Los que aman no miran el calendario
FĂ©lix ArbolĂ [colaboraciones].-
Se acercaba el famoso dĂa de San ValentĂn y los enamorados andaban buscando ese regalo con el que ilusionar a su pareja o preparando esa cena especial, donde el amor estĂ© presente en cada detalle. Es una celebraciĂłn que se inventaron unos avispados comerciantes para incrementar los ingresos en un mes pĂ©simo econĂłmicamente. Todos decimos la cuesta de enero, pero la verdadera cuesta es la de febrero, cuando tenemos que usar el dinero de plástico porque ya hemos gastado la paga del mes.
Uno de los promotores, si no el principal, de esta dedicaciĂłn fue PepĂn Fernández, el fundador y presidente de “GalerĂas Preciados”, al que tuve la oportunidad de entrevistar en su despacho de Callao. Por cierto, su sobrino RamĂłn Areces, el de “El Corte InglĂ©s”, acabĂł comprando el imperio comercial del tĂo, que fue quien le ayudĂł en sus comienzos.
Tengo entendido que cuando muriĂł PepĂn Fernández, ignoraba que su empresa ya no le pertenecĂa, pues no quisieron darle ese tremendo disgusto en sus Ăşltimos años ya enfermo y retirado de la vida activa. Hizo su fortuna en Cuba en tiempos anteriores a Castro.
Cuando terminé la entrevista y charla posterior, era ameno y buen conversador, llamó a uno de sus secretarios y le dijo que me acompañara a la planta que yo deseara y eligiera el regalo que quisiera. Me decidà por unos zapatos. Estaba soltero aún.
Durante mis relaciones amorosas y algunos años de casado, siempre he procurado tener algĂşn detalle especial en este dĂa con la mujer que ocupa mis pensamientos nocturnos e ilusiones diurnas.
ESTAMPA TĂŤPICA
Recuerdo algunos años que antes de entrar en el ministerio a trabajar, me acercaba a una tienda de flores cercana y le encargaba un ramo de rosas rojas a Maribel con tarjeta y dedicatoria incluida, que ellos se encargaban de llevársela. Disfrutaba tanto al regalárselo como me figuro ella al recibirlo.
La vida, los años y el enorme cariño que siento hacia esta mujer, me han demostrado que para amarla y hacérselo saber, no hace falta fecha determinada. Cualquier momento y detalle es suficiente y oportuno. Desde entonces le digo que la quiero y que es la mujer más maravillosa que he podido encontrar en mi vida, en cualquier ocasión que se me escape del alma.
Me agradan los detalles y más aún si me cuesta algún esfuerzo o sacrificio realizarlo. Por ejemplo, buscar una castañera -pues sé que las castañas tostadas le chiflan-, y llevárselas calientes y humeantes.
Una estampa callejera muy tĂpica de los “madriles” en mis primeros años capitalinos, que como tantas otras han ido desapareciendo de nuestro entorno, como el sereno, el afilador con su bicicleta, el botijero y otros negocios que reflejaron costumbres y maneras de vivir entrañables en una Ă©poca irrepetible, casi cuando Fernando VII usaba “paletĂł”.
SIN ESPERAR AL CALENDARIO
TambiĂ©n acostumbro a encargar a amigos e hijos un bote de “marrĂłn glasĂ©”, que son sus predilectas o buscar esa marca de perfume o colonia que sĂ© su favorita. Cualquier cosa que le agrade y la ilusione para verla contenta y satisfecha, sin tener que esperar que me lo indique el calendario.
Considero que el amor de una pareja no debe tener un dĂa que lo recuerde y descubra. Los trescientos sesenta y cinco dĂas del año y cualquier instante o lugar es Ăłptimo y maravilloso para hacerle saber que forma parte importantĂsima, inseparable, de tu vida y que es el mejor regalo que te han podido hacer.
Al estar pensando escribir sobre amor, nostalgia y sensibilidad, me he quedado medio dormido despuĂ©s de comer. Gracias a ello me he evitado tener que oĂr la Sexta en su diario recorrido por las calamidades que nos afligen, como si nos tuvieran que estar recordándonoslo en todos sus programas y debates. El dĂa que tengan que hablar de bienestar y esperanza no van a saber cĂłmo dar ese tipo de noticias agradables por la falta de costumbre.
DEJEMOS A SAN VALENTĂŤN EN PAZ
Mientras estuve en brazos de Morfeo, en esa siesta tan española y grata, soñé, ignoro por quĂ©, con mi pasado familiar, rodeado de todos los seres queridos que se han ido de mi vida. Al despertar, sentĂ una congoja tremenda al comprobar la soledad en que me habĂan dejado, madre, hermanos, primos y amigos. Fue una sensaciĂłn de soledad terrible, de desolaciĂłn y tristeza, de orfandad total.
Me sentĂ como un objeto perdido en un mundo que no es el mĂo. Vestigio de una Ă©poca que nada tiene que ver con la actual. SĂłlo me confortĂł la presencia en el sofá de Maribel. Mi Ăşnica conexiĂłn, maravillosa y entrañable, con ese mundo que ya es casi prehistoria.
Amar, amigo lector o lectora, es gozar y sufrir; llorar y reĂr, vivir el cariño y el odio más desenfrenado; sentir cĂłmo se hace pedazos tu corazĂłn cuando la persona amada desaparece de tu vida o vivir flotando como en una nube sin querer descender de las alturas. Amar es morir cuando ese amor se apaga y enloquecer cuando piensas en ese ser tan especial ya no forma parte de tu vida. Y dejemos a San ValentĂn en paz.
¡ Magistral !
ResponderEliminarAunque ignoro quien está bajo ese pseudónimo, gracias por leerme y comprender que escribo lo que siento.. Um abrazo amigo.
ResponderEliminar