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Vivencias y nostalgias: El cine de ayer un mausoleo de recuerdos

 
FĂ©lix ArbolĂ­ [colaboraciones].-

A mi mujer le gusta mucho el cine español de los años cincuenta hasta los setenta. Dice que le divierte y distrae, a pesar de sus evidentes fallos técnicos y personales.

Era la Ă©poca de Pepe Isbert, MartĂ­nez Soria, Lina Morgan, una jovencĂ­sima Concha Velasco, Tony Leblanc, Alberto Closas, Emma Penella, y tantos otros que pasaron por nuestra vida dejando alguna huella a travĂ©s de  historias y mensajes que  hoy resultan algo desfasadas, pero válidos en ocasiones.

PelĂ­culas que nos hacĂ­an llorar, emocionarnos, reĂ­r a carcajadas o mantenernos sin pestañear. Al no existir aĂşn la televisiĂłn al alcance de todos los bolsillos, el cine era la  Ăşnica oportunidad de distraernos y llevar a la novia a disfrutar con historias reales y fingidas que hoy no nos llamarĂ­an la atenciĂłn y menos sus argumentos sacados de la vida de nuestros abuelos, que eran entonces los que primaban en las salas.

No sé si éramos más tontos o más sensibles, pero cambiaría con los ojos cerrados aquellos años por estos, con tanta técnica y sofisticación, que han hecho al hombre esclavo y robot de su propio ingenio y han puesto en peligro el concepto de familia.

No quiero omitir, por supuesto, a las tres folklĂłricas del momento: Lola Flores, Paquita Rico y Carmen Sevilla, que llegaron a convertirse en iconos de una Ă©poca y mis más fieles y estimadas amigas. 

PARTIDAS DE PĂ“KER

Retrasando algo la Ă©poca tenĂ­amos a Estrellita Castro, Miguel Ligero, Manuel Luna, JesĂşs Tordesillas –con el que mantuve una buena amistad y era un ser extraordinario y educadĂ­simo-,  Juan EspantalĂ©on, -incapaz de espantar a una simple mosca-, Guillermo MarĂ­n, RaĂşl Cancio, Armando Calvo, Pepe Nieto -otro gran amigo-, etc.

Yo he participado en ambos periodos y he conocido a sus figuras más representativas, cuando llegar hasta ellos y entrevistarlos era un acontecimiento de enorme relevancia y nerviosismo para mí, que los había visto en las pantallas sanfernandinas y gaditanas como divos inalcanzables.
Una de mis mayores emociones fue poder conocer a Elena Espejo y hasta formar parte de sus íntimos, cuando pasábamos los fines de semana en su casa en partidas de póker interminables.

Empezaban los viernes y llegaban a la noche de los domingos, tras unos momentos para descansar. Éramos seis los participantes y yo era el único que no formaba parte del mundo de la escena. Era el más joven y mimado de todos ellos. Conocer a esta actriz fue la experiencia más maravillosa de mi vida.

AMOR PLATĂ“NICO

Yo me enamorĂ© platĂłnicamente de ella viendo su pelĂ­cula “Apartado de Correos 1001” en la Isla, con la novieta que me gustaba entonces. Desde entonces la tuve mitificada. Cuando fui a su casa y la conocĂ­, besĂ© y formĂ© parte de sus más allegados, creĂ­ que habĂ­a alcanzado una estrella, pero no de la pantalla, sino del firmamento.
SentĂ­ mucho su muerte y la de su pareja sentimental, con el que mantuve posteriormente una sincera y buena amistad. HabĂ­amos quedado un jueves en su casa, pues me enterĂ© que estaba enfermo y muriĂł dos dĂ­as antes. Nos quedamos con las ganas de ese gran abrazo, que yo vuelvo a enviárselo donde dicen moran las estrellas que más brillan. 

