“El discurso del barro”, de Bea Aragón
NATALIA ROBLES [colaboraciones].-
Sólo el amor convierte en milagro el barro,
Sólo el amor engendra la maravilla.
Silvio Rodríguez
La lectura del nuevo poemario de Bea Aragón me ha trasladado a mil referencias. A lugares que se han enriquecido con la forma arrolladora de utilizar las palabras que tiene la autora. En El discurso del barro encontramos alusiones a su entorno, la ciudad de Cádiz, pero también una visión feminista plagada de matices que nos hace movernos a lo largo de la Historia, a partir de la consideración de la mujer como sujeto. Voy a intentar desgranar en estas líneas todo lo que me trajo este libro y espero animar con ello a su lectura.
Nos encontramos ante un poemario tremendamente rico en el que se hace alusión a la figura de la mujer desde su posición histórica y actual. Nos invita a pensar desde el feminismo, es decir, desde la igualdad, haciendo hincapié en la posición que actualmente ocupamos las mujeres en la sociedad desde diversos puntos de vista.
CONQUISTA
DE LA IGUALDAD
Desde el
punto de vista de la mujer como Madre, con la capacidad única del poder parir,
desde el punto de vista de la mujer como hija, con todo lo que hemos ido
recogiendo y asumiendo como nuestro a lo largo de los años y con intención de
conquistar un nuevo lugar y desde la reflexión para el avance en esa intención
de conquista de la igualdad.
Además, a
lo largo de toda la obra se nos traslada, al menos eso me sucedió a mí, a
distintas referencias culturales totalmente asumidas, como la propia religión
cristiana, o a otros poemas y referencias literarias y hasta carnavaleras.
En este
sentido, se ha de señalar también la presencia de la ciudad de Cádiz y la
relación que la autora mantiene con ella. También con el carnaval que se
practica en esa ciudad, presente desde la cita (homenaje) a Juan Carlos Aragón que aparece en el principio
de la obra.
RIQUEZA DE PALABRAS
Tras leer
el libro sólo hice una pregunta a la escritora, si había alguna intención en la
división en tres partes de este poemario. La respuesta fue que no, pero a mí me
parece que esta característica sin intención es muy significativa.
Si
reparamos en ello, esta trilogía de nuevo traslada al mundo de la religión
cristiana y, concretamente, a la Sagrada
Trinidad. El Padre, Hijo y Espíritu Santo se transforma en Madre, Hija y
Espiritualidad, reflejadas en cada una de las partes del libro.
La riqueza
de las palabras de la escritora hizo que me fuera trasladando a muchísimos
lugares a partir de su lectura. Si prestan atención, seguro que ustedes también
verán todo eso, y hasta más, en función de su experiencia. Pero esa es la magia
más maravillosa de una obra de arte, el hecho de que pueda trasladarnos el
mayor número de mensajes posibles y esto, sucede de forma extraordinaria en El discurso del barro. Léanlo.
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