EDITORIAL-Octubre 2014
¿QuĂ© hacemos con los mosquitos?.-
Se acabĂł el verano, se fueron los turistas. Creo que ahora podemos decirlo sin que nadie se moleste: ¡Vaya verano de mosquitos que hemos tenido en Chiclana! Por lo visto, no se fumigaron en su momento los lugares de crĂa, salieron por millones y han estropeado el verano a propios y extraños. O sea, lo de siempre, no existiĂł una previsiĂłn anterior y el problema se nos echĂł encima sin posible soluciĂłn. Lo dicho, nada nuevo.
Durante años, durante siglos, Chiclana fue un pueblo agricultor y pescador. Un dĂa, los gobernantes socialistas decidieron por su cuenta cambiar esta situaciĂłn y nos pasamos al turismo. ¿Fue una decisiĂłn acertada? Pues no se sabe, poco pudimos opinar y menos pudimos hacer.
Turismo y parcelas, hoteles y ladrillos, camareros y albañiles…, dedicarse a servir al foráneo y a rezar para que a los demás les vaya bien las cosas y dispongan tanto de fondos como de ganas vacacionales.
Pero un pueblo turĂstico tiene sus beneficios y sus servidumbres. Aunque los primeros se vayan mayoritariamente para Mallorca y los segundos se queden en Chiclana, resulta contradictorio ver a las autoridades polĂticas y a los representantes de nuestra exigua sociedad civil organizar actos promocionales de la ciudad entre nuestros visitantes, intentar crear un espacio atractivo, bonito y acogedor, para que despuĂ©s vengan los mosquitos, nos crucifiquen y se carguen el invento.
¡JoĂos mosquitos! Aunque estos insectos que vuelan, zumban y pican no son los Ăşnicos animalitos que hacen daño a nuestra ciudad, existen otros que pasan más desapercibidos a pesar de permanecer estáticos y tener más volumen, pero tambiĂ©n lesionan nuestras Ănfulas como habitantes de una ciudad turĂstica.
ANESTESIADOS
Por ejemplo, el rĂo. ¿Es normal tener al rĂo que cruza la ciudad en tal estado de abandono, empercochao y desatendido cuando se trata del principal referente urbano? Otro ejemplo, las pintadas. ¿Es normal tener a una ciudad turĂstica llena de grafitis con mucha suciedad y poco arte?
Otro ejemplo más, las obras del tren-tranvĂa. ¿Es normal que en el siglo XXI se construya un tren por medio de una ciudad, con unas obras interminables que entorpecen el normal desenvolvimiento ciudadano?”.
Más ejemplos. Las aceras llenas de cacas de perro, una sola oficina de correos para doscientos mil habitantes, un servicio sanitario que se recorta y minimiza cuando más falta hace, un diseño circulatorio pensado para echar a los conductores de la ciudad y que decidan no volver a entrar, unas normas urbanĂsticas que brillan por su ausencia, dejando todo en dictadoras manos funcionariales… En fin, quĂ© les vamos a contar.
Estos, y muchos más, son nuestros particulares “mosquitos”. Ejemplares dañinos que, al principio, nos duele cuando pican, luego, la anestesia va surtiendo efecto y, finalmente, consumen la sangre de toda la ciudad sin que se escuche una sola queja.
MOSQUITOS DE MUCHAS CLASES
Los hay de muchas clases, vivos e inertes, pero ninguno tan dañino como nuestra desidia y dejadez ante los asuntos que, como ciudadanos, nos deberĂan incumbir, dejando lo pĂşblico exclusivamente a la voluntad de quienes tienen unos intereses ajenos a los comunes. De aquellos que se aprovechan de nuestras actitudes, o de nuestra falta de actitud, para chuparnos la sangre.
¿Cuándo nos pican los mosquitos con mayor empeño y tranquilidad? Cuando dormimos. Eso es lo malo de estar dormidos, que nos quedamos sin sangre, los parásitos se la llevan, dejándonos sin fuerzas, exánimes y faltos de ánimo para reaccionar. No le damos importancia, parecen muy pequeños, pero pican, hacen daño y, cuando nos queremos dar cuenta, ya estamos desangrados.
¡Puñeteros mosquitos! Algo habrá que hacer para no volver a tener un verano como Ă©ste, un tiempo de descanso y asueto que, sin embargo, nos deja pálidos y desmejorados.
Porque la soluciĂłn no es quitar unos bichitos para poner otros, estarĂamos en las mismas. La soluciĂłn, no sĂ© si me explico, está en crear las condiciones necesarias para que los insectos no nos puedan picar cuando quieran, como quieran y donde quieran.
A ver si podemos encontrar algo que nos haga despertar, evitando que los mosquitos, toda clase de mosquitos, continúen chupándonos la sangre.
En Chiclana hay muchos mosquitos peligrosos, pegajosos, mentirosos, chafarderos, trincones, amantes de las corruptelas, vendidos al que más le ofrece aunque lo que defiendan ni crean en ello o les importe. De estos es de los que tenemos que preocupar. Los otros pican, duelen, pero se pasa pronto.
ResponderEliminarEsos mosquitos que dices son los que beben sangre pseudo socialista
ResponderEliminarYo voto PVRE. ¿Y tĂş?
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