Chiclana, cuna de oficios: Aceitunero-Manuel Chaves Aragón, el aceitunero: Carrera con sabor

PEPE VELA M. [colaboraciones].-

El producto que más identifica a nuestra tierra es el olivo y, por tanto, nuestras aceitunas, siendo España el mayor productor del mundo. Nuestro protagonista es un gran conocedor de ellas: Manuel Chaves Aragón, conocido también como Manolo el aceitunero.

Manuel nació en Chiclana en 1942, en la calle Cayetano del Toro, más conocida como Fierro. Estuvo en varios colegios, en el que había en la calle Jardines, conocido como el Pan Para Pan, y el de La Salle, que estaba en la Alameda junto a La Cubana, donde trabajaba su hermana, y él empezó a hacerlo compaginando la escuela y su primer trabajo.

Lo que conocemos por el colegio de la calle del Fierro era el Palacete del Conde del Pinar y en el bajo estaba la ferretería de Martín Periñán y también la tienda de comestibles del Niño la Finca, que fue el último que estuvo. Él vivía en el nº 19, una casa más arriba. Un día encontró el local abierto y entró a ver, y el señor que estaba dentro le preguntó si quería ayudarle a limpiar, aceptando. Tenía 13 años.

Mal comienzo tuvo Manuel Chaves con su recién estrenado trabajo, pues en el momento de ir para llenar una espuerta de basura, una tabla le esperaba con una puntilla, clavándosele en el pie.

 

ESPARTERO

Don Joaquín Ramos Rivera, dueño del negocio a instalar, le dijo que no se moviera y pisándole la tabla le empujó, sacándole el pie de la puntilla maldita, y cogiendo un botiquín que tenía, le puso la antitetánica que llevaba, pues era militar de Medicina, pero ni así se libró de coger el tétano. Tuvo suerte, recuperándose y volviendo a las labores de adecuación del local.

Don Joaquín tenía una espartería en la calle La Vega, trasladándola al local nuevo junto con su espartero, Juan Martínez Verdugo, con quien Manuel empieza de ayudante, además de la venta de artículos de barro, típicos y necesarios de la época, lebrillos, tinajas, cantaros, etc.

Llegó a especializarse en la espartería haciendo serones, esportones, espuertas terreras y los celebres serones terreros, más pequeños de lo normal, para cargar arenas de la playa, o redores y esteras para el hogar.

 

 

ADOPCIÓN

Contaba 16 años cuando don Joaquín se asocia con Fernando el Mohíno, para empezar con el negocio de las aceitunas. Tenían alrededor de 8 a 10 bocoyes, que hacía cada uno 440 kilos, donde traían las aceitunas en salmuera y ellos las aliñaban. La verdial, tetua, picuda, azafeirón, aloreña, sevillana -que era para la manzanilla-, y la gordal, que era la que más se vendía. Los puntos de ventas eran en la calle Fierro y La Plaza, en las afueras del mercado de abastos con un puesto desmontable.

Su mujer era Carmen Marín Verdugo, hermana de Pepe Marín, que debido a una grave enfermedad y a los costos de los tratamientos, don Joaquín se arruinó, pero no se amilanó y siguió adelante.

Cuando Manuel se fue a la mili, su hermano José, 6 años más pequeño, se incorpora para sustituirlo. Hizo la mili en 1965, siendo destinado a Melilla -de donde había venido don Joaquín-, teniendo muy buen destino en la Ayudantía de Capitanía.

Estando allí le llegó una carta del juzgado para que confirmara los datos para la adopción de él y su hermano por parte de don Joaquín Ramos Rivera. Quedando viudo y sin hijos, había decidido adoptar a los dos hermanos para poder dejarles en herencia lo que tuviera, empezando por el propio negocio. “Era muy buena persona y con él estuvimos muy bien”, manifiesta Manuel.
 

ACEITUNERO

Al volver de la mili su padre adoptivo fue dejando que ellos decidieran, abandonando la venta de vasijas de barro y los espartos, por la introducción del plástico y la mayor demanda de las aceitunas.

Compraban las aceitunas en El Arahal (Sevilla) y después de la venta de las mañanas se iban a la nave que compraron en la carretera de Medina, en la que ya podían tener más cantidad de olivas, así como una maquina clasificatoria y donde preparaban todos los aliños para éstas, incluida la manzanilla, que tiene un proceso más difícil, ya que se hace con sosa caústica y los bocoyes de madera les daban mucho trabajo, pues la fermentación provocaba una bajada con el consiguiente rajado de las duelas, que era más acuciante cuando llegaba el levante, teniendo que requerir, que era como se llamaba rellenar dichas aberturas con papel.

AMPLIACIÓN DE PRODUCTOS

Con la llegada de las vasijas de plástico se ahorraban muchas horas de trabajo, pudiendo traer más cantidad de kilos, y el puesto que tenían en la calle La Plaza lo pasaron dentro del mercado, y eso, junto al aumento de la venta en los bares, empezaron a ir cada vez mejor. Un día una clienta le pidió aceitunas partidas para aliñarlas para una amiga. Era Niña Pastori. Manuel las vendía partidas y daba las recetas a los clientes que vienen de todas partes.

En el puesto se vendían solo aceitunas y al haber cada vez menos reparto, empezó a introducir productos de Bárbate como los arenques, teniendo una buena aceptación y mejorando las ventas del puesto.

Manuel y su hermano José han estado siempre juntos, llevando cada uno un puesto diferente, Manuel en Chiclana y José en San Fernando, en el mercado San Antonio, más la venta ambulante y el reparto a muchos clientes de bares. Todas las cuentas eran de los dos hasta que Manuel se jubiló, aunque su hermano también lo está.
 

LA SAGA CONTINÚA

Es entonces cuando se incorpora al puesto su mujer, Fernanda Rodríguez Ragel, que llevan juntos desde los trece años y con la que se casó cuando tenía 25 años, haciendo las bodas de oro este año. Tienen cuatro hijos, Sebastián Alberto, Manuel Jesús, Mari Carmen y el pequeño Juan Francisco.

Fue su esposa la que cogió las riendas del puesto, pues sus hijos habían seguido otros caminos, pero su hija, que llevaba trabajando más de 20 años en un hipermercado, decidió el año pasado coger el puesto de su padre acompañando a su madre, que con 72 años sigue activa.

La hija, Mari Carmen Chaves, gran deportista y habituada a ganar muchas carreras en las que ha participado, ha decidido coger el relevo de su padre, por lo que estamos convencidos que, acostumbrada a ganar, será una gran carrera con triunfo total.