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Estefanía Díaz y Manolo Sánchez: “Nuestra vida ha cambiado un trescientos por cien, pero hay que seguir adelante, vivir el día a día. Hay personas peor que nosotros”

En abril de 2022 un coche los atropelló, seccionándole la pierna a ella y provocando la muerte de otra pareja que iba con ellos en otra moto. La ilusión de Estefanía es ser Estrella de Oriente.-  

Dicen que la vida te puede cambiar en un segundo y eso es lo que le pasó al matrimonio chiclanero formado por Estefanía Díaz Lobato y Manuel Sánchez Romero, de 42 y 47 años entonces. El día 10 de abril del año pasado, yendo hacia Medina con otras dos parejas en sus respectivas motos, un coche se llevó por delante la vida de una de ellas y la pierna de Estefanía, mientras su marido sufría lesiones graves en un brazo, aunque, afortunadamente, se está recuperando, pero le quedarán secuelas para siempre. La pareja de la otra moto salió ilesa.

Lo que se presumía un domingo más de diversión –salían habitualmente las tres parejas- se tornó en un domingo trágico, con el fallecimiento del matrimonio que iba en la tercera moto, Alberto Díaz y Mari Carmen Soto, él capataz del Nazareno, y la pérdida de la pierna izquierda de Estefanía Díaz, que iba en la segunda moto con su esposo Manuel Sánchez.

Fueron a desayunar a la Venta Piñero en Conil y decidieron acercarse hasta Medina, donde había una concentración de motos. Ellos no son moteros, pero como solían ir por la sierra partieron rumbo a la ciudad asidonense por la carretera que va desde Vejer. Iban tranquilos, a unos 50 kilómetros por hora, pero en dirección contraria se acercaba un vehículo Dacia Duster a bastante velocidad.

ATROPELLO

Al intentar adelantar a otro que iba delante se llevó a Estefanía y Manolo primero y a Alberto y Mari Carmen después. La primera moto ni se dio cuenta del accidente, ya que paso antes y no tuvo ningún percance, regresando al ver que sus amigos no le seguían y tampoco contestaban el teléfono, encontrándose con el accidente y sus dos amigos muertos y Estefanía y Manolo en el suelo. Dice ésta que “aquello era una carnicería según me contaron”. La pierna la perdió en el momento del accidente y la otra pareja falleció en el acto.

El conductor del coche es un joven de 28 años, de Paterna. Le hicieron la prueba del alcohol y drogas y dio negativo. Al ser una carretera con bastante tráfico pronto se personaron la Guardia Civil y ayudas sanitarias, dándose la circunstancia de que pasaba hacia Tarifa un vehículo con médicos y enfermeras, siendo los que los socorrieron y llamaron a la ambulancia y un helicóptero para que la llevaran al Hospital Puerta del Mar de Cádiz.

CELEBRAR LA SUPERACIÓN DE UN CÁNCER

La moto en la que viajaban era una Scooter 400, que utilizaba Manuel para ir a su trabajo en la Casa de Cultura y que aprovechaban los domingos para salir con estos amigos: “A mí la moto me da mucho miedo –afirma Estefanía-, por eso la cogíamos para ir a trabajar o con nuestros amigos a desayunar a algún pueblo cercano como hicimos ese domingo”. En realidad su destino no era Medina, sino Alcalá de los Gazules: “Alberto acababa de superar un cáncer e íbamos a celebrarlo. Habíamos reservado mesa en una venta que hay en la parte de abajo, cerca de la carretera. Se había librado de algo tan grave y perdía la vida de esta forma”.

Estefanía se enteró de la pérdida de sus amigos mes y medio más tarde: “Vino el psiquiatra a verme al hospital y me preguntaba cosas que ya sabía, como que cuántas parejas éramos y le respondí que le había preguntado a mi marido por la otra y él me decía que ya hablaríamos. El médico comentó entonces que esto ya lo tenía que saber y fue cuando me lo contó Manolo”.

SU ÁNGEL DE LA GUARDA

Cuando la montaron en el helicóptero iba consciente, “pero al llegar al hospital perdí el conocimiento. Me pondrían algo para dormirme. No me pudieron operar ese mismo día porque tenía un muñón que se gangrenó a causa de los restos del asfalto y la moto y tuvieron que intervenirme para hacerme una desarticulación de cadera. Me han cortado hasta la ingle. La gangrena estaba cogiendo hacia los órganos y había que actuar rápidamente. Gracias al doctor Gaspar, que me operó, estoy así, aunque quien me salvó la vida fue un médico de urgencias de Jerez, Miguel, que me hizo un torniquete”.

A su marido lo llevaron en ambulancia a Puerto Real. Dice Estefanía que es el que peor está psicológicamente, “porque lo vio todo. Yo caí hacia un lado y no me enteré de nada, pero él miraba hacia el otro y veía a mi amiga muerta. No le suelo preguntar sobre esto para no causar más dolor”.

