Los chiclaneros contrarios al destrozo de la Alameda del Río que ha llevado a cabo José María Román

Los comerciantes del centro denuncian las importantes pérdidas que tuvieron en plenas rebajas, por la poca afluencia de público desde que se cerró al tráfico la Alameda.-

Poco después de finalizar las fiestas navideñas el gobierno municipal cortó el tráfico por la Alameda del Río, para llevar a cabo unas obras que nadie quería excepto nuestro alcalde, José María Román, empeñado en dejar algo que le recuerde para siempre, o hasta que otro alcalde o alcaldesa se cargue su obra dentro de unos años. Ni comerciantes ni residentes del centro están de acuerdo con lo que está haciendo, ni los chiclaneros en general. Y con las colas de tráfico a todas horas, menos.

Los gobiernos se han sacado de la manga la Agenda 2030, un timo en toda regla, que solo servirá para gastar y despilfarrar mucho dinero en obras inútiles e innecesarias como ésta, en vez de hacerlo en que se cumplan los preceptos más importantes que viene en ese proyecto. Es como la Constitución española pero a nivel mundial. Dice casi lo mismo, que hay que procurar que todos los niños del mundo tengan una educación y sanidad y casa, que vivamos en paz, hacer las ciudades más habitables, etc., etc., etc.

Si queremos acabar con la pobreza tenemos que empezar por invertir en proyectos que ayuden a ello. Gastando en unas obras como las de la Alameda 3 millones de euros es una salvajada (el 80% son fondos europeos), teniendo en cuenta que con unos cuantos miles se podría haber arreglado. El dineral que está invirtiendo José María Román en carteles propagandísticos de lo bonita que va a quedar es obsceno, cuando con ese dinero podrían ayudar a muchas familias chiclaneras que lo están pasando muy mal y a las que no hacen caso en Servicios Sociales.

Cualquiera que vea dichos anuncios comprobará lo fría que resulta esa alameda, fea e inhóspita, con unos cuantos árboles y unos asientos de piedra o granito, muchos de ellos sin respaldo, con lo que no animarán a nadie a quedarse allí mucho rato. Las costumbres han cambiado y lo que hace treinta años era un lugar de encuentro, sobre todo los fines de semana, y más en verano, con colas para comprar helados en Picó y los bares y pubs llenos, ahora no hay nadie, porque el centro está muerto en invierno y sobre todo en verano, ya que los jóvenes se van a la playa masivamente.

UNA CHICLANA DISTINTA

Hace tres décadas teníamos una Chiclana y ahora hay otra muy diferente. Por muchas reformas que hagan los ciudadanos no van a dejar de ir a la playa a divertirse. Son muchos años ya con un centro desierto, aunque haya días que parezca que no es así, gracias a los bares que se han abierto en la calle Arroyuelo principalmente.

La Alameda del Río murió hace muchos años, cuando dejó de ser el lugar de encuentro de los jóvenes. Nacieron las discotecas, empezamos a tener coches y la juventud se marchó a La Barrosa. Y ahora con los autobuses lo tienen mucho más fácil. Tres millones de euros (500 millones de pesetas) son muchos millones en algo que no va a cambiar los hábitos de los chiclaneros.

DE FRACASO EN FRACASO

Fracasaron con el bar que se puso, que según nos vendió el mismo que lo desmontó –Román-, iba a revitalizar ese lugar y el centro. Pasaron varios hosteleros, que pusieron todo su saber y empeño en que funcionara y a los pocos años se cerró para siempre, quedando abandonado.

Una alameda donde se celebraran pregones de carnaval y manifestaciones –la más importante la que se hizo contra las incineradoras de Miramundo-, se quedó por el bar en un pequeño espacio donde no se podía hacer nada. Ahí empezó nuestro actual alcalde a cargársela y las ganas de los ciudadanos de ir a pasear allí.

Desde entonces ha sido un lugar sucio y abandonado, con el suelo roto, resbaladizo, con un quiosco de la música que daba pena verlo, destrozado por los gamberros, lleno de pintadas y lugar de reunión de porreros.

AYUDAR A SU DESTRUCCIÓN LENTAMENTE

En vez de hacer un mantenimiento cada poco y arreglar lo que estuviera mal, dejó que se fuera destruyendo, dando una imagen lamentable para los ciudadanos y visitantes. Ese abandono estaba planeado, según hemos podido ver ahora. No le importaba lo más mínimo su deterioro, porque ya tenía en mente llevar a cabo esta mamarrachada, una más.

La idea la copió de Andrés Núñez cuando éste se presentó a la alcaldía por el PP. Pero su proyecto sí podía darle vida a este lugar tan emblemático y querido de los chiclaneros. Román va a hacer una mala copia, que nos saldrá muy cara. Y ya lo está haciendo, no solo por lo que cuesta, sino también por los daños económicos que está suponiendo a los comercios del centro, que no están de acuerdo en su gran mayoría con una Alameda que servirá de poco.

Hay dos asociaciones, una minoritaria y afín a Román desde el primer día, a la que éste les subvenciona con 35.000 euros anuales, y otra mayoritaria, en la que están más del 80% de los establecimientos y a los que el alcalde no les da ni la hora y con los que no cuenta para nada.

