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Mucho hemos avanzado, pero cuán lejos está la meta


Félix de la Fuente
[colaboraciones].-

 

La muerte del presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, nos brinda la oportunidad de rendir homenaje a una gran persona, preocupada por los problemas sociales -el paro juvenil, la inmigración, la protección social de los ciudadanos- y preocupada también por la integración europea; a una personalidad que representa más a la Italia de los primeros años de la integración europea que a la Italia antieuropeísta actual.

 

Sassoli ha seguido la senda de otros grandes europeístas italianos como Alcide De Gasperi y Altiero Spinelli. De Gasperi fue también presidente del Parlamento Europeo, el segundo presidente de ese embrión de Parlamento que fue la Asamblea común de la Comunidad del Carbón y del Acero(CECA), un parlamento que estaba constituido por delegados de sus respectivos parlamentos nacionales y que carecía de facultades legislativas.

 

Setenta años separan a dos de los padres de la Unión Europea -como califica la Comisión Europea a De Gasperi y Spinelli- y a David Sassoli. La Asamblea de la Ceca apenas se parece al Parlamento Europeo actual. Pero los tres tienen muchas coincidencias. Los tres estuvieron muy relacionados con el Parlamento Europeo.

 

Spinelli, además de ser europarlamentario durante varios años, tuvo una gran influencia en los siguientes tratados de la Unión. El informe Spinelli es todo un proyecto de una Europa federalista y en el que retoma las ideas que había defendido décadas antes en el Manifiesto de Ventotene.

 

ABIERTOS, DIALOGANTES Y FEDERALISTAS

 

Los tres eran abiertos, dialogantes y federalistas (respecto a los dos primeros, es evidente que fueron federalistas; respecto a Sassoli, me atrevo a decirlo, pues todo defensor de una auténtica integración europea tiene que ser, por necesidad, federalista) A la idea federalista de Spinelli se une el lema de De Gasperi de que la fraternidad debía ser la premisa básica de una Europa Unida.

 

Entre la Asamblea Común de los tiempos de Alcide De Gasperi y el Parlamento Europeo de David Sassoli media una distancia de 70 años, pero una distancia aún mayor en cuanto a las competencias de uno y de otro Parlamento. La Asamblea de la CECA era quizás lo único que se podía alcanzar por aquellos años, pues estaban aún sin cicatrizar del todo las heridas de la segunda guerra mundial.

 

Además, estaba en consonancia con la famosa frase de Robert Schuman: “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho”.

 

Sin embargo, el Parlamento Europeo actual está lejos aún de su mayoría de edad, pues no puede legislar en muchos campos reservados al Consejo yal Consejo Europeo y en los que solamente es consultado, como son los ámbitos de Política exterior y de Seguridad Común, lejos aún de poderse liberar, en cuanto poder legislativo, de los controles del Consejo de la UE ,lejos aún de la dependencia de sus respectivos partidos políticos nacionales, lejos aún de poder representar de forma conjunta a todos los ciudadanos de la UE, pues no se ha llegado aún a unas listas transnacionales que puedan ser votadas por los ciudadanos de toda la Unión.

 

EN EUROPA AVANZA EL PARO Y LA POBREZA

 

Europa no se construyó, y hubo guerra”, dice la Declaración Schuman. No se llegó a esa Europa que desde la década de 1920 venía pidiendo, entre otros, Coudenhove-Kalergi en su obra Pan Europa, y vino la segunda guerra mundial. Actualmente, Europa no termina de construirse, y no digo yo que vaya a venir la guerra, aunque tampoco está totalmente excluida, pero tampoco avanzamos en el terreno de lo social.

 

Europa no termina de construirse, y avanza el paro y la pobreza. La integración europea no avanza, y cada vez somos más dependientes de terceros países: dependientes de los EE.UU. en cuanto a la defensa, dependiente de China en cuanto a los productos industriales, dependientes de Rusia y de los países árabes en cuanto a producto energéticos, y dependientes de los países del tercer mundo en cuanto a mantenimiento demográfico.

 

Y esta dependencia, que en principio no tiene nada que ver con la globalización, limita nuestra libertad y, por tanto, nuestra democracia. Se nos ha ido Sassoli, un gran europeísta, un gran italiano y un federalista que necesitábamos.

 

 

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