Una imagen vale más que mil palabras
Francisco M. Navas [colaboraciones].-
El pasado día 13 volvió a ser otro día histórico. La caverna política tuvo que soportar en el Congreso de los Diputados, mal que le pese, una nueva imagen y una nueva forma de hacer política. Desde una diputada negra, pasando un diputado con rastas, hasta, cómo no, la hermosísima imagen de Carolina Bescansa con su hijo de pocos meses en brazos, recordándonos a todos el imprescindible papel que desempeñan nuestras mujeres en la sociedad, el enorme esfuerzo que muchas de ellas deben realizar para participar en pie de igualdad con los hombres, tanto en la vida laboral como en la vida política.
Qué ridículo queda tanto traje y corbata ante la irrupción de gente que viste como nosotros, que piensa como nosotros, que defiende lo que nosotros defendemos y que ha accedido al Congreso de los Diputados gracias a nuestros votos.
La derecha corrupta y rancia del PP se vio desbordada por esa bocanada de aire puro que inundó las formas y hasta los juramentos. La mala educación volvió a aparecer en forma de abucheos en la bancada popular cuando muchos de los nuevos diputados, además de jurar acatar la Constitución Española, se acordaron en voz alta de las personas que los habíamos votado y de por qué estaban allí.
Desde muy joven me ha interesado la política y nunca he visto nada igual desde la transición democrática. En la foto de los grupos parlamentarios frente a la puerta del Congreso, vimos a Pablo Iglesias llorar entre sus diputados y diputadas, porque, en contra de lo que se nos enseñó desde pequeños, los hombres también lloran. Y me atrevo a asegurar que sus lágrimas tenían más que ver con el sueño realizado de poder representar a los marginados que por la emoción del momento en sí.
ILUSIÓN
Esta gente joven, pero sobradamente preparada, nos ha devuelto a muchos viejos la ilusión por la política y por una verdadera regeneración democrática, fundamentalmente porque sus mensajes son coherentes, porque practican con el ejemplo y, sobre todo, porque tienen las manos limpias de corrupción. Da igual de dónde vengamos, da igual cómo pensemos.
Muchos de nosotros, que hemos militado en partidos políticos y que tuvimos que abandonarlos por la pestilencia a corrupción que despedían, confiamos en que sean ellos quienes nos devuelvan la confianza en la clase política, en la honestidad, en la decencia, en la permanente negación a los apaños y a las componendas.
Y lo deseamos de todo corazón, precisamente porque también nosotros, en su día, trabajamos y luchamos por traer la democracia y la libertad a este país, y nos ilusionamos desde el principio con ambas, para acabar dándonos cuenta con el tiempo de que, lejos de contagiar con sus prácticas la izquierda a la derecha, fue la derecha la que acabó corrompiendo a la izquierda con las suyas.
De hecho, las prácticas políticas no pueden cambiarse de la noche a la mañana. Y de eso podemos dar fe con las componendas para elegir mesa del Congreso entre PP, PSOE y Ciudadanos, y con el vergonzoso pacto entre PP y PSOE en la mesa del Senado para que Podemos, con doce senadores y senadoras, no tenga un puesto en la misma, como le correspondía numéricamente, otorgándoselo al PNV (recordemos, Partido NACIONALISTA Vasco) con tan sólo siete. Viejos comportamientos políticos en nuevos tiempos.
LA AMBICIÓN DE PEDRO SÁNCHEZ
La ambición de Pedro Sánchez por ser presidente de Gobierno no le deja ver más allá de sus narices. De una parte, pacta con los populares las mesas del Congreso y del Senado, eso sí, a través de Albert Rivera, para que no se le vea el plumero, y a continuación sale en televisión hablando de pataletas de Podemos, de comportamientos pueriles… Vale, de acuerdo.
Todavía no se ha enterado de que, frente a él, que no es sino un pobre producto de la mercadotecnia renovadora del PSOE con fecha de caducidad por anticipado, tiene nada más y nada menos que a Pablo Iglesias, un verdadero animal político hecho a sí mismo que, en sólo algo más de un año, le ha pegado un bocado de varios millones votos entre sus electores de siempre y que, tarde o temprano, a poco bien que lo haga, se lo acabará comiendo entero.
Pedro Sánchez se olvida, para colmo de miopía política, de que en política no se puede vender el futuro por un plato de lentejas. Y si su pacto con el PP y Ciudadanos le acarrea una votación en contra de Podemos a su investidura, que se vaya despidiendo de la Moncloa, porque los números no le van a cuadrar.
NEGOCIACIONES
Y aunque Podemos, tras la pertinentes negociaciones y tras la firma de los necesarios documentos de compromiso político, le apoye finalmente en su investidura como presidente del gobierno frente a Mariano Rajoy, que se vaya preparando, porque va a tener que aprobar leyes que realmente saquen a la gente de este inmundo pozo en el que nos ha sepultado el PP y que corrijan más de un desvarío del PSOE en los últimos tiempos.
De lo contrario, su presidencia durará menos que un caramelo en la puerta de la escuela. Y cuando esto suceda, ahí lo estarán esperando los barones y baronesas, para ajustarle el traje.
Yo, de él, no sacaría mucho pecho, y me bebería todos los días algunos litros de humildad. Con noventa diputados de trescientos cincuenta, y con los suyos esperando la ocasión propicia para defenestrarlo, o se cree realmente que representa a un partido que se dice socialista y obrero, y actúa en consecuencia, o se vuelve al lugar del que salió, eso sí, sin pena ni gloria y con el rabo entre las piernas.
Solo falta que le pionga un altar a Pablo Iglesias, un mausoleo a la maternidad con la VBVescansa enseñando a su niño y mien tras la criada suramericana esoperando en la calle para recogerlo cuando saliera ya la foto maternal y a los que llegan de fuera y ocupan un escaño en n uestro Parlamento, porque lógicamente miraraán más por los suyos, que por l9os nuestros. No se puede hacer una l9oa tan romántica de un partido que no va precisamente de santo y solidario. Yo, pienso que ni tan calvo, ni con dos lepu8cas, a menos que Podemos y sus dignos representantes le hayan obnubilado y se c rean que son el "nom plus ultra" de la decencia, la honestidad, la eficacia y el pluralismo., porque tienen a un rasta y a una señora de color entre sus dispuitados. ¿Es que no había diputadas españolas mas capacitadas y de origen?. Lo siento, pero no estoy dem acuerdo con ello0. Con el resto sobre el PP y Pedro Sanchez, si.
ResponderEliminarExiste lo apropiado y lo inapropiado. Así como no sería muy normal que un padre o una madre docentes acudieran con su bebé a impartir clases, todos entenderan porqué, tampoco considero apropiado que una señora diputada acuda al parlamento con su bebe, que por supesto le impedirá atender como debe sus obligaciones de parlamentaria además de no resultar el lugar más apropiado para la criatura.
ResponderEliminar¿Qué adjetivo le ponemos al hecho? Ustedes eligen pero como mínimo inapropiado.
En cuanto al color de la piel, la tipología del peinado o la indumentaria de la gente me importa un pito mientras no ofenda a los que le rodean y cumplan con la misión que les ha sido encomendada.
Un saludo