Que pague el estado
Manuel J.
Navas [colaboraciones].-
La
desvergĂĽenza de la derecha polĂtica no tiene lĂmites. Reescriben continuamente
la historia con absoluto cinismo, ante la impasibilidad de gran parte de la
poblaciĂłn, que se traga, una tras otra, todas sus mentiras. Y para colmo, el
Partido Popular no deja de mirar por el espejo retrovisor a Vox, el cual, con
un discurso polĂtico impresentable pero coherente para casi cinco millones de
ciudadanos, les pisa los talones.
La derecha
de este paĂs nunca se ha preocupado por el bienestar de la ciudadanĂa. Su
prioridad ha sido siempre promover y fomentar un capitalismo salvaje que ha
empobrecido a la clase trabajadora en general, mientras se aplicaba en mirar
por los intereses de las clases más acomodadas y utilizar continuamente de
forma torticera todos los resortes del Estado para conseguir sus fines.
AsĂ
jueces, fiscales, policĂa, instituciones pĂşblicas en general se han visto
presionadas, manipuladas, cuando no corrompidas por la intervenciĂłn directa o
indirecta de los gobiernos del Partido Popular.
Incluso se
permiten el lujo de ponernos como ejemplos de buen gobierno a sus dos nefastos
expresidentes, que no han hecho por España otra cosa que saquearla. De Aznar, que más parece cuando habla un discĂpulo
aventajado de Vitto Corleone en vez de un
expresidente, la historia lo recordará en sus hemerotecas como el que permitió
la liberalizaciĂłn del suelo que condujo al paĂs a la burbuja inmobiliaria y
posterior quiebra de la construcción en España.
PARTIDO
CORRUPTO
Pero no se
quedĂł ahĂ: defendiĂł a capa y espada la mentira de las armas de destrucciĂłn
masiva que nunca se encontraron en Iraq, y nos metiĂł de cabeza en una guerra
ilegal e ilegĂtima. Sin olvidar que, todavĂa a dĂa de hoy, defiende que los
atentados del 11M los perpetrĂł ETA y no una organizaciĂłn yihadista, tal y como
dejĂł sentenciado un tribunal de prestigiosos magistrados.
Y como
guinda del pastel, nos ha regalado una sarta de ministros chorizos, que
delinquĂan impunemente, muchos de los cuales han sido condenados a penas de
cárcel por una justicia que no peca precisamente por ser de izquierdas. Menos
mal que tenemos como relevo de futuro en la derecha al superdotado Pablo Casado, que aprueba más de una decena de
asignaturas de Derecho en apenas dos meses , aunque no sabe ni hablar y que, a
pesar de todos despropĂłsitos polĂticos comentados anteriormente, considera a
Aznar su gurĂş.
Vayamos
ahora con el inefable Mariano Rajoy, el
cual, a lo largo de su más que dilatada trayectoria polĂtica, ha desempeñado
todo tipo de cargos públicos sin mancharse las manos, añadiendo como mérito
personal el saber pasar desapercibido por no hacer nada, por indolente, por
inĂştil en definitiva, y del que siempre conservaremos en las hemerotecas, como
de su mentor y antecesor, sus inolvidables frases sin sentido.
Eso sĂ,
muy en su lĂnea de volar por debajo del radar, nadie recordará que, dejando a
un lado sus desastres de gestiĂłn como el del Prestige,
al tomar posesiĂłn como Presidente del Gobierno se rodeĂł de un conjunto de
ministros y asesores que se desenvolvĂan en el seno de un partido corrupto
hasta las cejas, financiado ilegalmente.
LA
IZQUIERDA A TORTAS ENTRE SĂŤ
Mariano,
en la crisis que le tocĂł lidiar, salvĂł a los bancos a costa de hundir a la
clase trabajadora, aumentĂł la deuda pĂşblica del sesenta por ciento de PIB al
cien por cien y los desempleados, de unos tres millones a casi seis. Ah, y como
le encantan los puros, se fumó más de sesenta mil millones del fondo de reserva
de la Caja de la Seguridad Social. Como gestor, no ha habido otro igual.
