La Europa de la reconciliación
Félix de
la Fuente [colaboraciones].-
La
proximidad de las elecciones al Parlamento Europeo nos obliga a una
consideración serena sobre su importancia, una consideración que no venga ya
predeterminada por complejos o intereses nacionales ni por los clichés de los
partidos políticos. Somos mayoría los ciudadanos que no estamos ligados a
ningún partido, y las razones que nos dan éstos quizás no coincidan con los
motivos que nosotros tenemos para querer o no querer votar.
No se
trata, por tanto, de conseguir votos para que gane nuestro partido. Tampoco se
trata de que gane España. Se trata de que ganen los españoles y los ciudadanos
europeos.
La Unión
Europea nació por el deseo de reconciliación entre Francia y Alemania y por el
deseo de paz. “La contribución que una Europa
organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el
mantenimiento de unas relaciones pacíficas. Francia, defensora desde hace más
de veinte años de una Europa unida, ha tenido siempre como objetivo esencial
servir a la paz. Europa no se construyó y hubo la guerra…….
………... La agrupación de las naciones europeas exige
que la oposición secular entre Francia y Alemania quede superada, por lo que la
acción emprendida debe afectar en primer lugar a Francia y Alemania.
(Declaración Schuman, 9 de mayo de 1950).
Esta
declaración daría lugar a la constitución de la primera comunidad europea, la
del Carbón y del Acero (CECA) en 1951. Esta es la piedra angular de toda la
Unión Europea, tanto el año 51 del siglo pasado, como en el actual: La paz y la reconciliación de todos los países de
Europa. La UE ha estado abierta desde el primer momento a todos los
países europeos, y de hecho, a Francia y Alemania se les unieron Italia y los
países del BENELUX (Bélgica, Holanda y Luxemburgo).
FALTA
DE SOLIDARIDAD
Lamentablemente
no corren aires de reconciliación ni en España ni en Europa. Han primado los
intereses económicos políticos y la crisis económica y financiera nos ha
mostrado una falta casi absoluta de solidaridad entre los diferentes países y
un enfrentamiento entre países nórdicos y del Sur, entre países ricos y pobres,
partidarios de la integración y partidarios de la desintegración.
Jamás
ha habido tanto enfrentamiento entre los diferentes países de la UE. Y esto no
se puede cambiar ni con leyes ni con campañas electorales. Europa ha dejado de construirse, ha quedado
paralizada, y hay paro, pobreza, populismo y xenofobia.
La UE nació porque hubo unos políticos que se
reconciliaron entre sí y fomentaron la reconciliación de los ciudadanos.
La democracia española actual, aunque parece que lo hemos olvidado, también se
asentó sobre la base de la reconciliación y del perdón.
En las próximas elecciones no se trata, por tanto, de que venzan las
izquierdas o las derechas. Se trata de que venza Europa y de que venzan los
ciudadanos.
¿Te parece
que estas ideas de paz y de reconciliación no son ya por sí solas suficientes
para interesarte por la integración europea y para ir a votar? Quizás me digas
que no es esto lo que te proponen los partidos políticos o que no crees en
éstos. No te digo que no tengas razón al decir esto. Pero cualquier cosa menos
no ir a votar. Y si no quieres votar por ningún partido, vota por una lista
transeuropea. No importa que tu voto sea de momento nulo. Algún día será válido
y, de todas formas, será un voto por Europa.
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