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La sonrisa de Ursula von der Leyen me hiela el corazón

Félix de la Fuente [colaboraciones].-

Que Nadia Calviño sea elegida o no presidenta/e del Banco Europeo de Inversiones “nos la trae al pairo” a la mayoría de los españoles, pues se trata única y exclusivamente de una batalla de su propio partido político, a pesar de que se nos quiera vender como un triunfo nacional, una copa a nivel europeo. Lo único que este mercadeo supone es un desprestigio de la misma UE, que debería estar gobernada por los mejores profesionales, no por los súbditos más esclavos de los partidos políticos.

Los que hemos vivido estas luchas de partidos por colocar a sus peones en los puestos de mayor influencia de la UE, prescindiendo de la calidad profesional de los mismos, ya no nos sorprende nada. Hubo una directora general de la división de la traducción de una de las instituciones de la UE, puesta a dedo, naturalmente, por un partido político español, que solamente dominaba dos idiomas -el propio y otro – cuando en esa división los traductores dominan todos como mínimo cuatro o cinco idiomas y las/los secretarias/os se desenvuelven en varios.

Sí nos interesa y nos preocupa, sin embargo, el descontrol por parte de la Comisión Europea, del deterioro de la democracia en España, donde las directrices de la Comisión para la renovación del Consejo General de Poder Judicial, debiendo ser él mismo quien elija a sus miembros, nuestros políticos se las toman a chirigota.

Sí nos preocupa el descontrol de una democracia donde una persona puede ser hoy juez y mañana ministro o, al contrario, hoy  ministro y mañana juez. Donde cualquier ministro de quinta categoría puede anular las sentencias de los jueces, donde el gobierno puede desprestigiar públicamente al Parlamento Europeo, que retiró la inmunidad parlamentaria a Puigdemont  por delitos graves y a quien el Gobierno de España quiere amnistiar, admitiendo que éste había sido  injustamente sentenciado.

CIUDADANOS DE PRIMERA Y DE SEGUNDA

Por eso, nos duelen en el alma ciertas sonrisas de la presidenta de la Comisión Europea ocurridas en España (en otras partes puede reír como le plazca), cuando los españoles estamos esperando que al menos diga algo sobre el caos democrático de España. Me parece bien que admire el monumento de la Alhambra, o el Palacio de Carlos V, obras que no debemos a nuestros políticos actuales, o el gesto generoso de una joven española, pues es algo que nos caracteriza como pueblo.

Pero la Comisión Europea, en cuanto guardiana de los tratados de la Unión, debe velar por que se cumplan los principios democráticos y de igualdad entre todos los ciudadanos, y eso, en cuanto a España, no lo hace. Y desde hace ya mucho tiempo en España hay ciudadanos de primera y de segunda.

Y no es ningún político, sino el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León el que nos avisa y nos recuerda las palabras del discurso de Cicerón contra Verres, palabras escritas hace ya más de 2.000 años. Y hago esta última observación, por si acaso algún ministro español actual duda de quién era Cicerón y se piensa que es un político de la oposición.

SIN ESPERANZAS DE SALVACIÓN

Los pueblos que ya no tienen solución, que viven ya a la desesperada, suelen tener estos epílogos letales: se rehabilita en todos sus derechos a los condenados, se libera a los presidiarios, se hace regresar a los exiliados, se invalidan las sentencias judiciales. Cuando esto sucede, no hay nadie que no comprenda que eso es el colapso total de tal Estado; donde esto acontece, nadie hay que confíe en esperanza alguna de salvación.

No es que se rompa España. No es que Cataluña se vaya a separar de España. No es España como nación lo que me preocupa. Es la democracia lo que me preocupa, son los ciudadanos españoles -todos- los que me preocupan. Es que estamos dando muchos pasos hacia un régimen autocrático. Y un régimen dictatorial no va a consentir verse privado de ciertas regiones de España.

O ¿es que alguna región iba a poderse liberar de la dictadura? Echemos un vistazo a última nuestra. Hace unas semanas escribí que empezaba a dudar que Europa fuera la solución, en contra de lo que pensaba Ortega y Gasset. Viendo la sonrisa de Ursula von der Leyen por tierras españolas se me hiela el corazón.

 

 

 

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