¿CĂłmo es
posible que, a pesar de todos estos desastres, la gente vote al Partido
Popular? Muy sencillo. Porque la izquierda de nuestro paĂs se ha dedicado
durante más de cuarenta años a darse de tortas entre sĂ, luchando sin tregua
por la pureza de su ideologĂa, mientras descuidaba las polĂticas sociales, que
deberĂan ser sus señas de identidad ante el electorado.
Las
polĂticas econĂłmicas del Partido Socialista que, aunque se le olvide a Felipe González, ha gobernado durante más
legislaturas que el Partido Popular, han supuesto a veces la aplicaciĂłn de
medidas más injustas y más drásticas que las aplicadas por la derechona
retrĂłgrada de la que disfrutamos.
A la
izquierda siempre le ha faltado en lo econĂłmico la valentĂa polĂtica que ha
demostrado en la defensa de las libertades. Todas las leyes progresistas de
este paĂs han sido aprobadas gracias al Partido Socialista, con la permanente
obstrucciĂłn parlamentaria del Partido Popular. Pero las reformas fundamentales
se quedan siempre en el tintero.
EL TONTO
ĂšTIL
SerĂa
propio de la izquierda poner freno de una vez por todas al mangoneo de la
iglesia catĂłlica en lo educativo y en lo econĂłmico, crear una banca pĂşblica
fuerte, controlar los abusos de las compañĂas elĂ©ctricas o de las empresas de
abastecimiento de agua potable, dignificar y generalizar la sanidad pĂşblica y
universal y blindar el sistema de pensiones, porque no hay peor delito que
arruinar la economĂa de aquĂ©llos que han sacado nuestro paĂs adelante, con su
trabajo y su esfuerzo.
El Estado
no puede limitarse a ser el tonto Ăştil que arrima dinero a espuertas cuando la
economĂa va mal, y que mira para otro lado cuando las empresas ganan dinero a
manos llenas y eluden impuestos a mansalva porque desde siempre se benefician
de una fiscalidad ventajosa que ningĂşn gobierno socialista se ha atrevido a
reajustar en profundidad.
Nadie
abrió la boca cuando Rajoy mandó al paro a más de tres millones de personas o
recortĂł la sanidad, la educaciĂłn pĂşblica, las ayudas a la dependencia o las
subvenciones a la investigaciĂłn cientĂfica. Claro, la culpa la tenĂa la crisis.
UN
GOBIERNO QUE GOBIERNE
Ahora,
hasta la culpa de la pandemia la tiene el gobierno de coaliciĂłn, y aunque los
ERTES son malos e ineficaces segĂşn el Partido Popular y nefastos segĂşn VOX,
porque son los socialistas los que ostentan el poder, todo el mundo reza en voz
baja a Dios y a la Virgen para que el gobierno los siga prorrogando sine die.
¡Cuántos empresarios tramposos estarán obligando a trabajar a sus empleados,
aunque se hayan acogido a un ERTE!
Y la
manipulaciĂłn sobre las vĂctimas del coronavirus no podĂa faltar. Incluso
lĂderes polĂticos que pasan por moderados, como el gallego Núñez FeijĂło, no tienen vergĂĽenza alguna en
afirmar, sin que le salgan los colores, que la tasa relativamente baja de
fallecimientos en Galicia se debe a la eficacia de la Xunta, mientras que el
resto de los fallecimientos, incluidos los de las comunidades de Madrid y de
Cataluña, deben atribuirse únicamente a la mala gestión del Gobierno.
Por eso
urge que el gobierno gobierne, y que tenga meridianamente claro si quiere
beneficiar a los de siempre, o se decide al fin a aplicar polĂticas
redistributivas que impidan que un joven tenga menos posibilidades de futuro
que su padre o su abuelo. Todo lo que no vaya en esa dirección será traicionar
a su electorado. Y las traiciones, tarde o temprano, se pagan caras.
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