Viaje a Tierra Santa, un sueño cumplido (1)

Recorriendo los lugares donde anduvo hace más de dos mil años Jesús de Nazaret

En julio de 2023, del 4 al 11, visité por primera vez Tierra Santa. Era un viaje que siempre me había gustado realizar, pero nunca tuve la oportunidad. Hasta el año pasado. Me contó mi pareja, Salvadora, que en Santiponce (Sevilla), donde vive, se estaba organizando un viaje a ese lugar. El padre Fernando Carranco Romanco, párroco  de la iglesia de San Isidoro del Campo de esa ciudad, era el coordinador.

En las reuniones se nos iba informando del viaje a Israel, un país con distintas religiones: palestinos, israelitas, judíos, cristianos, ortodoxos, griegos, armenios, musulmanes y unos barrios divididos. Íbamos a un lugar complicado, con diferentes religiones y con mucho control militar. Un grupo de treinta y dos personas nos fuimos el  4 de julio en autobús hacía el aeropuerto de Sevilla. Nos esperaba un viaje de cinco horas. El avión iba completo.

Teníamos un cosquilleo en el estomago, nerviosismo en las caras de todos, pero también una ilusión de hacer la peregrinación a Tierra Santa. Con la compañía Iberia llegamos a Madrid. Allí embarcamos en otro avión mucho más grande. Durante el vuelo yo iba mirando por la ventanilla para fotografiar las islas que íbamos sobrevolando como Chipre, las griegas y otras. Salimos de Madrid a las 17,00 horas y llegamos al aeropuerto de Ben Gurión sobre las 22,00 horas.

LLEGADA A TEL AVIV

Desde el avión hice unas instantáneas de Tel Aviv  impresionantes. Una vez pasados todos los controles, con fotografía incluida, para la instancia en el país, nos estaba esperando nuestro guía chileno, Ricardo, y su chofer palestino. El primer abrazo del guía fue para el sacerdote Fernando Carranco, ya que se conocían de viajes anteriores.

Entramos en un autobús antiguo y pequeño con dirección a la ciudad de Tiberiades, donde está el lago del mismo nombre, al sur del país. Hora y media después llegamos al hotel de los tres primeros días. Llegamos sobre la medianoche. Una pequeña recepción con algo de comida y a la cama después de todo el día de viaje. Así fue nuestro primer día en Tierra Santa.

VISITA A NAZARET

Día 5 de julio. Desayunamos muy temprano ya que en Israel amanece a las 5,00. Nuestro destino era Nazaret, una pequeña aldea de Galilea, conocida por los sucesos del Nuevo Testamento, donde el ángel Gabriel se apareció a la Virgen, augurándole el nacimiento de su hijo, destinado a convertirse “en grande y supremo” (Lucas 1,26-38).

Visitamos la Basílica de la Anunciación y el Museo Franciscano (instalado en el centro de ésta), que guarda entre  sus valores un grabado especialmente significativo: Xe María (Alégrate María) perteneciente a los primeros judíos cristianos. En Nazaret también se encuentra la fuente de la Virgen (Pozo de María), la principal fuente de agua natural de Nazaret, a la que la Virgen María acudía casi a diario a extraer agua.

RECORRIENDO LAS CALLES DE JESÚS

También estuvimos en la sinagoga erigida en el sitio donde Jesús predicaba los sábados (Mateo 13, Marcos 6).  Según la tradición aquí era donde  Jesús solía estudiar y rezar durante los años de su infancia en Nazaret. En la Iglesia de San José celebramos nuestra primera Eucaristía con el padre Fernando. Vivimos muy intensamente todos los lugares donde vivió San José y su esposa María y el niño Jesús.

Yo me iba imaginando los momentos de ese niño jugando por esas calles estrechas y empinadas y aún primitivas, por el estado de sus paredes y suelos. Paramos al medio día para almorzar en un pequeño bar-restaurante, comida típica de allí. Creo recordar que el primer plato fue sopa y de segundo lentejas en puré, una copa de vino de la zona y un postre casero.

Eso sí, el pan aún sigue haciéndose primitivamente, como en la época de Jesús, fino como especie de una torta pero que se cortaba con las manos. Yo iba haciendo cientos de fotografías de todo tipo, tanto con mi cámara Canon D70  para una posible exposición fotográfica y con mi móvil para el WhatsApp del  grupo.

BODAS EN CANÁ DOS MIL AÑOS DESPUÉS

Después del almuerzo cogimos el autobús con destino a  Caná (Canaan), lugar del primer milagro de Jesús durante una boda y la curación del hijo de un funcionario de Cafarnaúm. Caná ha sido lugar donde nació Natanael, que al principio dudaba del hecho de que el Mesías pudiera provenir de Nazaret, pero se convirtió luego en uno de sus más entusiastas apóstoles (Juan 1,45-49).

La iglesia de San Bartolomé fue el siguiente destino. Está compuesta por doce torres que simbolizan las parejas de Caná, y de una cúpula que  simboliza la devoción de la unidad de la familia. En ella vivimos una bonita ceremonia, donde cinco parejas del viaje renovaron el consentimiento matrimonial en la pequeña capilla donde solo estábamos el grupo de treinta y dos personas.

Las mujeres iban todas con vestimentas de color blanco. Don Fernando, nuestro director espiritual, se encargó de dicha ceremonia y la bendición de las mismas, y yo del reportaje de fotos del bonito acontecimiento.

Cuando llegamos al hotel en Tiberiades, cena y una pequeña recepción privada para nosotros celebrar las bodas  de los cincos compañeros con una tarta. Bebidas gratis, frutos secos, algunos bailes por sevillanas, y a la cama porque estábamos todos muy cansados, después de todo el día subiendo y bajando cuestas de Nazaret y Caná.

RAFAEL REINA ORTIZ (texto y fotos)

Segundo capítulo: Monte de las Bienaventuranzas, Cafarnaúm, la casa de Pedro y su embarcadero en Tiberiades.