarde Dios muchos años- ya que viven y siguen siendo reyes los dos, aunque uno con carácter efectivo y el otro en una insólita y nada clara situación.            

Vivimos en la época de los duplicidades y no me refiero a los cargos de nuestros políticos, que los coleccionan como yo en mi infancia los cromos, sino al de la duplicidad en los cargos más relevantes”.

TRES PAPAS

Lo puso de moda el Vaticano, con la renuncia de Benedicto y el nombramiento de Francisco, aunque aquel reciba el calificativo de “emérito” que es la manera benévola y oficial de designar la jubilación forzosa o voluntaria de una persona importante. No obstante y en el caso del Pontífice, sin perder sus prerrogativas y el protocolo inherentes al Papado.

Un caso que no es insólito en la historia de nuestra Iglesia, pues hubo épocas en las que reinaron o “pastorearon” tres Papas a la vez: Bonifacio IX, Benedicto XIII, (el nombre se repite en este extraño proceder), nuestro “Papa Luna”, que trasladó su sede a Peñíscola, -donde murió con un solo Cardenal a su favor, al que designó sucesor y éste renunció-, y un tercero: Alejandro V, elegido para que renunciaran los anteriores y acabara el Cisma.

Lo único que se consiguió es que en lugar de dos, fueran tres los Papas reinantes. Por cierto, cuando estuve en Peñíscola, visité el castillo y residencia pontificia y me senté en el trono que utilizaba el Papa aragonés. De ahí la famosa frase “Sigue en sus trece”, para resaltar la tozudez de una persona.

LÍDERES EN CORRUPCIÓN

En España siempre vamos a lo grande. Mostrando “tabletas” y sacando musculitos, aunque tengamos enfrente al mismo Arnold Schwarzenegger en sus mejores tiempos. Y es que somos diferentes, ya lo dijo Fraga en sus tiempos de ministro de Información  y Turismo, y seguimos siéndolo en cuantas ocasiones queremos sacar pecho ante los demás.

Hasta en el terreno de la corrupción marcamos límites muy superiores a los de otros países y nuestros corruptos los superan también con creces no solo en el número de individuos, sino las astronómicas fortunas que roban a nuestras arcas en dirección a esas cuevas de Alí Babá que en otros países les ofrecen discreción y complicidad para ocultar y proteger sus fechorías.

Es realmente insólito el número de honorables, excelentísimos, ilustrísimos y dignísimos que están “pringados” hasta las cejas y continúan en libertad sin devolver lo robado”. 

Solo devuelvan los pergaminos, orlas y medallas. Hasta en este aspecto continuamos manteniendo la duplicidad: entre los que roban a manos llenas y los que malviven con las manos vacías.