CAMBIO DRÁSTICO DE VIDA

Manifiesta así mismo que “la vida me ha cambiado un trescientos por cien. A mí y a nuestras familias. Yo hacía mucho deporte, salía en carnaval, me encanta bailar, sobre todo en la feria, hacer teatro, la Navidad y las zambombas y tenía un buen trabajo de panadera en el Carrefour del Tartessus y ahora estoy muy limitada. Todo eso se ha acabado, aunque poquito a poco iré recuperando mi vida”.

Su esposo Manolo tiene problemas en el brazo, mientras que en una pierna, debido a la caída se cortó con la moto y tuvieron que ponerle treinta puntos. Pero la recuperación más importante no es la física: “Ésta se irá mejorando con el tiempo, pero lo que tenemos que recuperar es el ánimo. No nos queda otra. Lo que ha pasado ya no tiene remedio. Cada día voy a rehabilitación y poco a poco voy avanzando, pero hay que poner mucha fuerza y muchas ganas”.

Estefanía y Manolo tienen dos hijos, Manuel (18 años) y Pepe (14): “Los llevamos a un psicólogo como es lógico. Éste dice que aparentemente están bien. El mayor se lo ha tomado un poco mejor, pero el pequeño está todo el día conmigo. No me deja ni un momento”.

VI QUE MI MUJER HABÍA PERDIDO LA PIERNA

También le preguntamos a Manolo por ese trágico día: “Vi un coche que venía a mucha velocidad, votando por la carretera, como descontrolado. Cómo viene ése, pensé y en un segundo estaba mi mujer a veinte metros de mí, tendida en el suelo. Fui consciente desde el primer momento que ella había perdido la pierna. A mí no me dolía nada, pero tampoco me podía levantar a socorrerla. No era capaz de levantar la cabeza de la carretera”.

No había pasado ni un minuto y vio a un matrimonio acercarse a él: “Era un hombre de unos sesenta años y su mujer tenía acento argentino. Ella se fue hacia Estefanía para consolarla y él vino hacia mí. Yo le preguntaba si mi esposa había perdido la pierna y me dijo que sí, pero que no me preocupara”.

Empezó a llegar más gente para ayudarles. Manolo vio lo que quedaba de su moto y un poco más allá el cuerpo de su amiga Mari Carmen: “Sabía que había fallecido y las caras de los guardias civiles y policías locales me lo confirmaron. Eran un poema, lo decían todo. Era dantesco y negaban con la cabeza horrorizados por lo que veían”.

TRISTE FINAL DE SUS AMIGOS

No sentía dolor y lo único que quería era acercarse a su esposa, “que me hablaba con mucha fuerza y sabía que no se iba a ir, tiene mucho valor y nunca pensé que iba a fallecer. Después llegó la otra pareja que nos acompañaba, que se encontró con el accidente. Su mujer empezó a llorar y él, que es bombero y ha visto muchas desgracias como ésta, me negaba con la cabeza cuando le preguntaba por Alberto y Mari Carmen”.

Llegaron los servicios médicos, la ambulancia y el helicóptero, “pero yo solo pensaba en Estefanía”. Al día siguiente se enteró que estaba en el Puerta del Mar: “Me tuvieron que atender los servicios psicológicos del hospital, porque estaba loco perdido, solo quería información de ella. El lunes por la tarde (el accidente fue el domingo por la mañana) pudimos hablar por teléfono y consolarnos mutuamente, dándonos ánimos. Y ahí comenzó la batalla de la recuperación”.

Manolo tiene una fractura de cúbito y radio abierta, le han operado cuatro veces el brazo, consiguiendo quitarle un dolor crónico que tenía, “pero sigo con mis limitaciones y tengo que aprender a vivir con esta secuela que me ha quedado, yendo a rehabilitación, ver al médico forense, la Seguridad Social por un lado, médico de cabecera, el abogado…”.

SOMOS UN EQUIPO Y ESTE PARTIDO LO VAMOS A GANAR

Es un trámite duro de pasar con los médicos y los administrativos: “Espero volver a trabajar pronto, me gusta mi trabajo y soy muy joven para quedarme parado por jubilación. Quiero hacer la vida que hacía antes con las limitaciones que tenga. Mi mujer puede estar tranquila. Ella para mí y yo para ella. Somos un equipo y este partido lo vamos a ganar”.

Manuel Jesús Periñán y Chari Ávila, la otra pareja, han pasado de ser amigos a hermanos: “Nos vemos todas las semanas y él me ha acompañado a Sevilla varias veces. Son también dos afectados del accidente. No han vuelto a montar en moto y nosotros jamás volveremos a hacerlo. Es más. Miro un escaparate con bicicletas y cuando veo una moto vuelvo la cabeza”.

