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O cambia de dirigente o el PP desaparece


FĂ©lix ArbolĂ­ [colaboraciones].-

Hubo un polĂ­tico español, Adolfo Suárez, que fue honesto y capaz de enfrentarse a pecho descubierto a los que tenĂ­an la polĂ­tica como un negocio hereditario y familiar. Me refiero a los que amparados en una “camisa azul”, que no sentĂ­an y hasta odiaban en su intimidad y militares adictos al general que gobernaba España, -no juzgo aciertos y errores-, se aferraron a la alta polĂ­tica, para mantenerse subidos durante legislaturas al tren de los privilegiados y reservar incluso sus generosos y cĂłmodos sillones a sus hijos, cuando los achaques de la edad les obligaron a dimitir. 

Nadie creĂ­a posible un cambio tan radical en España tras tantas dĂ©cadas de gobierno unitario. Cuando el Rey nombrĂł a Suárez presidente de su primer gobierno, aquĂ©l ostentaba el cargo de ministro secretario general del Movimiento y nadie pensĂł que con su llegada al poder, una de sus primeras medidas serĂ­a la eliminaciĂłn como fuerza polĂ­tica aglutinante y pilar fundamental del rĂ©gimen, al Movimiento que hasta entonces Ă©l dirigĂ­a. 

Algunos, incluso situados en la Ă©lite polĂ­tica, pensaron que el Rey estaba loco o no tenĂ­a idea sobre la gobernaciĂłn de un paĂ­s, al designar para su nuevo reinado a un primer ministro hasta entonces no muy conocido y ampliamente criticado por  sus  inusuales y primeras medidas que algunos tacharon de traiciĂłn a sus principios. Como si la polĂ­tica no estuviera “sazonada” y saturada de traiciones.   
Nos equivocamos y a pesar de los pronĂłsticos en contra, consiguiĂł que las Cortes de Procuradores franquistas, que no pretendo juzgar, aprobaran este cambio, aunque ello los “borraba” de la polĂ­tica. Asimismo, que impusiera la legalizaciĂłn de los partidos polĂ­ticos, incluido el comunista, y el regreso de los exiliados, entre ellos La Pasionaria y Carrillo, (del que admiraba la fidelidad a sus ideas y ocurrencias).

VOTARON SU PROPIA SENTENCIA

Lo más sorprendente fue  que este cambio se hizo previa votaciĂłn en las Cortes, que hasta hace pocos dĂ­as no concebĂ­an una España sin Franco y sabĂ­an que estaban votando su propia sentencia de muerte polĂ­tica. Suárez tuvo más valor que el “Guerra” y el Rey Juan Carlos acertĂł plenamente en la elecciĂłn de primer ministro.  

Yo  saco de lo expuesto, dos conclusiones: Primero, que los polĂ­ticos franquistas, a los que no trato de enjuiciar, que llevaban tantos años manejando el cotarro sin que nadie les hiciera mella, se prestaran  voluntariamente a disolverse y alejarse de esos cĂłmodos y generosos sillones, para que los ocuparan sus entonces más odiados adversarios. 

Hoy, a pesar de la Ă©poca en que vivimos, no he visto a nadie dimitir de su puesto o votar contra sus propios intereses en las Cortes de la Democracia, ni aĂşn siquiera apretarse el cinturĂłn para dar ejemplo al ciudadano en los tiempos de crisis. Ya pueden estar imputados, reprobados por su propio partido, vejados por el pueblo y en el punto de mira de un juez, que seguirán ocupando su escaño o cargo, utilizando su coche oficial, cobrando sus fabulosos sueldos y sin dar señales de abandonar su puesto. 

No defiendo la Ă©poca del franquismo, pero si quiero hacer ver la distinta manera de proceder de los que perdieron voluntariamente todos sus privilegios y canonjĂ­as y los actuales, que siguen aferrados a sus cargos, aunque se hallen imputados por la justicia y acosados por sus propios compañeros y adversarios, sin que tengan la dignidad  y el valor de dejar su escaño o cargo a otro más capacitado y sobre todo, más honrado. No hace falta dar nombres. 
NO HAY LEALTADES INQUEBRANTABLES

La segunda conclusiĂłn que saco es que en polĂ­tica no hay lealtades inquebrantables, como solĂ­a jurarse antes y el hoy aclamado y aupado al poder, no tiene plena seguridad ni en sus propios hijos. No es nada extraño que despierte cualquier dĂ­a solo y denostado por los mismos que ayer besaban su mano y planchaban sus chaquetas a palmaditas. 

Suárez, el gran polĂ­tico de la democracia española, hombre honesto, sereno, capaz y digno como el que más, será  siempre nuestro ejemplo y referencia. Lástima que esta “casta” -que no es deshonra, sino diferencia con la escoria-,  no sea tan prĂłdiga en España.

Él hizo el milagro español y cambiĂł la realidad polĂ­tica, reconciliĂł el pasado con el presente,  dio la merecida libertad y oportunidad a todos los españoles, sin distinciĂłn de ideas y hechos ya acaecidos y caducados, y cuando en España amanecĂ­a esplĂ©ndida,  sus propios compañeros, los que se habĂ­an elevados a prĂ­ncipes de su Corte con halagos y falsas lealtades, le abandonaron buscando nuevos aires donde seguir gozando e incrementando sus bicocas y privilegios polĂ­ticos.

Desapareciendo la UCD, el partido que los mantuvo en el poder y gracias a Ă©l vivieron de la polĂ­tica. Hoy le toca el turno al PP y no será el  Ăşltimo de los amenazados. 

EL ĂšNICO SALVAVIDAS, IRSE

Si Suárez, tan carismático lĂ­der polĂ­tico, fue traicionado por treinta monedas pero Ă©stas de cobre, habiendo sido el artĂ­fice de una nueva y maravillosa España, en la que nadie creĂ­a,  ¿quĂ© le espera a Rajoy, cuestionado dentro y fuera de su partido? El anterior tuvo la gallardĂ­a y el valor de dimitir y aislarse de una polĂ­tica donde no encajaba a juicio de propios y extraños. Hoy lo recordamos con respeto y admiraciĂłn. 

Pienso que  presentarse a las prĂłximas elecciones generales con las mismas caras que rigen el gobierno actual, es tirar por la borda en pleno naufragio, el Ăşnico salvavidas que quedaba en la embarcaciĂłn. Son muchos los que han hecho la promesa de no votarle mientras no cambien los que tanto daño han causado.

Ni el toque de atenciĂłn de las pasadas elecciones les ha servido de lecciĂłn. Hay que estar obcecado o tener ganas de cargarse un partido que con otros rostros y actitudes merecerĂ­a y tendrĂ­a mejor suerte, pienso yo.





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