EDITORIAL-MAYO 2015

“Alea jacta est”.-   

Bueno, pues ya llegó el momento. Ya tenemos las elecciones municipales y sabremos quién será el alcalde que rija los destinos de Chiclana los próximos cuatro años. Esta legislatura ha sido muy dura para el ganador en 2011, el Partido Popular. Le cogió la etapa más dura de la crisis y para colmo se encontró con un ayuntamiento arruinado, con una deuda de 157 millones de euros visibles y otros 17 en facturas que el anterior alcalde, José María Román, había escondido en un cajón y no estaban contabilizadas.

Desde el primer momento Ernesto Marín sufrió el acoso desmedido del PSOE, que se inventó continuos escándalos que quedaron en nada. Incluso en los juzgados. Política barriobajera a la que los socialistas están muy habituados, máxime cuando actúan con la rabia de haber perdido un sillón que creían suyo. Cuatro años de acoso y derribo, de mentiras, de insultos y mala baba.

Una ciudad sin PGOU, con las calles llenas de baches, barriadas olvidadas, ciudadanos cabreados, proveedores sin cobrar los servicios prestados al Consistorio y 12.100 parados en la ciudad del ladrillo, del turismo de 4 y 5 estrellas, de empresas líderes en España en la madera y la construcción.

Esto fue lo que se encontró Marín y encima gobernando en minoría y con la amenaza de que se repitiera lo de noviembre de 2008, cuando Román compró las voluntades de dos concejalas impresentables, que dejaron a Marín para echarse en los brazos del hasta entonces rival, del que habían dicho de todo menos bonito.

Este año son nueve los partidos que se presentan y la incertidumbre es muy grande, porque no se sabe muy bien qué va a pasar. Hay para todas las salsas. Para los masoquistas que quieran volver a padecer a políticos prepotentes que nos llevaron a la ruina; para los idealistas que todavía crean en una izquierda que ya no lo es y que apoya a un partido corrupto con tal de tener su cuota de poder y enchufar a muchos de los suyos.

PARA TODOS LOS GUSTOS

A un partido de derechas, o de centro, que se verá lacerado por los escándalos de sus mayores aunque ellos no tengan culpa de nada; tres formaciones salidas del mismo partido, pero que su cobardía les ha llevado a presentarse con otro nombre por si el descalabro es grande y así no verse dañado de cara a las generales, que es lo único en realidad que les interesa.

Un partido que impide que en las listas vayan personas que se presentaron en otras listas, cuando en el resto de España hay de todas las formaciones. El ejemplo más palpable es su candidata al parlamento andaluz. Esto ha llevado a que esos militantes hayan creado otros dos partidos, lo que hará que el voto se disperse. Vuelve en uno de ellos un viejo rockero, que se enfrentó a sus superiores por cumplir la palabra dada en la campaña, cayendo en desgracia por ello. En política la honradez está mal vista y peor pagada.

También podrán votar a los defensores de los vecinos, que repiten candidata y lista renovada tras el fiasco con la otra concejala. Finalmente, tenemos un partido que pone el andalucismo por bandera y que lleva tiempo con respiración asistida, dando los últimos estertores, y uno que será la tercera vez que se presente, que en las dos anteriores sacó pocos votos y que ahora vuelve a la actualidad gracias a vídeos colgados en la red y empleando un lenguaje soez, que le ha dado más popularidad de lo que nunca imaginó. Frikismo puro y duro.

Lean, comparen y si encuentran algo que merezca la pena, vótenle. Eso sí, no hagan caso de encuestas, están manipuladas y no aciertan nunca. Fíense de su instinto. No hagan caso a los cantos de sirena y sirenos. Que ustedes lo voten bien. “Alea jacta est”.