Respecto al causante del accidente, no quieren saber nada. Están a la espera del juicio. Asegura Manolo que “lo único que sé es que están investigando si iba mirando el móvil, que venía muy rápido y que invadió nuestro carril para adelantar a otro vehículo y nos llevó por delante”.

REHABILITACIÓN

La vida de Estefanía antes del accidente era muy normal. Se levantaba cada mañana para ir al trabajo. Estuvo nueve años en el Supersol del Tartessus, “con contratos temporales, nunca fija. Cuando lo compró Carrefour, al hacer un año, el 28 de marzo me hicieron fija y el 10 de abril tuve el accidente”. Quince meses después, su rutina ha cambiado totalmente: “Me levanto a las 7,30 horas. Viene una trabajadora de ayuda a domicilio, Rocío, que me trata muy bien y me ayuda a asearme. Me hace el desayuno, me lava las botas y hace la cama. Está una hora cada día”.

A continuación va a rehabilitación: “A las 9,30 me recoge una ambulancia colectiva y me lleva al hospital de San Carlos, en San Fernando. Allí todo el mundo es encantador, desde las fisioterapeutas a las celadoras. Estoy hasta las 12 y me traen en la ambulancia”. Come y vuelve a rehabilitación, esta vez en Viamed, por la mañana para la pierna y por la tarde,  de 16,00 a 17,00 horas, por un hueso que no ha consolidado unos huesos del cúbito.

En caso de que no lo consiga “tendrán que volverme a operar y hacerme un injerto de la cadera. Por ahora no va mal”. De regreso a casa, descansa en el sofá, ve la televisión y hace la cena, poco a poco, “y voy conduciendo, ya que hemos comprado un coche automático, porque el otro no lo puedo coger. Esta es mi vida diaria”.

VIVIR CADA DÍA COMO SI FUERA EL ÚLTIMO

Pero hay algo que extraña mucho: “Soy una persona muy activa y me encantaba mi trabajo. Lo echo mucho de menos. Igual que a mis compañeros. Antes rebobinaba para atrás, pero me he dado cuenta de que no puedo hacerlo, porque lo paso mal y no consigo nada. Por eso, hacia adelante y día a día, que los vivo como si fueran los últimos, porque la vida te cambia en segundos”.

Ocho meses después del accidente, le pusieron la prótesis: “Me hicieron un injerto y al quitarme los puntos dos se abrieron, estando dos meses con curas, por lo que no podía hacer la rehabilitación de la pierna y tardaron un poco más. En diciembre me la pusieron y en febrero ya me la traje a casa. Poco a poco la cogía, aunque iba a todas partes en silla de ruedas. He ido a la zambomba, no puedo bailar y me dan ganas de tirarme de la silla. Y en la feria también. Lo he pasado mal, la verdad”.

A pesar de todo, Estefanía es muy positiva: “No me gusta mirar atrás. No sirve para nada. Gracias a Dios tenga la cabeza bien, y los brazos. Y como me decían en el hospital, si hubiera perdido uno de ellos no podría abrazar a mis hijos. Si es una pierna se pone una prótesis y puedes caminar, pero no poder abrazar a un hijo…Si me hubiera dado en la cabeza me podía haber quedado en una silla de ruedas para siempre”.

BAÑOS EN LA PLAYA

Por eso “siempre miro en positivo. Dentro de lo malo… Tengo también mis días y bajones, sino no sería una persona. No pienso nunca en el futuro, siempre en el día a día. Cuando llegue el momento y estemos en la plaza, empezaremos a torear, pero en la barrera no voy a hacerlo”. Sus hijos fueron a verla al hospital: “Se quedaron impactados. Les pregunté si sabían lo que me había pasado y me respondieron que lo importante era que me tenían con ellos. Que ya me pondrían una prótesis y caminaría”.

Lo tiene muy claro: Hay que afrontar la vida como te viene y llevarla lo mejor posible y mirando hacia adelante, sin mirar atrás ni en el futuro ni en la vida de antes. Yo tenía una vida y ahora tengo otra, nueva”.

Estefanía y su familia van a la playa a bañarse y los niños le preguntan por qué solo tiene una pierna, ya que la prótesis no la puede mojar: “Me quedé un momento callada y le respondí que había nacido así, que la naturaleza es así. El niño se sorprendió por la respuesta y fue a decirle a su madre que esa muchacha nació solo con una pierna. Los niños me miran y comentan con los padres”.

Confiesa que al principio “me costó, pero ya me da igual que me mire la gente. Y me he bañado. Para entrar voy bien, pues llevo las muletas y cuando veo que me puedo tirar lo hago, pero para salir me tengo que tirar y las olas son las que me llevan hacia afuera”. Su hijo Pepe está con ella, ya que está trabajando de socorrista en la Cruz Roja y se ponen al lado de ésta.