Luego los Ă­dolos fueron bajando de su pedestal y convirtiĂ©ndose en tertulianos y amigos, desapareciendo el encanto, pero naciendo una bonita y entrañable relaciĂłn de amistad. Jamás pensĂ© cuando vivĂ­a en esa apasionante Isla de LeĂłn de inolvidables recuerdos, e iba al cine “SalĂłn” o al “Almirante, -de mi amigo Zambrano-,  a las sesiones infantiles  dominicales en las que por dos pesetas te echaban dos pelĂ­culas y a veces hasta documentales, que pasados los años iba a estar charloteando, comiendo o entrevistando amigablemente a esos divos y sobre todo divas, de la pantalla, que entonces me parecĂ­an inaccesibles.

Más aún llegar a considerar natural verlas cambiarse de vestuario en sus camerinos, entre función y función, y hasta ayudarlas a desvestirse y vestirse. He visto algunas de nuestras más populares y cotizadas figuras femeninas, casi como la madre las trajo al mundo y puedo asegurarles que había visto mujeres que pasaron por mi vida con más alicientes y cualidades personales.

SESIONES DE CINE

Hoy recuerdo aquellas sesiones de cine donde entrabas  a las tres de la tarde y salĂ­as, como de unas catacumbas, a las siete de la tarde, refregándote los ojos ante la luz de la calle y con unos enormes
calentones en determinadas partes, ante los besos y achuchones con la amiga de turno. ¡QuĂ© vida más simple y cĂłmo disfrutaba con esas simplezas!

Y cuando ahora veo que reaparecen en la pequeña pantalla aquellas inolvidables películas, me acuerdo de mis amores de entonces y echo de menos a algunas de ellas, que eran chicas maravillosas y enamoradas con más o menos intensidad de este incorregible trotamundos. En estos días me he enterado que una de las de mi tiempo, que aún vive, ya es bisabuela.

Normal si tenemos en cuenta que me casĂ© a los veintiocho años y tengo un nieto de veinticinco. Mari Carmen, Teresa, Matilde, Dolores, Pilar, etc., ¿quĂ© habrá sido de vosotras? Yo os llevo en mi memoria como estelas de un pasado que sigue vivo y alborotando mis sentimientos.

No suelo ver estas películas si puedo evitarlo. Yo las llamo mausoleos, pues todos los que aparecen, salvo una minoría que ya está cerca de su meta, han pasado a mejor vida. Lo cual dudo, ya que la que ellos llevaban aquí no era nada mala, por supuesto.

RECUERDOS DEL PASADO

Y yo pienso en los momentos vividos con ellos, en los ratos que hemos pasado juntos y en esa bonita amistad que nos uniĂł y sufro su ausencia, y me doy cuenta de que mi tiempo está en el pasado y aquĂ­ solo soy un individuo desorientado, que no sabe en quĂ© fila colocarse. 

Lo llamaban cine de evasión, porque dicen se hacía para distraer al público y mantenerlo alejando de los problemas que en aquella época también nos fastidiaban. Aunque, en honor a la verdad, todos teníamos una casa o cuatro paredes donde cobijarnos y mal o bien, trabajábamos, comíamos y hasta nos íbamos de juerga.

Dicen que todo era una especie de montaje de las autoridades de entonces para mantener al pueblo alejado de los enredos políticos, puede ser, pero vivíamos más tranquilos y sin tantos follones acumulados.

Las películas reflejaban las costumbres algo pacatas de esos años, donde la honra de una mujer se medía más por el rechazo a las normales efusiones amorosas de su pareja, cuando había moros en la costa, que por lo que hiciera cuando no los había.

Aunque esta expresiĂłn tan usual entonces, ha perdido ya su vigencia porque tenemos moros en la costa, en las ciudades y hasta en el piso de al lado. Al parecer los que sobramos y los invasores somos nosotros.   






