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Besos, sonrisas, abrazos y sorpresas en el encuentro de los “niños” de Sancti Petri


Unas sesenta personas que nacieron o vivieron en el poblado almadrabero, se reencontraron después de varias décadas sin verse muchos de ellos.-

Los encuentros de amigos que llevan mucho tiempo sin verse siempre son motivo de alegría, pero si a eso le sumamos que muchos de ellos hacía cuarenta o más años que no se veían, entenderán lo que se vivió el pasado sábado en el poblado de Sancti Petri, donde unas sesenta personas se dieron cita al lado de la capilla.

Unas habían cambiado más que otras, pero se reconocieron nada más verse. De la sorpresa se pasó a la alegría, de ahí al beso y al abrazo, y también afloraron algunas lágrimas. Eran muchos años sin saber unos de otros, pero las nuevas tecnologías habían posibilitado el encuentro.

Emilio Dorante Pérez, que vive en Tampa, Florida, y Miguel Ángel Baro Sánchez decidieron crear una página en Facebook llamada “Naciste o viviste en Sancti Petri”, en la que empezaron siendo unos pocos y a medida que pasan los días se van incorporando más chiclaneros que echaron los dientes en la península y pasaron allí su infancia o adolescencia. Es una página cerrada y el que quiera pertenecer a ella tiene que estar avalado por uno de sus miembros. Son 141 y subiendo.


Muchos de esos niños están repartidos por el mundo (Alemania, Estados Unidos, Suiza, Almería, Benidorm, Barcelona, Madrid, Huelva, Pamplona o Fuengirola) y han aprovechado esta página para reencontrarse. Entre cuarenta y cuarenta y cinco años llevaban algunos sin verse. Según se fueron marchando de allí iban perdiendo el contacto, también porque no todos se fueron al mismo tiempo.


REENCUENTRO

Aurora Alcántara es una de ellas y también de las que se fueron más tarde: “Mi familia se marchó en 1973, pero yo nací aquí, soy uno de esos niños de Sancti Petri”. Su padre era el encargado de la maquinaria que se utilizaba para trabajar con los atunes.

Otro de los presentes era Pedro Meléndez. Su padre Paco era el cartero y al jubilarse se encargó él del reparto. Tenían una tasca y según recuerda Aurora “todos nos reuníamos allí cuando llegaba el cartero. Iba diciendo nuestros nombres en alto y entregándonos las cartas, como vimos en “Crónicas de un pueblo” en televisión”.

Paloma García, hoy una reconocida y premiada pintora, fue otra de las niñas que dieron sus primeros pasos en Sancti Petri, y también emocionada de reencontrarse con amigos de la infancia.

Entre los presentes no faltó el padre Emilio López Botello, que durante muchos años fue el cura del poblado. La reunión era a las 12,00 de la mañana. La capilla de Nuestra Señora del Carmen, Atunera de Sancti Petri, construida en 1945, era el punto de encuentro y allí asistieron a una misa oficiada por el citado sacerdote. Lo más emotivo tuvo lugar al final de la misma, cuando todos cantaron la Salve Marinera en honor de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros.


CIERRE DE LA ALMADRABA

Entre los presentes había “niños” muy longevos, algunos con 89 años, que no quisieron perderse la cita con sus amigos de la infancia. En ese poblado, hoy casi derruido, llegaron a vivir más de dos mil personas, trabajando en el atún, unos en la almadraba y los demás en la fábrica donde se despiezaban los atunes y se iban poniendo en latas para ser vendidos más tarde.

Corría la década de 1970 cuando ese río de vida empezó a quedarse seco, ya que el Consorcio Nacional Almadrabero empezó a despedir empleados alegando que la pesca de este manjar del mar empezaba a escasear. Ello motivó que los que perdían su trbajo se fueran de allí en busca de una vida mejor.

A muchos los llevaron a Fuente Amarga, donde se construyó una barriada para ellos. Otros se fueron a San Fernando, Cádiz y otros lugares y otros regresaron a sus pueblos de origen, sobre todo Isla Cristina, en Huelva, de donde eran muchos de ellos.


REUNIRSE DOS VECES AL AÑO

Los motivos alegados nadie se los creyó, pues los atunes tenían este lugar como paso obligado hacia el estrecho, de forma masiva, y que en estos 45 años no han dejado de visitarnos. Como prueba tenemos las almadrabas de Conil, Barbate, Zahara o el Campo de Gibraltar, donde siguen con este arte de las redes para pescar estos apreciados peces.

La idea era hacer de Sancti Petri una especie de Puerto Banús, pero el Ministerio de Defensa expropió el poblado porque estaba en su línea de tiro y acabó con las ínfulas de los que querían hacer negocio con este enclave.

La jornada de estos antiguos residentes finalizó con una comida en el Club de Suboficiales de la Marina en San Fernando, donde siguieron recordando viejos tiempos y poniéndose al día de lo vivido en estas cuatro décadas.

La idea es reunirse dos veces al año, buscando fechas en las que puedan acudir la mayor cantidad de ellos, teniendo en cuenta que viven en lugares muy dispares. En agosto celebraron la primera pero asistieron pocos.






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