MALU DEL RÍO E IRENE VILLA, LECCIONES DE VIDA

Sin prisa se va acostumbrando a su nueva vida. Tuvieron que adaptar la casa poniendo una rampa a la entrada, una silla que la sube al dormitorio, haciendo obras también en el baño. Todos estos gastos han salido de sus bolsillos, pero ahora se lo tienen que presentar al seguro de la compañía del causante del accidente.

Estefanía ha tenido la ayuda de otras personas que también han perdido una o dos piernas, como es el caso de Malu del Río, de San Fernando, y de Irene Villa, que perdió las dos y tres dedos de la mano izquierda cuando tenía 12 años, por un atentado de ETA: “Malu me dio muchos ánimos cuando hablé con ella y me dijo que no me preocupara, que ella, sin una pierna también, lo hacía todo, que la vida seguía. Me explicó lo de las prótesis y las ortopedias.

También le dijo que conocía a Irene, que vendría a su casa en agosto y me llamó. Irene me dio una lección de vida tremenda y es una mujer muy positiva. Manolo le habló de dar una charla en Chiclana y vino a través del Ateneo en marzo de este año, con la sala llena, que se quedó pequeña”.

SU ALEGRÍA ES UN EJEMPLO PARA TODOS

El accidente le viene a menudo a la memoria, “sobre todo cuando veo un coche como el que nos atropelló. Recuerdo a Manolo en el suelo igual que yo, gritándole que nosotros podemos, por los niños. Y algo muy importante, en ningún momento pensé que me moría. Ahora sí veo la gravedad que yo tenía, pero entonces no. No era consciente. Preguntaba por la herida y descubrí lo que me pasaba cuando me llevaron a la UCI, porque me levanté la sábana y lo vi todo rojo y que me faltaba la pierna”.

Cuando entró su madre Aurelia llorando, Estefanía le dijo que “no pasa nada, mamá, no llores. Me pongo un vestido largo y ya está”, pero no sirvieron de nada esas palabras porque se desmayó y tuvieron que llevarla a urgencias. Su madre está muy orgullosa de ella: “Es una persona muy fuerte, la que nos tiene a toda la familia con energía, que nos transmite cada día su alegría y es un ejemplo para todos. Y tiene un marido que siempre está pendiente de ella, que no le falte de nada. Es un buen padre. Siempre ha sido así y estoy muy orgullosa de mi yerno”, nos dice emocionada.

Estefanía siempre ha sido una persona positiva y ahora lo es aún más, “lo que me ha ayudado a llevarlo lo mejor posible”. Su marido Manolo es “mi amigo, mi compañero. Para mí lo es todo”.

QUIERO SER ESTRELLA DE ORIENTE

Estefanía tiene un sueño y espera cumplirlo: “Me gustaría ser Estrella de Oriente. Sería una experiencia muy bonita, viendo las caras de los niños y la alegría por coger caramelos. Me encantaría. Es lo que más ilusión me hace”. Pues ya tiene la Asociación de Reyes Magos la candidata idónea para 2024. Mejor no la van a encontrar. Y salir en carnaval y andando, porque en la silla “me siento una persona mayor”.

Antes de despedirnos, Estefanía nos dejó una máxima: “La vida es muy bonita, hay que vivirla día a día, no debemos preocuparnos por cosas insignificantes, que hay cosas peores y por cualquier tontería nos calentamos la cabeza. La vida es solo una y hay que vivirla a tope. La vida nos ha cambiado un trescientos por cien, pero hay que seguir adelante y hay personas peores que nosotros”.

PACO LÓPEZ

 

 

5 comentarios:

  1. Gran pareja que ha sabido afrontar lo que les pasó con gran entereza y demostrar que la vida, a pesar de todo, sigue y hay que vivirla lo mejor posible. Gran lección

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  2. Hayy Estefania siempre te tengo en mi mente , bueno y tu madre uuuuffff recuerda lo que te dije. Desde el primer dia asta el ultimo junto a ti ,Toda la familia es una piña .muchos besos ,CAMPEON@s

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  3. Gran pareja,son admirables .los aprecio muchísimo a todos ellos,desde su madre Aurelia,hasta su hijo Pepe.son familia perfecta al 100%100.y de ella que decir...una grandísima ganadora de la vida.

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  4. Que reportaje mas bonito. Enhorabuena a su autor. Sin morbo y contando la realidad de una pareja y de un accidente que les cambió la vida y segó las de otras dos personas. Y a ver si se cumple su sueño de ser Estrella de Oriente. Se lo merece.

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  5. Me ha encantado la entrevista, lo mismo que me encantan ellos, son una pareja maravillosa, llena de vida y energía positiva, os deseo lo mejor, y me alegro que poco a poco, todo va saliendo bien, un fuerte abrazo a los dos. La vida es maravillosa ;)

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