MI SOLEDAD

CARTAS AL PERIÓDICO
José Galván


Estoy solo, completamente solo. Mi mirada, fija y perdida en el suelo. No me dice nada, absolutamente nada, solos yo y mi soledad. Levanto la vista y ante mí, pero sin prestar gran atención, una pantalla de televisión que habla por encima de mí, como abusando de su superioridad y totalmente ajena a mi mundo interior. No comprendo gran cosa de lo que dice esa pantalla porque no me saca de mi soledad.

Aparecen palabras e imágenes de la fuerza de la naturaleza que se ceban en Pakistán y China. Lo miro, pero sólo eso, lo miro, no es mi problema, lo siento por ellos pero no es mi problema. En el fondo las miles de vidas humanas que se han perdido en esta catástrofe humanitaria no son de mi incumbencia. Tengo un callo en mi espíritu que lo escucho como escucho a un grifo abierto soltando agua. No tiene importancia. Todos los días mueren miles de personas. No me inmuto.

Vuelvo la mirada al suelo y fugazmente pasan por mi mente las imágenes que acabo de ver y enseguida se me borran y sigo con mi soledad, eso es lo que realmente me preocupa. No pienso colaborar con mi dinero, mi aire acondicionado se ha estropeado y tengo que arreglarlo, esto sí que me preocupa. ¡Uf! Con el calor que está haciendo.

Además, mi coche necesita las cuatro ruedas, ya muy gastadas. No, no puedo entregar ni un euro para estas personas que han sufrido esta catástrofe. Que lo haga otro, tengo muchos problemas. La noticia dura 23 segundos, miles de muertos, miles que se quedan sin nada y ¡23 segundos! Sigo con mi soledad. Vuelvo fugazmente la vista al suelo y mi soledad aumenta, ya se me ha olvidado lo de Pakistán.

Vuelvo la vista a la pantalla de televisión y habla, creo (ya que no le presto atención), de los controladores aéreos, que si huelga sí, que si huelga no, sale uno que dice la pantalla que es de hostelería y te acojona porque yo no sé cuantos millones van a perder los hosteleros; sale a continuación uno con cara de pijo, asegura representar a los controladores diciendo que ellos quieren negociar (es decir no perder sus privilegios y grandes sueldos).

A continuación, un tal ministro llamado Pepe Blanco, con cara de cabreao y diciendo que qué puñetas se han creío éstos (los controladores) y que tomará medidas (o sea, 1,10 de espalda, 30 cm. de sisa y 83 de cintura). Esto sí que es un problema. 40 segundos. Este ranking de tiempo quiere decir que esto es más importante que lo de Pakistán.

Esto en parte me tranquiliza ya que con lo de Pakistán no pensaba colaborar pero como a lo de los controladores le han dao más tiempo quiere decir que es problema mucho más importante y necesita más de mi preocupación que los necesitados de Pakistán.

Me vuelve a visitar mi amiga la soledad. Escucho hablar a mi alrededor pero sólo el ronroneo de las voces, no me importa lo más mínimo de lo que hablan, no les hago caso lo mismo que ellos no me lo hacen a mí. Pasa por delante de mí un gato, me maúlla de forma lastimera, debe tener hambre, pero no me importa. Vuelve a maullarme y le presto atención. Éste es de los míos, está tan solo como yo. Lo miro, él me mira, busco unas migas de pan, se las echo y se lanza a ellas como si fuera un manjar. Se las come y se va, él con su soledad y yo sigo con la mía.

La televisión no para. Ahora aparece Zapatero, ¡oh Zapatero!, visitando al Rey y diciendo las cuatro patochás de siempre: que estamos mejor, que le preocupa el paro, que no descansará para que mejore la situación económica…. ???? A pesar de mirarlo con ojos de besugo, o sea medio encarajotao, alucino un montón. ¡Este hombre vive en el mismo país que yo o en la Luna!

¿De verdad se cree lo que dice? Uf, qué suplicio de hombre. ¡Qué coñazo! ¡Qué decepción me produce este hombre! No por lo que está haciendo, sino porque lo dice alguien que dice que es socialista ¡Qué contradicción! ¡Qué desengaño! ¡Pobre de nosotros los trabajadores, abandonados por los sindicatos y ahora, para llenar el vaso de la decepción, por un partido que creíamos que defendía a los trabajadores tal como reza su nombre: Partido Socialista OBRERO Español. 18 segundos. Ya hasta la TVE le da poca cancha a Zapatero ¿por qué?

Esta última visión de Zapatero no me saca de mi soledad. Me levanto y salgo a la calle acompañado de mi amiga la soledad. Me cruzo con multitud de personas. No sé si alguna de ellas ha escuchado estas mismas noticias que yo en la televisión, pero lo que sí observo en muchas de ellas, en la gran mayoría de ellas, es lo mismo que me pasa a mí: Están solas, se les nota su soledad en el rostro. Sus problemas son sus problemas y de nadie más ¿qué nos está pasando? ....