3 comentarios:

  1. "Aunque esta expresiĂłn tan usual entonces, ha perdido ya su vigencia porque tenemos moros en la costa, en las ciudades y hasta en el piso de al lado. Al parecer los que sobramos y los invasores somos nosotros."

    Muy bueno lo suyo. Estoy seguro que una de sus pelĂ­cula favorita, y que pusieron hace poco en la
    2, es Raza. Dirigida por José Luis Sáenz de Heredia y con guion técnico del mismo director a partir de un argumento de Jaime de Andrade.

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  2. Usted tendra la experiencia y reconocomiento seguramente merecido, pero por lo que leo que usted escribe para sus paisanos debe ser bsstante pedante

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  3. Hay veces la crĂ­tica es constructiva y sin aguijones y se agradece y hasta sirve para corregir defectrkos y errores que tiodos tenemos,. Se abgradecveOtras, como en los dos casos an teriores, son ofensivas, malintencionadas y dolorosas poara mi, al venir de una tierra a la que solo he hecho amar y kllevar ebn mis sentinmientos todf¡da la voda. A mi me guastĂł "Raqza", que ya sĂ© quien eras su guionista, bajo el seudĂłnimo de Javier Andrade, y me gustĂł Los Ăşltimos de Filipinas, y las de los Hermanos Marx, Tarzán, Laurel y Hardy y tan tas otras peliculas que en tonces eran n uestra unico divertimento, porque no tenĂ­amos televisiĂłn, maquinistas, m ocuiles y demás. Y me vi las de Micker Tiooney, Shirley Temple y Diana Durbin. Tiodo o que n ios echaban No tiene eso nada qjue ver con ideas politicas, que es lo Ăşnico a¡que a ustedes les tiene obsesionados. Yo no vivo de la politica, ni me kimporta jun comino la politica, n i ninguno de las politriccos, ni los de derecha y sus corrupciones, ,los de izquierda y sus pactos y los ultras de ambos bandos que desean volvamos a las cavernas. Mi texto no tiene intencionalidad ñpolitica alguna. Creo yo. Son vivenckias de mis años juveniles en San Fernabn do hy los cines infan tiles, !AHay que ser un poco retorcido para v er en ello petulancia y politiqueo!. Yio a Chiclana y a los chiclanweros no puede desearlles mal alguno, porque siempfre he estado al ñpie del ca´´obn defebndiendo a i pueb,lo y me lo pagan echandome a los leones, como veo. Es ganas de uirzar el rizo y llevar el aguijĂłn de la olitica en todo momento, ven ga bvbien o no venga. Nyuna en la vida he sido petuilante hy algunos k+lo son con menos motivos. Skoy un desdichado que tuvo que abandobn ar su tkierra y famili a ñpatra abrirme cam ino en Madrid y trabajar duro en un lugar donde nadie me conioc´kia y tenĂ­a que ingeniarmela yo solo, pues nadie regala nada y menos en esta selva. Quiero demasiado a Chiclana como patra an darme con artificios, ñpet¡tulancias y demás. Poco debe conocerme y desdfe ,luego no me afectan sus palabras, las de n uinguno, porque cuando se critica sin razĂłn, es como cuando se quiere recoger el humo que sale del cigarro. Si no le guistabn mis escritos, lo veo normal, nunca lleueve a gusto de todos, pero de esto a tacharme de franqhuista Y CATALOGARME POLITICAMENTE Y TACHARME EL OTRO DE PETULANTE PRECISAMENTE CON MIS PAISDANOS, ES YA IR CON EXCESIVA MA,LA LECHE Y ME DUELKE QUE ESTA ACWERCA C RITICA ME VEG¡NGA DE MI QUERIDA KITIERRA DEL iRO, A LA QUE LLEVO SIEMPRE EN MIS SENTIMIENTOS,. pOR FAVOR, NO LLEVE SUS ODIOS E IDEAS POLITICAS, QUE YO NO TENGO, A ESOS EXTREMOS. uN CORDAL SALUDO.

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