¿Por qué no hablamos de los bienes de Chiclana?

 Félix Arbolí [colaboraciones].-

Cada día me sorprenden más las noticias sobre mi Chiclana. No sé cómo algunos me piden que hable de sus males, si comparados con los que padecemos en Madrid, en mi mismo barrio y en mi misma casa, los de esa  entrañable tierra vinatera del Iro, parecen que se hallan en el paraíso.

Una especie de oasis en el desierto en el que malvivimos los que salimos de ella buscando un futuro mejor y nos encontramos ante un auténtico desastre. Los males de Chiclana, que tanto insisten que cuente por parte de algunos chiclaneros, los quisiera padecer yo en esta Babel donde no se sabe si se encuentra uno en España, Marruecos, Nigeria o más allá del charco que tuvo que cruzar Colón y sus tres carabelas para descubrir un Nuevo Mundo que hoy se ha convertido en el presente y futuro de la Humanidad. 

Lo que nunca podré comprender es que en una ciudad con tanta belleza a su alrededor, tanta gente buena y amigable, con una hermosa playa adornada con pinares, eucaliptus y romeros y algunas bodegas, que se han salvado de la crisis y elaboran tan exquisito vino, pueda haber personas que se sientan a disgusto y cabreados.

A estos carpantas y alocados los traía yo para que supieran lo que vale un peine. No me extraña que siga teniendo tanto amor a esa fantástica tierra, después de llevar sesenta años conviviendo en esta laberinto y no precisamente de fortuna, sino de auténticos “minotauros” y zampabollos.

MÁS PARTIDOS QUE CARGOS

Para no privaros de nada, hasta ganáis por goleada en el número de partidos políticos con  relación al resto de España. No he visto lugar donde se vean más opciones  políticas, aunque a la hora de la verdad no pasen o se pierdan en las urnas sus papeletas. Aparte de los ya veteranos, PSOE, PP, IU, UPYD, Ciudadanos y algunos otros, han aparecido Podemos,  Antipodemos, Por Chiclana Sí Se Puede y las que en este momento no recuerdo. 

¡Si tenéis más partidos que cargos a distribuir! Luego solo sirve para incordiar, ya que a la hora de los recuentos poselectorales, siempre queda vencedor uno de los dos fuertes, esos que forman el bipartidismo que, por cierto, es el que domina en la mayoría de los países democráticos  avanzados, como Gran Bretaña. Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y demás.

Y si no ganan por “goleada” tampoco importa, ya que los votos que le falten se los dejarán algunos de los nuevos llamados bisagras, cuya finalidad en las elecciones no acabo de entender, como no sea el convertirse en árbitros de una contienda política en la que entraron como simples suplentes y acaban siendo los anfitriones y hasta dirigentes.

Dicen que lo hacen para evitar el bipartidismo, pero con sus votos siguen ofreciendo el mando y las oportunidades a los mismos que se han ido turnando a lo largo de esta democracia. Comprueben si no, el mapa político.

 Yo comprendo que no todos tengamos las mismas ideas políticas y seamos partidarios de idénticos procedimientos y formas de gobierno. El hombre es un animal político, a partes iguales, y no puede vivir sin discutir con su vecino e incluso su propia familia en lo relativo a sus lealtades y actitudes políticas, intentando intentan hacerse con el timón de esta nave más parecida a la de Caronte, que a la “Victoria” que dio la primera vuelta al mundo con Juan Sebastián Elcano.

MISMA LENGUA Y CREENCIA

Aunque los envidiosos de turno quieran hacer parecer nuestra epopeya del descubrimiento y glorioso periplo, como una deshonra y no la mayor proeza hecha por el hombre en la historia de la Humanidad, antes de su proclamado aterrizaje en la Luna. Sin por ello omitir los abusos y procedimientos no muy nobles, que en toda conquista se cometen  y más aún en aquellos siglos de barbarie e incultura.

Respeto a este nuevo Papa Francisco, a pesar de la admiración que le tengo, no estoy de acuerdo con su manifestación de “pedir perdón al pueblo americano” por los horrores de la conquista”. No mencionó a España, aunque para cualquier persona con somera ilustración, no hacía falta destacarlo.

No esperaría que se fuera a conquistar todo un continente invitando a comer a sus naturales y enseñándoles a bailar el “rigodón” o una juerga flamenca. No debió darse cuenta o entender que estaba dirigiéndose a los descendientes de aquellos “duros” soldados y descubridores, junto a los que iba siempre el misionero.

Gracias a España, este nuevo continente habla una misma lengua y tienen una misma creencia y ascendencia cultural. Una deuda que la Iglesia tiene con España, aunque a algunos pueda parecer aberrante mi criterio. Conociendo a este nuevo Papa,  tendría que haber pedido antes perdón por los horrores de la Inquisición, obra de la iglesia que han hecho mucho mayor daño y sin razón que lo justificara.

Como católico me duele tener que reconocerlo. Debería haber tenido en cuenta también el  papel que la misma Iglesia y el Papado jugaron en esas conquistas, arbitrando decisiones y otorgando mandos y honores a sus autores. Al menos los españoles no exterminamos al indígena, que hoy gracias a ello forman multitudes, muy distinto a lo que hicieron los ingleses con las tribus indias en las tierras por ellos ocupadas.