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“TAETRO” representó con brillantez los cinco mínimos de este año


El Teatro Moderno, que registró una gran entrada, premió con aplausos el espectáculo ofrecido.-

TAETRO escenificó el pasado viernes en el Teatro Moderno cinco de las obras que fueron premiadas en el XVII Certamen de Teatro Mínimo Rafael Guerrero, con gran éxito de público, que despidió al elenco que actuó con fuertes aplausos.

La primera de las obras representadas fue Las Vegas, de Alberto Palacios, con la dirección de Gari León, e interpretada por Almudena Ruiz (una boxeadora en el ocaso de su trayectoria deportiva) y Pepe Raya (el mánager, cuidador, preparador y enamorado de la deportista). Cruda realidad de una boxeadora que ejerce esa profesión como escape y liberación por el maltrato a que su marido la tiene sometida. Un convincente Raya (Chino) aguantó estoicamente los improperios y golpes de su pupila. Brillante la escenografía.


Sin nombre, apellidos ni pasado,  de Nani de Julián, con dirección de Paco Téllez, con éste y Juani Sánchez en los papeles interpretativos. Una carta pidiendo ayuda a un escritor en horas bajas hace renacer en éste las ansias de volver a escribir y alcanzar de nuevo el éxito, sin darse cuenta que no le piden que escriba algo, sino que ayude al remitente. Algo tan simple como eso.


Carnushka, de Juan Pablo Goñi, estuvo dirigida por José Luis Sánchez, Johnny, con la interpretación de Irene Espigado y Aaron Forburger. Surrealista historia de un restaurante al que llega un cliente extranjero a comer y la camarera lo embrolla cada vez más a medida que pide algo, empezando por la carta para saber qué platos tienen. Destacar el muro colocado en referencia al nuevo presidente de EEUU, con una pintada que decía TRUMP OSO.


HUMOR ÁCIDO Y CRÍTICA

deCaídos, de Tomás Afán, estuvo dirigida por Paco Téllez, actuando también él, con José Luis Sánchez, Johnny. Ácida crítica en clave de humor en la que nos cuentan la historia de un parado al que manda el INEM a un circo a ejercer de trapecista, aunque éste nunca haya trabajado como tal. Al dueño del circo le importa poco o nada si puede hacer bien su trabajo, ya que si se mata durante la función, siempre tendrá otro candidato a ocupar con una simple llamada a la oficina de empleo, donde abundan los desgraciados de la vida. Magníficas interpretaciones de ambos.


Ser feliz porque sí, de Chema Rodríguez-Calderón, dirigida por Miguel Á. Bolaños, con Aurora Alcántara y Rafa García. Una pareja busca la felicidad a través de pastillas y estimulantes, una historia también algo surrealista, aunque bastante más real de lo que parece a primera vista. Aurora Alcántara, en su primer papel protagonista, bordó su personaje, muy bien secundada por un convincente Rafa García.

Las cinco piezas conformaron un espectáculo sólido y bien resuelto por los intervinientes, así como la transición entre obras, que al tener un hilo conductor, permitió mayor agilidad al realizar los cambios de escenografía sin cerrar y abrir telón. Buena noche de teatro, de lo mejor de TEATRO en los últimos tiempos. Esta vez los textos y el grupo estuvieron a la misma altura.

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