PUENTE CHICO: Una terca perspectiva... de 30 años

 

JESÚS ROMERO ARAGÓN [colaboraciones].-

 

Yo estaba entonces recién llegado de Salamanca. Desde allí escribí durante un par de años Chiclana en la distancia. Pero a mi regreso la revista El trovador -acaso cumplida ya su finalidad particular- había cerrado sus puertas, y yo y otros como yo nos habíamos quedado más o menos a la intemperie.

 

Fue en ese contexto que encontré -aparte otros amigos, otros compañeros de un rato de camino- a Paco López. De fondo, El Periódico de la Bahía. De nuevo, un lugar donde escribir más allá de los cuadernos domésticos y silenciosos. Mi tiempo en sus páginas fue breve. No me hundí con él como el Vaporcito del Puerto, sino antes.

 

Tras esta experiencia, no del todo fallida, el grupo humano, más que sólo restos del naufragio. Ellos armaron PUENTE CHICO y tuvieron a bien invitar a los amigos. No era El Periódico de la Bahía pero tampoco El Trovador más cultural y literario de sus orígenes. Pero no había mucha más oferta y agradecimos, contra la intemperie, el calor de sus páginas, su acogida.

 

A no pocos les parece que, por escorado el contenido -en selección de temas, en tratamiento-, mejor sería que revistas así no existieran. No conozco publicación periódica de información – o más o menos tal- que no tenga línea editorial. Y en tanto que, conocida ésta, no hay lugar a engaño.

 

PERSPECTIVAS

 

Lo dije hace unos años a propósito de PUENTE CHICO y lo repito ahora: sólo la parte que se muestra pretendidamente como todo miente. Pero desde Ortega ya sabemos que no hay visión, sino perspectiva y que ésta se dice necesariamente en plural. Igual no se trata, pues, de silenciar perspectivas no compartidas, sino de hacer públicas otras que, en beneficio de la verdad, la complementen.

 

Vuelvo a Salamanca un momento. Allí escribí por primera vez en prensa. Fue a raíz del estreno de aquel tostón de La última tentación a quien los escandalizados hicieron el favor de tantísima publicidad. Recuerdo que terminaba diciendo algo así: parece ser que ciertos sectores de la Iglesia han descubierto el poder de comunicación del cine y quieren, inquisidores trasnochados, silenciarlo. ¿Por qué no mejor, si descubierto el poder de este lenguaje, usarlo? No censuren películas. Hagan ustedes otras.

 

Paco López, amante del cine como pocos aquí -aunque algunos otros hay-, se embarcó en la suya hace años. Y ya son treinta. Si faltan otras, no será culpa de quien hace la propia, supongo. Habrá que añadir perspectivas.

 

*Gracias por aquél amplio artículo de hace casi exactamente dos años y medio. Hay cosas que nunca dejan de agradecerse. Lo acogiste en tu vida. También en tus páginas.