Chiclana, Cuna de Oficios-El tractorista-Juan Cabeza Caballero, “Repique”: Buenos pasos, buenas rodadas
PEPE VELA M. [colaboraciones].-
Hace unas
semanas falleció a los 83 años Juan Cabeza
Caballero, Repique.
Hace un par de años PUENTE CHICO publicó
una entrevista en esta sección que realiza Pepe Vela M., por lo que la
reproducimos en homenaje a un chiclanero trabajador, muy conocido y querido en
la localidad.
A
principios del siglo pasado tener trabajo y casa era un lujo para un pobre y
eso lo tenía la familia Caballero en la dehesa de Campano, donde trabajaba el
abuelo de nuestro protagonista. Pero a la familia le abandonó la suerte dejando
viuda y nueve hijos, que había que seguir criando y manteniendo. Juan Cabeza Caballero, Repique, nos cuenta su vida y también nos habla
de la profesión que le marcó: tractorista.
La abuela Regla tuvo que abandonar Campano al enviudar, pero no se vino abajo, todo lo contrario, se creció y se estableció en la zona del Llano de las Maravillas, en una choza que hicieron cerca de la actual Venta Campano. Ahí comenzó con sus nueve hijos una nueva vida, criando una cabrita y después otra, siendo lo siguiente arrendar tierras y laborearlas con jornaleros que ella misma dirigía y mandaba. Una de las hijas era Encarnación Caballero Cubero.
Al otro
lado de la carretera vivía la familia de Manuel
Cabeza y Pepa Baro que llevaban la
Venta Cabecita. Tenían cinco hijos y uno
de ellos, Manuel, se casó con
Encarnación, instalándose en la calle Bodega, donde el 15 de junio de 1936
nació Juan Cabeza Caballero, Repique.
CAMPANO
Tenía una
hermana mayor y sus padres deciden irse cerca de la abuela Regla, pues Manuel,
su padre, después de tres años de mili, también tuvo que ir a la guerra,
estando en los frentes de Pozoblanco (Córdoba) y Teruel, pero siempre en la
cocina, que era lo que mejor se le daba.
En el
Llano de las Maravillas vivió Juan Cabeza hasta los nueves años, cuando sus
padres se mudaron a la calle Huerta Chica, nº 7, donde se crió con sus cuatro
hermanos y dos hermanas.
La zona de
Campano tenía mucho movimiento, no solo por el paso a Conil sino también por el
trasiego económico de la dehesa. En la Venta Cabecita
paraban también muchos curas y a su padre, que era muy nervioso y se movía
continuamente, le dijeron que repicaba como las campanas, y ahí nació el mote Repique.
SERVICIO MILITAR
Su padre
era contratista de madera, abasteciendo al penal de El Puerto, a los militares
en Jerez, así como llevando rodrigones para las viñas, puntales para las obras
y leña para panaderías, por ser un producto de gran consumo en esos años y el
medio de energía que existía.
Poca
escuela, buenas matemáticas y mucho trabajo. Fue aprendiz de bodega en la calle
Fierro con Juan Castañeda, albañil en
Campano, haciendo el teatro del colegio, y cortador de eucaliptos con un tío
suyo.
Sus
primeros pasos con maquinas fueron en El Berrueco, donde con 18 años aprendió a
conducir con un camión ruso, para acarrear agua y grava. Después se colocó de
chofer en la ladrillera que había a la salida de Chiclana y por ultimo con Rafael Torres, el
de los huevos, como era conocido el dueño de la ferretería de Los
Remedios. Todo esto lo hizo antes de ir a la mili, ¡y sin carnet!, que sacaría
al regreso del servicio militar.
Le tocó
hacerlo en Marruecos, donde se incorporó en el año1958, pasando por Tetuán y
Larache. Sin pasar hambre y cobrando el doble que en la península, pasa
necesidades pues los giros no le llegaban. Ahí aprendió a leer porque no le
gustaba que otros le escribieran las cartas a su novia.
SU PRIMER TRACTOR PROPIO
Cuando
regresó del servicio volvió con Rafael Torres y estuvo con él hasta que vendió
el camión. Entonces llegó a Chiclana, procedente de Marruecos, Antonio Cambrils Gallego con dos tractores, uno
grande y otro pequeño, haciéndole falta un chófer para uno de ellos.
Fue el
padre de Sebastián Saucedo, ex alcalde de
Chiclana, quien le recomendó para que le contratara y así fue como se inició en
el manejo del tractor. El primer día lo llevo a una finca para enseñarle. Le
dijo que era fácil, que diera una vuelta y lo dejo solo. Ya no se bajaría de lo
alto de este tipo de vehículos hasta su jubilación.
Estuvo con
Cambrils más de dos años y ganaba 75 pesetas diarias hasta que Juan Sánchez
Galindo, El Lechero,
que era su vecino, le presento a Manuel Polanco
Rivera por si quería asociarse con él para comprar un tractor a medias.
Compra que hicieron pagando el 20 % de interés, que fue avalada por Juanete Rivera. La sociedad no llegó a dos años
porque no daba para sacar dos sueldos más el pago del tractor.
El primero
era de la marca David Brown, que
compraron en Finanzauto. Manuel Polanco
quiso entregar el tractor para no seguir pagando y fue cuando Juan Cabeza hablo
con Juan Luis Rodríguez Medina, comercial
de la empresa vendedora, llegando a un acuerdo de pago. Ahí empezó su andadura
profesional.
REVESES DE LA VIDA
Pero todo
no iba a salir bien. Se encontró con una piedra en un riñón y, además, se le
averió el tractor. Juan El Lechero
vuelve a escena y le arregla por la beneficencia para que le operen en el
Hospital de Mora, estando treinta y nueve días ingresado. Cuando sale contrata
a un conocido suyo llamado Frasquito y
entre los dos hacen que el tractor no pare ese verano, consiguiendo pagar la
avería más el último plazo que quedaba. Desde entonces se ha dedicado a todo
tipo de labores agrícolas, arados para replantar viñas, remolacha, trigo, así
como traillar.
En 1965,
año de la riada de Chiclana, le llamó Jose López,
encargado de Obras en el Ayuntamiento, y junto al alcalde Tomás Collantes, se montaron para ver las
necesidades de la gente. Cuando subía por la Alameda del Río para ir a La Banda
(entonces esa calle tenía dos direcciones), escucharon un estruendo, como una
bomba, siendo testigos de excepción de la caída del Teatro García Gutiérrez.
Se casó
con Manuela Velázquez Sánchez, a la que
conoció con 18 años, en la iglesia de San Sebastian, celebrando la boda con un
pollo de campo en casa de su suegra. Han tenido dos hijas, Ana y Manoli,
y un hijo, Sebastián.
Como le
dijo una vez un padre a su hijo: “Ten cuidado
con los pasos que das en la vida, respondiéndole éste: Tenlos tú, que son los
que yo voy a seguir”. Y esos pasos son los que ha seguido su hijo
Sebastián desde que cumplió los 14 años. El lago de la feria fue el último
trabajo que hicieron juntos, pues le extirparon un riñón por la dichosa piedra,
que supuso su jubilación.
Toda una
vida dando buenos pasos y buenas rodadas.
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