GRAVES PÉRDIDAS DEL COMERCIO

La portavoz municipal, Cándida Verdier, dijo ante las críticas por el cierre al tráfico por la Alameda antes de la fecha prevista, que se había reunido con comerciantes y vecinos de la zona y que estaban de acuerdo, lo que niegan los miembros de la asociación disidente: “Con nosotros, que somos mayoría, nadie del Ayuntamiento nos ha consultado nada ni pedido opinión. Lo hacen con la entidad que aglutina a muy pocos comercios y que siguen el camino que les marca Román”.

Señalan que esa asociación, “para que parezca que son muchos, tiene  establecimientos de Fuente Amarga, calle Ancha y otros lugares de Chiclana, pero del centro muy pocos y ellos deciden por los demás, con el daño que nos está suponiendo”.

Afirman que desde que se cortó el tráfico el 9 de enero, en plenas rebajas, la afluencia de clientes ha bajado enormemente: “Si la comparamos con la Navidad, es un desastre. No es normal que en plenas rebajas venga menos gente. Ha habido poco público y eso es debido a que para llegar hasta el centro tienen que dar unas vueltas muy grandes, lo que les quita las ganas de venir y se van a comprar a los centros comerciales de ciudades cercanas. Tardan menos y tienen aparcamiento al lado de donde van”.

LOS CIUDADANOS TAMPOCO APRUEBAN LA ALAMEDA

Pero no solo los comerciantes están en contra de lo que se está haciendo. El ciudadano de a pie tampoco está de acuerdo con el destrozo de la Alameda y así nos lo han manifestado en ese lugar los que pasaban por allí al centro o hacia La Banda. Es eslogan de La Chiclana que quieres no sirve para lo que se está haciendo aquí. Sabemos que dentro del PSOE hay disconformidad con estas obras, pero Román es el amo y señor del partido y nadie quiere enfrentarse a él.

Lo grave de todo esto es que los chiclaneros lo sufriremos por culpa de las ínfulas de un alcalde que está más pendiente de seguir en el sillón a toda costa y que mientras se preocupan de cosas como estas, no se acuerdan de que estamos sin PGOU, que se siguen construyendo y parcelando ilegal e impunemente muchas casas y parcelas, que hay basuras y escombros por todas partes, que las barriadas están abandonadas, lo mismo que muchas de las calles del casco histórico y no digamos el extrarradio, donde ahora está poniendo farolas y haciendo algunos arreglos por las elecciones, mientras llevan años olvidados.

PACO LÓPEZ

¿ERA NECESARIO DESTROZAR LA ALAMEDA?

Las ciudades más importantes del mundo suelen tener un lugar emblemático al que miman, cuidan y preservan, significando una de las señas de identidad cardinales del lugar. En muchas ocasiones se trata de una Alameda, un lugar de paseo, un sitio para encontrarse, un círculo familiar y de amistad.

Generalmente son centenarias y los lugareños la muestran como algo propio, algo de lo que se sienten orgullosos. En nuestra localidad, con ínfulas de ciudad y realidad de pueblo, también teníamos una Alameda, que, más bien o más mal cumplía con el formulismo de lugar emblemático: Farolas de tipo antiguo, balaustrada al río colindante, bancos, árboles, plantas, palmeras, dos fuentes alhambrescas tipo surtidores, un kiosco de la música, un lugar de encuentro reservado y una estatua a Curro Jaramago como muestra cultural. Como ya he dicho, nada del otro mundo, pero nos hacía el avío.

Cuando le metieron mano, muchos pensamos que se trataba de arreglar el boquete dejado por las ruinas del caprichoso chiringuito edificado por el alcalde José María Román, reponer el surtidor y mejorar el pavimento en mal estado. Poco más se necesitaba. Un repasito típico de tiempos preelectorales y a seguir con nuestra emblemática alameda.

DESTROZO VANDÁLICO

Sin embargo, y para nuestra sorpresa, nos hemos encontrado un destrozo vandálico que no deja títere con cabeza. Nuestra pobre alameda no ha llegado a cumplir ni cuarenta años. Ha muerto en plena madurez. Probablemente nuestro gobernante, en su proterva ignorancia, se ha confundido al llamarla alameda pública. Lo de pública ha enmarañado sus sentidos y por eso le ha metido mano.

Por cierto, si le interesa comprar el chiringuito de Román, puede acceder a una conocida página web de compraventa y allí lo encontrará a buen precio. Anímese, puede presumir de tener en su jardín un merendero tipo Guggenheim en plan pobre. Otro por cierto, ¿a dónde han ido a parar los miles de kilos de mármol que se han quitado de la Alameda?

Según unos carteles propagandísticos colocados por el Ayuntamiento en lugares céntricos, piensan construir en su lugar un transfigurado parque infantil de colores, una especie de pastiche sonrojante, mezcla de restos añejos y materiales extraños, al que nos llegaremos a acostumbrar. Qué remedio. La verdad es que nos acostumbramos a todo.

Vuelvo a repetir. En una localidad con más de cien mil habitantes de hecho, que carece de hospital. ¿Era necesario hacer una alameda nueva? ¿Cuánto nos va a costar este nuevo capricho? ¿Es que nadie puede poner fin a esta autocracia devastadora?

UN CHICLANERO ACONGOJADO