Notre Dame, mucho más que un lugar de culto
Félix de
la Fuente [colaboraciones].-
Si
geográficamente Francia, junto con el Benelux y Alemania, ocupa el centro
geográfico de Europa, Paris es el centro de Francia y, a su vez, Notre Dame es
el centro de París. La catástrofe ocurrida estos días en Notre Dame nos ha
afectado a todos los europeos, no sólo a los franceses, porque ha afectado al
corazón de Europa, y ha despertado una ola internacional de dolor y de
tristeza.
Notre Dame
es mucho más que una catedral católica, mucho más que una joya de Francia, es
una pieza fundamental en nuestra historia común de Europa. Prescindiendo de si
creemos o no en Dios y de la religión que profesemos y prescindiendo también de
lo nacionalista que nos sintamos, tenemos que admitir sin complejos que tanto
Francia, como el cristianismo, han jugado un papel transcendental en la
historia de Europa.
La
reacción ante un incendio que podría haber acabado totalmente con uno de los
símbolos de nuestro pasado común, nos ha demostrado que es mucho lo que nos une
a todos los europeos de hoy. Hemos visto en peligro el edificio de nuestra
historia en un momento en que también corre peligro el edificio de nuestra
integración europea.
En una
época en que las iglesias de Europa se encuentran semivacías y en el que muchos
se sienten cristianos y, sin embargo, no tienen el menor remordimiento por no
pisar por una iglesia, creo que hemos empezado a distinguir entre los
fundamental y lo secundario de una religión. El cristianismo no son las
catedrales. Y así lo va entendiendo la sociedad.
La
importancia que han perdido las catedrales como lugar de culto, lo han
recuperado como cimientos de la cultura y de la historia de Europa. Por eso,
lloramos la catástrofe de Notre Dame, no tanto porque sea un lugar de culto
sino un bien cultural e histórico de Europa, que ha pasado a ser patrimonio de
la humanidad.
PATRIMONIO
DE LA HUMANIDAD
También
los valores que constituyen la quintaesencia del cristianismo, como solidaridad
y la igualdad de todos los hombres, han pasado a ser patrimonio de las
constituciones de todos los países, y sobre todo de las constituciones
europeas. No digo que haya sido exclusivamente por la influencia del
cristianismo.
Tampoco
niego que tanto en el cristianismo como en la vida real estos valores sean
muchas veces lamentablemente pura teoría. Pero ahí está Europa, con todas sus
deficiencias, pero socialmente en la avanzadilla del mundo.
Notre Dame
será restaurada y si hubiera quedado totalmente calcinada, habría resurgido de
sus cenizas, porque es una pieza fundamental de Europa. Ésta surgirá también de
sus nacionalismos y de sus populismos, porque la UE, a pesar de todas sus
deficiencias, con su modelo social y con y sus avances en la integración de los
pueblos, es un modelo y un bien de la humanidad.
Notre Dame
se levantará y la UE se levantará también, pues tanto una como la otra son
patrimonio de la Humanidad. Setenta años de paz y de entendimiento entre los
ciudadanos de la UE son un patrimonio universal.
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